Por Josefina Ríos Mayo 2, 2013

Melero  telefoneó a Longueira el viernes para sondear si estaba disponible para asumir una candidatura presidencial. Sin embargo, al día siguiente el presidente de la UDI acompañó a Golborne en una rueda de prensa, donde reafirmó su intención de competir en primarias.

Martes 30 de abril.12.00. Pablo Longueira baja entusiasta desde el despacho presidencial por las escaleras que dan al Patio de los Naranjos. Abajo lo espera la prensa y varios funcionarios de gobierno. Con el palacio de La Moneda como telón de fondo, el recién renunciado ministro de Economía habla por más de 40 minutos sobre el inicio de su súbita candidatura presidencial. Está tranquilo y de buen humor y se refiere en los mejores términos a su más probable contendora, Michelle Bachelet, a quien califica como “una mujer extraordinaria”. Mientras a esa misma hora en el comando de la ex mandataria toman nota del nuevo panorama político y observan la escena con irritación acusando intervencionismo electoral.

La operación ha sido todo un éxito. En apenas cuatro días, la UDI con apoyo del gobierno logró bajar al candidato independiente Laurence Golborne y ungir a un hombre de sus filas para que compita en primarias con Andrés Allamand.  La jugada se gestó en reuniones secretas en la casa del presidente de la UDI, Patricio Melero, conversaciones en la residencia del presidente Sebastián Piñera, telefonazos a Longueira y la presión de los ministros y las figuras históricas del partido para desarticular a un grupo de diputados jóvenes que aún insistían en apoyar  la opción del ex ministro de Obras Públicas.  

Golborne era un candidato fallido para los dirigentes del oficialismo. En cinco meses de campaña no logró movilizar a la UDI, despegar en las encuestas ni ganarse aliados en el gobierno, debido a su estrategia de desmarcarse de la administración Piñera. Estaba aislado y su comando no tenía habilidad política, como demostró con su improvisada reacción tras el fallo de la Corte Suprema contra el alza unilateral de comisiones de las tarjetas Jumbo Más cuando él era gerente general de Cencosud. Esto pese a que el fallo estaba anunciado desde el 12 de marzo, cuando la corte ordenó su redacción. Confiado en que su popularidad lo mantendría blindado, tampoco preparó ningún plan para enfrentar las denuncias de tener parte de sus recursos en el paraíso fiscal de Islas Vírgenes, sin registrarlo abiertamente en su declaración de patrimonio. Nadie quiso salir a defenderlo y el episodio terminó por sellar su destino. Por más explicaciones que diera, de un día a otro se había instalado que el candidato de la meritocracia estaba asociado a los abusos del retail y a la evasión tributaria. Aunque lograra vencer a Allamand en las primarias, llegaría gravemente dañado a enfrentar a Bachelet, y para La Moneda y la UDI el diagnóstico era claro: se requería cirugía mayor. 

 

Viernes 26. Llamado de Haití

Piñera estaba de gira en Haití cuando llamó a Longueira a Costa Rica. Según fuentes de La Moneda, la conversación fue para tratar dos asuntos de urgencia, la polémica por los cuestionamientos al Censo 2012 y la crisis de la Alianza, luego que Allamand endureciera sus críticas Golborne y la UDI amenazara con no ir a primarias. En un principio, el mandatario quería intervenir y había anunciado que citaría a los dos precandidatos para llegar a una conciliación, sin embargo a esas alturas el gobierno ya manejaba la opción de dejar caer al candidato de la UDI, con quien no mantenía las mejores relaciones. La Moneda resintió algunas actitudes del ex ministro, como el no participar activamente en la defensa del ex titular de Educación Harald Beyer tras la acusación constitucional o escribir el prólogo del libro del senador UDI Jovino Novoa, Con la fuerza de la Libertad que criticaba a la actual administración, acusándola de abandonar los ideales de la derecha. Una señal que no pasó desapercibida en el mundo político fue la fuerte arremetida que hizo Piñera en radio Duna el martes 23 contra la propuesta de Golborne de rebajar el impuesto a los combustibles. El candidato salió a defenderse afirmando que “hay una diferencia de sensibilidades. Tengo la sensibilidad puesta en la gente”.

Para el gobierno la declaración de guerra entre Golborne y Allamand y la cancelación de las primarias era el peor escenario posible. No sólo porque perdían el control de los candidatos y se quebraba la coalición, sino porque La Moneda, que había impulsado el proyecto de primarias quedaría en ridículo con su millonaria campaña de medios que ya estaba en marcha para llamar a los chilenos a votar el 30 de junio. Sin primarias de la Alianza el gobierno estaría financiando propaganda para que la gente fuera a votar por Bachelet o los otros candidatos de la Concertación. Ese viernes, en forma desesperada desde La Moneda se llamó a los rostros que habían contratado -como Amaro Gómez-Pablos, Carolina de Moras y Martín Cárcamo- para avisarles que la campaña se suspendía hasta nuevo aviso.

