Por Josefina Ríos Mayo 2, 2013

"Si recordara las expresiones de Pablo Longueira con respecto a Sebastián Piñera en el pasado, este episodio, ciertamente ingrato, parecería un juego de niños"

El lunes pasado, en la sede de la UDI, algunos buscaban culpables y muchos, en respuesta, apuntaban directamente a Andrés Allamand. El mismo Laurence Golborne, quien ese día depuso su precandidatura presidencial, se había quejado la noche anterior amargamente por la dureza de las expresiones con que el candidato de RN lo había tratado tras conocerse el fallo de la Corte Suprema en el caso Cencosud.

Dos días después, ni la cara ni las palabras de Allamand denotan ni un rastro de arrepentimiento. Es más, el ex ministro de Defensa reafirma cada uno de sus dichos y asegura que muchos de los que lo critican hoy en 60 días más quizás deban apoyarlo. “Han dicho que ahora emergió el rugbista. Y sí, los rugbistas somos gente que va de frente, que no escabulle el bulto, pero que no tiene rencores. No tengo rencor alguno por todos aquellos que en estos días me han denostado. Sé que están equivocados y que ellos mismos se van a arrepentir en pocas semanas más”, apunta.

“Revisemos el tenor de mis declaraciones”, agrega. “Señalé que los candidatos presidenciales teníamos que responder por nuestras actuaciones, ya sea en la vida política o empresarial. Tales declaraciones no fueron muy distintas de las que efectuaron diversos personeros políticos, incluidos algunos de la UDI. De manera que imputarme a mí responsabilidad por el fallo de la Corte Suprema o por el ocultamiento de información sobre inversiones en las Islas Vírgenes o, más aún, por decisiones que adoptó la UDI, me parece no sólo injusto sino que absurdo”.

-Pero usted en un momento dice que la Corte Suprema nunca ha fallado en contra suyo, haciendo directa alusión a su entonces competidor.

-Esa respuesta fue producto de un emplazamiento extraordinariamente injusto que hizo Gustavo Hasbún, jefe de bancada de diputados de la UDI, quien intentó hacer un paralelo entre mi actuación en mi ejercicio profesional y la actuación de Laurence Golborne. No es lo mío lamentarme, al contrario, tengo la experiencia suficiente para saber que las elecciones generan estas pasiones. Pero para mí ésa fue una imputación completamente aleve y respondí lo que correspondía frente a una homologación injusta. Por eso contesté con la verdad, es decir, que yo jamás había recibido en mi ejercicio profesional sanción de ninguna naturaleza.

-¿No cree que le lanzaron una piedra con una honda y usted respondió con un bazucazo?-En esta campaña hemos criticado que Michelle Bachelet, frente a temas complejos, pasa. He definido que no quiero ser el candidato de los silencios y sí el candidato de las verdades. Hay gente que me dijo: “Andrés, debiste haberte quedado callado porque esa candidatura ya estaba muerta”. Ése es el cinismo de la política que yo rechazo. Para mí éste es un tema de convicción. Pero además quiero decir otra cosa: Yo miro hacia delante y estoy absolutamente convencido de que el tema de los abusos va a ser un tema central en la próxima campaña presidencial. Haber pasado en el tema de los abusos, entonces, era darle una ventaja irremontable a Bachelet. Los  que me sugerían el silencio, no se dan cuenta que estoy mirando varios meses adelante, no haber reaccionado con energía habría sido como partir una regata con un bote que hace agua por los cuatro costados.

-¿Dónde está la frontera entre decir la verdad y la deslealtad con su sector? Así interpretaron muchos su actuación en este tema.

-El hecho fundamental de este asunto fue un fallo de la Corte Suprema que señala que las conductas en las que incurrió Jumbo Cencosud son abusivas, ilegales y nulas y ha ordenado devolver dinero a más de 700 mil personas. Hay gente que hasta hoy señala que esas conductas no eran abusivas y eran prácticas de la época, no obstante que la ley se infringió en 2006. Otros señalan que éstas habían sido instrucciones del directorio y luego que habían sido recomendaciones. Hay gente que piensa que aquí no hay nada reprochable y que en todo se actuó de buena fe.

-¿Usted no cree en la buena fe de quienes participaron de estos actos?

-Cuando un fallo de la Corte Suprema demuestra exhaustivamente cuáles fueron las conductas y las declara ilegales, abusivas y nulas… bueno, eso lo dice todo.

