Por Sebastián Rivas Junio 6, 2013

Klaus Schmidt-Hebbel: "Es un buen momento para salir con propuestas novedosas, porque el ambiente político actual está menos para consensos que hace una década atrás (…) Se plantean paquetes de propuestas en algunos temas, que incluyen elementos de izquierda y otros de derecha, y pueden facilitar los acuerdos políticos".

Andrea Tokman: "No teníamos conciencia de la facilidad con que hoy se moviliza a la ciudadanía, no estábamos preparados para reaccionar, y fuimos perdiendo capacidad de adaptarnos a esta realidad. Muchas de las propuestas parten de este nuevo escenario".

Klaus Schmidt-Hebbel: "Nos interesa mucho entender más a los movimientos y a los líderes. Los invitamos a nuestra mesa de discusión en forma reiterada.  Como país, hemos avanzado en entender sus posturas y demandas. Yo veo al Grupo Res Pública como parte de este proceso".

La agenda de Klaus Schmidt-Hebbel y Andrea Tokman ha estado recargada en las últimas dos semanas. Como coordinadores del Grupo Res Publica Chile, a los economistas les tocó representar al equipo de 12 miembros en la presentación de las 95 propuestas que la instancia, originada a partir de una idea del empresario Andrónico Luksic -quien financió su ejecución-, realizó el pasado 17 de mayo. Pero, además, han liderado seminarios en regiones para abrir el debate sobre los planteamientos: ya estuvieron en Viña del Mar y Concepción, y este lunes 10 le tocará el turno a Coyhaique.

Ambos están entusiasmados con la recepción de su trabajo. El pasado lunes 3, la segunda edición del libro que contiene las 95 propuestas entró a imprenta. Los primeros 1.500 ejemplares ya se agotaron. “Pensábamos que nos íbamos a quedar largos con esa cantidad”, afirma el economista, añadiendo que el nuevo tiraje tendrá entre 2.000 y 2.500 ejemplares. Con ese trasfondo, Schmidt-Hebbel y Tokman salen a destacar un punto clave del grupo: trabajar transversalmente desde una perspectiva técnica, abordando la necesidad de llegar a consensos en un Chile cambiante y políticamente más polarizado. Algo que, según plantean, tiene potenciales riesgos que deben enfrentarse pronto.

-En su introducción plantean que “el tiempo apremia” para realizar ciertos cambios. ¿Es un diagnóstico compartido del grupo?

Klaus Schmidt-Hebbel: Totalmente compartido. Por eso nos dedicamos un año a pensar Chile, porque tenemos la convicción que debemos realizar cambios ahora y no dejarnos llevar por la inercia. Estamos en una situación que se ha llamado en el mundo la trampa del ingreso medio, que es cuando a los países se les hace más complejo seguir avanzando a igual ritmo y surgen riesgos importantes que nos pueden desviar de una senda virtuosa de crecimiento con mayor igualdad. Y ése es el gran reto. Porque también es posible que no avancemos en esa senda, no solamente en el ingreso per cápita, sino también en igualdad y en derrotar la pobreza en forma definitiva. Enfrentamos en Chile múltiples brechas y falencias, en lo político, económico y social.

-En el texto dicen que hay síntomas de “fatiga institucional” y una “sensación de malestar”. ¿Cómo se enfrenta eso?

Andrea Tokman: La necesidad de actuar ahora tiene que ver con esas perplejidades y esas paradojas que abundan en Chile, muchas de las cuales están presentes también en otros países de ingreso medio, pero también están las que son particulares a nuestro país. Describimos varias de ellas en la introducción. Algunas que tienen que ver con la sensación de falta de canales institucionales apropiados para plantear las necesidades y aspiraciones crecientes de la ciudadanía, las que muchas veces se expresan a través de la calle y las redes sociales. La urgencia es renovar la política y sus instituciones, para que esos grupos, que están expresándose a través de la calle, puedan hacerlo de forma más sincronizada y con mayor impacto.

-¿Cómo describirían el actual momento del país en cuanto a la capacidad de lograr acuerdos?