La tensión se respiraba también en la sede de la UDI en calle Suecia, donde Melero se paseaba por los pasillos y telefoneaba a los senadores Juan Antonio Coloma y Jovino Novoa y al ministro del Interior, Andrés Chadwick, una de las voces que más pesan en el partido. Melero repetía a quien quisiera oírlo que la situación de Golborne no daba para más y que no se podía descartar que siguieran apareciendo informaciones contra él.  En la UDI ya sabían que una periodista del diario El Sur de Concepción había preguntado el día anterior al candidato por sus inversiones en las Islas Vírgenes y preparaba un reportaje dominical sobre el tema. Aunque Golborne no calibró lo delicado de la situación, la ex intendenta UDI Jacqueline van Rysselberghe, testigo de la entrevista, llamó a Santiago para advertirles. El dato también era manejado desde mediados de abril por otros medios, como radio Bío Bío, radio Cooperativa y el periodista chileno radicado en España John Müller, quien sería el primero en informarlo en su cuenta de Twitter. Para el comando de Golborne, la amistad entre Müller y el jefe de comunicaciones de Allamand, Ricardo Alt, era una pista de que el abanderado RN podría estar detrás de esto.

Melero hizo otro llamado ese día. Telefoneó a Longueira para sondear si estaba disponible para asumir una candidatura presidencial. El ministro dio el vamos, pero pidió que no lo involucraran directamente en la operación. 

 

Sábado 27. En casa de Melero

En la residencia del presidente en San Damián se realizó un encuentro clave para tratar la crisis de la Alianza. Asistieron Longueira -quien al igual que Piñera regresó esa madrugada a Chile- y los ministros del comité político Andrés Chadwick y Cristián Larroulet. La reunión formalmente era para abordar la situación del censo, pero según uno de los asistentes la definición presidencial fue un tema inevitable, que había que solucionar pronto, ya que el 1 de mayo vencía el plazo para inscribir candidatos a las primarias. También comentaron cómo la directiva de la UDI estaba moviendo sus piezas para decidir el futuro de Golborne.

Ajeno a lo que sucedía, ese día el candidato se reunió con la ministra Evelyn Matthei para preparar la entrevista que daría al día siguiente en el programa Frente al Espejo de TVN,  donde esperaba aclarar lo de Cencosud. Más tarde y flanqueado por Melero, Coloma, la senadora Ena von Baer y otros parlamentarios del partido, ofreció una conferencia de prensa, donde ratificó su compromiso con las primarias.

Pero Melero tenía otros planes. Esa noche citó en su casa a una reservada reunión de emergencia a los coroneles, incluido Chadwick, y a un grupo de fundadores influyentes del partido. El encuentro -que no se informó a los más jóvenes de la directiva, como Jaime Bellolio, María José Hoffmann y Javier Macaya- se extendió por varias horas y se discutió en detalle la necesidad de levantar la candidatura presidencial del ministro de Economía, ya que era quien mejor representaba el espíritu de la UDI, podía motivar al partido y ayudar a los postulantes al Congreso. Al ser contactado, Longueira -quien no estaba presente en la reunión- puso tres condiciones para aceptar la nominación: que se le proclamara por unanimidad, que pudiera influir en la conformación de la lista parlamentaria y que Golborne estuviera de acuerdo.

 

Domingo 28. Frente al espejo

“No me van a asustar”, dijo Golborne a los periodistas. Los había citado para responder preguntas sobre su sociedad Sunford Management Corp en Islas Vírgenes, explicando que la ley no lo obligaba a mencionarla en su declaración de patrimonio. Al contrario de sus conferencias anteriores, donde la directiva de la UDI lo acompañó, esta vez estaba sólo con su familia. En un segundo plano y escuchando la conferencia, figuraba presente el jefe de  prensa de Chadwick, para reportarle la situación.

Esa tarde, Melero le comunicó oficialmente que el partido estaba revisando el apoyo a su candidatura. El presidente de la UDI citó a los coroneles a una nueva reunión en su casa, a las 17 horas, para cerrar el tema. En ella Novoa intentó salvar a Golborne, argumentando que era el único competitivo frente a Bachelet, pero reconoció que si no había unidad en el partido era difícil sostener al candidato. Finalmente, se impuso la tesis de Chadwick de reemplazar al candidato, lo que fue interpretado como un triunfo de la UDI popular -que representan Longueira y el ministro del Interior- sobre la UDI doctrinaria de Novoa. Otro derrotado fue Coloma, quien se había jugado personalmente por Golborne y fue de los pocos que lo defendieron hasta el final.