-Su reacción dejó heridas en el sector. ¿Es posible construir un proyecto común en este ambiente?

-La reacción de algunos es absurda y no pasa de un manejo publicitario para intentar deslindar responsabilidades en el proceso de designación de un candidato, donde lo mejor resulta echarle la culpa a alguien. Es lo que ha ocurrido. Es muy curioso, además, que todos los que me critican a mí hasta ahora no hayan dicho una palabra sobre el fondo del problema. La cuestión aquí es si estamos a favor del fallo de la Suprema o en contra. Estamos a favor de que se modifiquen unilateralmente las cláusulas de las tarjetas de crédito o estamos en contra. Pero ante todas las acusaciones que se me formulan, yo prefiero quedarme con las palabras de Pablo Longueira: él ha dicho que si yo gano la primaria él me va a respaldar al día siguiente, de igual forma que lo he dicho yo.

-Pero Longueira milita en un partido donde participan personas como Jovino Novoa y Evelyn Matthei. El primero dijo que en usted no se podía confiar, y la segunda manifestó que con usted el sector nunca alcanzaría la unidad. ¿Podrá construir un ideario con ellos?

-Si recordara las expresiones de Pablo Longueira con respecto a Sebastián Piñera en el pasado, este episodio, ciertamente ingrato, parecería un juego de niños. Pero el actual gobierno ha demostrado que las personas pueden coincidir y pueden dejar atrás sus diferencias. Eso es lo que pretendo hacer. Éste es un capítulo  cerrado, voy a seguir trabajando por este proyecto, al que he dedicado toda mi vida, y francamente estas declaraciones destempladas y llenas de agresividad las dejo atrás. Ya lo he hecho en el pasado.

-Su historia política ha estado marcada por episodios de enfrentamiento.

-¡Por favor! Hasta hace dos semanas para Patricio Melero la Alianza tenía dos candidatos extraordinarios, que eran un orgullo para el sector. En 2005, cuando apoyé a Joaquín Lavín, las opiniones fueron particularmente favorables. Soy el único en los 20 años de la Alianza que ha sido candidato a senador con el respaldo de ambos partidos. Entonces, yo miro las cosas en forma más matizada. Hoy la mejor opción es dejarme como una persona conflictiva, en eso alguien podría decir que no nos diferenciamos mucho con Pablo Longueira. Pero también quiero decir que, cuando en el gobierno militar yo planteaba que se necesitaba una derecha comprometida con la transición a la democracia, recibí las peores críticas; cuando firmé el Acuerdo Nacional en 1985, la acusación fue la misma de hoy: “Estás dividiendo a la derecha”. Lo mismo cuando fui partidario de las reformas constitucionales -para que se acabaran los senadores designados y la inamovilidad de los comandantes en jefe-. Cuando empujé con fuerza el Acuerdo de Vida en Común (AVC) pasó lo mismo. ¿Qué ha pasado  con estos episodios? Hoy todos concuerdan que el Acuerdo Nacional fue un hito fundamental en la transición a la democracia; que los mismos que consideraban que las reformas constitucionales eran malas, las terminaron votando a favor, y que los que criticaban ácidamente el AVC, finalmente van a terminar apoyándolo en masa.  Creo en una política que se mueve por convicciones y no por cálculos y tengo la experiencia suficiente para darme cuenta de que en esto podría haber seguido el consejo del cinismo, pero mi forma de ser me impulsa a actuar conforme a mis convicciones.

A la caza dEl Centro político

-¿Cuál rival es mejor para usted en estas primarias?

-Con Longueira constituimos una dupla muy potente para proyectar el gobierno del presidente Piñera y para enfrentar y derrotar a la Concertación. Estoy seguro de que la Concertación hoy está mucho más preocupada que la semana pasada, porque todos estos antecedentes finalmente se transformaban en una bala de plata contra la centroderecha, ya sea en el proceso de primarias, y ni que decir posteriormente. Hoy ellos tienen al frente dos candidatos avezados, que han mantenido algunas diferencias, pero que siempre las hemos dejado atrás y que tenemos una historia en común. Con Longueira trabajamos en la transición y fuimos la oposición más constructiva de la que se tenga recuerdo; enfrentamos juntos la campaña presidencial que le dio el triunfo a Sebastián Piñera, e integramos su gobierno. Estoy convencido de que esta campaña la vamos a dar juntos, que vamos a ganar y vamos a gobernar juntos.