KSH: La capacidad de lograr acuerdos transversales o. al menos mayoritarios, se ha ido deteriorando en la última década. De ellos nos hacemos cargo en nuestro trabajo al generar estas propuestas, presentándolas ahora en buena parte de Chile, para que sean discutidas, mejoradas y, finalmente, acordadas en las instancias políticas que corresponda. Por supuesto, en democracia los acuerdos políticos no se lograrán ni en la calle ni en los medios sociales, sino que va a ser en las instancias que corresponda: el gobierno y el Congreso.

-¿Creen que es necesario que se logren esos consensos?

KSH: Eso está en la génesis del grupo: el gran interés nuestro y de la persona que es nuestro mandante y financió el trabajo -Andrónico Luksic- es, primero, que se piense en forma fresca y distinta; segundo, que se generen propuestas creativas y aportantes a un Chile mejor; y en tercera instancia, necesariamente, es aspiración nuestra contribuir para que luego se adopten cambios en las direcciones propuestas por el Grupo. Por eso vamos al Congreso, a las regiones, presentamos nuestras propuestas a las principales dirigencias sindicales, empresariales y estudiantiles.

-Durante dos décadas se dio un modelo político en base a acuerdos. Hoy día el clima está más polarizado. ¿Ustedes aspiran a que ese escenario se retome?

AT: Ésa es justamente nuestra aspiración. A lo mejor es muy ambicioso, pero creemos que la mejor forma de llegar a consensos y seguir avanzando es justamente debatiendo en base a ideas y no en base a ideología. Muchas de nuestras propuestas fueron debatidas intensamente y fueron elaboradas pensando en la necesidad de generar un apoyo amplio.

"LOS MOVIMIENTOS NOS PILLARON POR SORPRESA"

Las propuestas del grupo han generado un fuerte debate. Entre ellas, están ideas para la reforma del sistema político, cambios en el esquema tributario y en el área educacional, generar un acuerdo para avanzar en el tema de la energía y avanzar hacia la despenalización de las drogas, entre otros. Todo con un trasfondo especial: son los autores de cada capítulo los que suscriben las propuestas, que en ocasiones tuvieron diferencias, incluso al interior del grupo.

-Los autores se hacen responsables de cada una de sus partes. ¿Por qué se dio eso?

KSH: Podríamos haber producido un libro consensuado, pero con la mitad de las propuestas o menos. Nos parecía muy interesante incluir propuestas que sólo serían firmadas eventualmente por la mitad o una parte del grupo, pero que agregan valor al debate. No fue una cosa pensada de antemano: finalmente acordamos generar propuestas en capítulos separados y firmados por sus autores. Pero esto no impide que la adhesión a las propuestas por los demás miembros del grupo no vaya mucho más allá de sus autores.

-El libro habla de buscar el equilibrio entre la “pretensión tecnocrática” y la “viabilidad política”. ¿A qué se refiere esa frase?

KSH: Hubo mucha discusión interna en torno a que quizás la idea A, B, o C era una buena idea, pero de baja viabilidad política de que se generara un consenso y una implementación en los siguientes dos a diez años. Al final, acordamos incluir propuestas que, sabiendo que no van a concitar mucho apoyo en el corto plazo, creemos que son esenciales para lograr un país mejor en el largo plazo. Y también planteamos formas para construir un consenso futuro como, por ejemplo, cuando proponemos una Comisión Asesora Especial para la Descentralización Regional o un programa en dos etapas, y de largo plazo, hacia la legalización de las drogas. En ese sentido, nuestras propuestas reflejan una combinación de idealismo y de realismo.

-Hay sectores políticos que en los últimos años han hecho una crítica abierta al rol que han tenido los técnicos. ¿Cuál es la mirada que se tiene desde el mundo técnico sobre el actual escenario político?

KSH: Yo no me atrevería a generalizar sobre ese tema. Creemos que es un buen momento para salir ahora con propuestas novedosas, porque el ambiente político actual está menos para consensos que hace una década atrás. El Grupo Res Publica Chile propone hoy cosas para facilitar la discusión técnica y política en temas complejos. Así, se plantean paquetes de propuestas en algunos temas, como la regulación laboral, la energía o la delincuencia, en los cuales se complementan medidas que fortalecen los mercados con otras que refuerzan el rol de la regulación o la intervención estatal. Estos paquetes de medidas, que incluyen elementos de izquierda y otros de derecha, todos bien pensados técnicamente, pueden facilitar los necesarios acuerdos políticos.