Esa noche, en el programa de televisión Frente al Espejo, Golborne puso por primera vez en entredicho la continuidad de su postulación a La Moneda, señalando que sólo se mantendría si había primarias y si la UDI así lo decidía. A las 2 a.m.  un correo convocaba a una reunión extraordinaria del consejo general al día siguiente, única instancia que por ley puede subir o bajar candidaturas a las primarias.

 

Lunes 29. El cónclave

Al evento llegaron más de 250 consejeros. La sede de la UDI estaba repleta, por lo que se instalaron dos pantallas en salas anexas y dos stands de café. En el ambiente había mucha crítica a Allamand, a quien culpaban por la crisis, y los militantes se dividían entre quienes apoyaban a Longueira y los menos, que insistían por Golborne. La mayoría era partidaria de ir a primera vuelta para potenciar las elecciones parlamentarias.

Aunque Matthei se había contactado temprano con la directiva para expresar su disponibilidad a ser la candidata del partido, le respondieron que aunque ella pudiera ser más competitiva que Longueira, en esta ocasión necesitaban un UDI histórico que los representara.

Durante la mañana y previo al consejo general, ya se había reunido la directiva para acordar una postura en común. Novoa había hablado temprano con Longueira, y éste le señaló que prefería ir directamente a las elecciones de noviembre, saltándose las primarias, y así se acordó presentarlo ante el consejo.

Alertados por las definiciones que podría tomar el partido, llegó una delegación de ministros a intentar poner orden: Joaquín Lavín, María Ignacia Benítez y Matthei, mientras Chadwick seguía el tema desde La Moneda, llamando a los diputados por teléfono. El ministro de Desarrollo Social cumplió un rol clave controlando a los diputados jóvenes más proclives a Golborne, con quienes tiene llegada, y citando su propia experiencia en las presidenciales de 2005, explicó los riesgos de que la Alianza lleve dos candidatos. 

Longueira estuvo al tanto de todos los detalles a través del ex diputado Cristián Leay, uno de sus más cercanos en la colectividad. A media tarde, el senador Hernán Larraín dio un encendido discurso, donde dijo que Longueira había cambiado de opinión y estaba dispuesto a competir también en primarias. “Mi voto es que hagamos un acto de generosidad de hacer el camino más difícil y hacer lo que nos ha planteado Laurence Golborne, y que si es necesario que él dé un paso al lado, él lo da”, señaló entre aplausos.

Melero aclaraba que entonces el consejo debía votar entre ir a primarias con Golborne, ir a primarias con Longueira o ir a primera vuelta con Longueira. Pero finalmente no fue necesaria ninguna votación. La directiva resolvió apurar la renuncia del candidato y posponer la decisión sobre primarias al día siguiente en el Congreso sin la presión de los militantes de base.

A las 17.00, Coloma partió rumbo al comando de Golborne de calle Rancagua, en Providencia. La sede recién había sido adquirida por el candidato, rediseñaron completamente el local, pintándolo con colores alegres y la gráfica de la campaña, y aún transitaban maestros que hacían las últimas refacciones. Mientras abajo se apilaban cajas con el merchandising del candidato -chapitas, gorros, folletos- arriba el ex ministro esperaba el desenlace de su incursión presidencial. Lo acompañaban su esposa, su hija, su jefa de gabinete Luz Granier y los jóvenes miembros del comando, que en privado reclamaban porque el candidato no había recibido ni un llamado de la UDI en todo el día -se enteró por televisión de lo que ocurría en el consejo-, y culpaban a La Moneda de la operación para bajarlo, específicamente a Chadwick, de quien nunca sintieron apoyo. Un hecho que les molestó especialmente fue que el ministro del Interior difundiera semanas antes a los subsecretarios encuestas del gobierno donde Allamand se acercaba a Golborne.

Derrotado, el ex ministro que lideró el rescate a los 33 mineros partió a la sede de la UDI a bajar su candidatura.  “Yo estoy aquí por la gente, pero no basta con la gente, se necesita el apoyo de un partido cohesionado, organizado y bien liderado”, dijo a las decenas de militantes, en una clara crítica a la directiva, antes de retirarse en silencio de regreso a su comando, donde compartiría unas pizzas y bebida light con su equipo, y al que sólo llegaron los diputados Karla Rubilar (RN) y Arturo Squella (UDI).

En contraste, Longueira ingresó a su partido en medio de una ovación. Esa noche comenzaron a retirarse los carteles y gigantografías donde aparecía Golborne solo o acompañado de los contados candidatos  al Parlamento que posaron con él, como Ena von Baer. Si el apoyo de la UDI al ex ministro siempre fue tibio con Longueira sería diferente. El miércoles, Melero para explicar por que su partido no iría a primarias parlamentarias dijo: “Vamos a concentrar todas nuestras energías para que Pablo Longueira sea el candidato de la Alianza y todos han estado dispuestos a deponer sus candidaturas parlamentarias para lograr ese objetivo. Ésta es una expresión más de la importancia que le damos a esta elección presidencial”.

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