-¿No temen que con usted y Longueira la discusión se mueva demasiado a la derecha y se pierda el centro, que fue finalmente por donde Piñera ganó la presidencia?

-Al revés, vamos a capturar el centro de distintas maneras, como lo hemos venido haciendo desde hace mucho tiempo. La UDI ha intentado siempre una captura del centro sobre la base de su trabajo social. En el caso de RN, siempre hemos buscado la captura del centro sobre la base de un trabajo político. Michelle Bachelet lo que está haciendo es arrinconar a la DC al incluir al PC, ser partidaria del matrimonio homosexual y del aborto y con la decisión de terminar con la educación subvencionada. Esos cuatro misiles van al corazón de la DC.

 

Segunda etapa: campaña de convergencias

-¿Qué lo diferencia de Pablo Longueira?

-Creo que eran demasiadas las diferencias que existían entre el anterior candidato y yo, y quedaron en evidencia frente al fallo de la Corte Suprema. No voy a enfatizar las diferencias con Pablo Longueira. Al revés, voy a destacar nuestras convergencias para que sean los electores que vayan a votar el 30 de junio quienes resuelvan libremente quién de nosotros dos debe representar a nuestro sector.

-Si son tan parecidos, mejor arréglenlo entre ustedes o tiren una moneda.

-Si hay muchas diferencias, estamos mal. Si hay muchas convergencias, también estamos mal. Seamos serios. Las primarias son un acto de fe en el criterio de la ciudadanía. ¿Qué significa eso? Que en vez de arrogarse un pequeño grupo de dirigentes la capacidad de definir a un candidato o de delegarlo a una misteriosa encuesta, se hace un acto de fe en el criterio democrático. La gente que vota mirará a Longueira y a mí, mirará nuestras trayectorias, nuestras personalidades, los partidos que hemos fundado, lo que hemos hecho en nuestra vida política y dirá: con quién me siento más identificado, y decidirá también quién de estos dos dirigentes está mejor preparado para enfrentar a Michelle Bachelet. Quién tiene más adhesión en el electorado, quién tiene más rechazo. Quién puede capturar más fácilmente sectores independientes y del centro político.

-La UDI ha demostrado ser un partido más organizado y disciplinado que RN. ¿No teme que esto sea determinante al momento de ir a votar a la primaria?

-Estoy consciente de que los niveles de organización de la UDI pueden reflejar algunas ventajas hoy respecto de RN. Pero creo que en una primaria no sólo participan los militantes de los partidos. No escondo que la UDI tiene casi el doble de parlamentarios, pero también tengo claro lo que eran los números hasta hace una semana atrás: esos números mostraban un perfecto empate entre mi candidatura y la candidatura de mi anterior competidor.

-¿En qué encuestas? Porque ni la de la UDP ni las que manejan otros comandos muestran esas cifras de remonte.

-Podríamos mencionar varias, pero da lo mismo.

-Pero mencionemos alguna…

-Tenemos las de los diarios regionales, en la que aparecía yo ganando en la Octava Región lejos, por ejemplo. La de Corp Biobío. Pero da lo mismo, es un detalle chico. Ahora, efectivamente, yo diría que en los dirigentes de RN hay más serenidad y menos pasión.

 

Ministros “camiseteados”

-¿Cree que a Longueira, como ex ministro de Economía, le cabe responsabilidad en el escándalo del INE?

-Ninguna. Conociendo como conozco a Pablo Longueira, jamás se habría prestado ni por asomo para una manipulación del censo. Estoy seguro que no tiene ninguna responsabilidad.

-Siente que el gobierno le está haciendo gestos a Longueira: su puesta en escena en el Patio de los Naranjos, la participación de los ministros en el consejo de la UDI, las críticas de los ministros Hinzpeter y Matthei. ¿Se ha enrarecido el ambiente desde La Moneda?

-Desde La Moneda, no. Es obvio que los militantes de la UDI participen en un consejo general donde se va a resolver que se baja a un candidato y que se designa a otro.

-Pero Rodrigo Hinzpeter es de su partido.

-Los ex ministros de Defensa tenemos una norma que se aplica en toda circunstancia: nunca referirnos a las palabras de quien nos sucede en el cargo. Eso vale para las tareas institucionales, tareas políticas y temas personales.

-¿Esa regla no corre para quien sucede en el cargo?

 

-Por eso responderá él.

 

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