-En su trabajo hablan de “un nuevo Chile”. En los partidos políticos reconocen que les ha sido difícil entender ese escenario. ¿Creen que también desde el mundo técnico ha costado adecuarse a esa realidad?

KSH: Yo creo que sí. Ahora, yo no llamaría al Grupo Res Publica Chile como un grupo puramente de técnicos o tecnocrático. Son personas de buena formación técnica, pero que están conscientes de las sensibilidades y de las posiciones políticas en el Chile actual. De hecho, hay militantes de partidos en nuestro grupo y hoy día cuatro personas participan activamente en la elaboración de los programas de las candidaturas presidenciales. Pero volviendo a tu pregunta, perplejidades hay hoy en Chile, sin duda.

-¿Cuál es la mirada sobre el escenario?

AT: El mundo actual es de gran dinamismo y complejidad. No estábamos preparados para hacerle frente a este dinamismo, no teníamos conciencia de la facilidad con que hoy se moviliza a la ciudadanía, no estábamos preparados para reaccionar, y fuimos perdiendo capacidad de adaptarnos a esta nueva realidad. Muchas de nuestras propuestas justamente parten de este nuevo escenario.

-¿Y cómo se refleja esa situación?

KSH: Creo que nos pilló por sorpresa a todo el país, incluyendo a los técnicos, los políticos y los académicos, primero el movimiento de los pingüinos de 2006, y luego su reedición, mucho más intensa y más fuerte, en 2011, con consecuencias hasta la fecha. También los movimientos regionales: vamos a estar en Aysén ahora y uno de nuestros comentaristas va a ser Iván Fuentes, el líder del movimiento social de Aysén. Nos interesa mucho entender más a los movimientos y a los líderes. Los invitamos a nuestra mesa de discusión en forma reiterada.  Como país, hemos avanzado en entender sus posturas y demandas, y a digerirlas con cambios realizados o propuestos. Yo veo al Grupo Res Publica como parte de este proceso.

"LOS THINK TANKS TIENEN UNA LABOR PERMANENTE"

El cronograma del Grupo Res Publica Chile contempla exposiciones y seminarios hasta mediados de agosto. Después de esa fecha, el grupo terminará su trabajo, algo que Schmidt-Hebbel y Tokman marcan como un elemento clave para entender la naturaleza del trabajo.

-Varios de los expertos que ustedes convocaron son personas que trabajan en think tanks o en facultades de gobierno. ¿Por qué se generó un grupo alternativo y no se canalizó la discusión a través de estos centros?

KSH: Primero por el origen de la idea, que no fue nuestra, sino que fue una invitación de un empresario privado, quien sacó dinero de su bolsillo para financiar nuestra dedicación a esto. En segundo lugar, porque somos un grupo transversal en lo político. Y, además, porque Grupo Res Pública Chile es un proyecto transitorio, que termina de acá a pocas semanas más. En cambio, los think tanks tienen una labor permanente y muy valiosa, porque proveen análisis no solamente a sus partidarios, sino también a los congresistas. Y eso es útil y necesario. Pero típicamente responden a visiones más parciales o partidistas de la realidad. Por ello, ojalá que nuestras ideas se debatan y se mejoren en el trabajo de muchos think tanks de Chile.

-¿Cómo ha impactado que las propuestas sean debatidas en un año electoral?

AT: Yo creo que el lanzamiento de nuestras ideas ocurre en un buen momento, casi ideal. Es el momento en que la discusión programática abunda, donde mucha gente está pensando en Chile. Nuestro aporte es entregar ideas para enriquecer este debate.

KSH: Cuando empezamos esto, el año 2011, pensamos que íbamos a terminar un poco antes, pero nuestro atraso permitió finalmente lanzar las propuestas en el mejor momento posible: en plena campaña de primarias, en que se están generando las primeras ideas de los programas presidenciales.

-¿Qué les parece que haya candidatos presidenciales que ya hayan hecho suyas propuestas de ustedes, como Andrés Allamand?

KSH: Me parece bueno, es el principal objetivo nuestro. Francamente, yo no espero que ninguno haga literalmente una propuesta nuestra suya, porque son debatibles y mejorables. Pero lo que sí nos encantaría es que, en la dirección que nosotros proponemos, se mueva el país. ¿Y cómo hacemos eso si es que los tantos candidatos que hay hoy día no toman algunas variantes de nuestras propuestas?

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