Por Juan Andrés Quezada Enero 24, 2013

La mañana del domingo 20, tras la agotadora jornada de primarias del día anterior en la DC, Claudio Orrego partió junto a su madre, Valentina Larraín, al Cementerio General a la romería conmemorativa de los 31 años de la muerte de Eduardo Frei Montalva. Se preocuparon de llegar media hora antes, para poder visitar la tumba de su padre, Claudio Orrego Vicuña. El recién electo candidato presidencial del partido quería compartir su triunfo y pedirle su energía para iniciar esta nueva etapa de su carrera política.

“Mi padre murió muy joven, a los 42 años, yo tenía 14, y él nunca alcanzó a darse cuenta cuánto había sembrado en mí la vocación por lo público, por la política, y me imagino que la noche del sábado debe haber estado muy contento en el cielo, recordando como las semillas que sembró cayeron en tierra fecunda”, señala con los ojos un pocos brillosos  el ex alcalde de Peñalolén, quien -de no haber sorpresas- competirá en las primarias de la oposición con Michelle Bachelet, Andrés Velasco y José Antonio Gómez, el domingo 30 de junio.

-¿Sintió en algún momento el deber de continuar el legado de su padre, quien fue un referente de la DC? 

-Como murió cuando yo era tan chico, siempre me sentí muy libre. Estudié en un colegio (Saint George) donde pude hacer todo lo quería: fui deportista, scout, presidente del centro de alumnos, entré al taller literario…, pero como dice el refrán, lo que se hereda no se hurta y me sentí desde muy joven inclinado al trabajo social y político, que me hacía feliz. Cuando entré a la universidad (Derecho en la UC), me fui a vivir tres años a una población y esa experiencia me marcó para toda la vida. Soy muy feliz de haber heredado de él la vocación y no me siento cumpliendo ningún mandato del padre.

-Su nombre sonó en las elecciones presidenciales pasadas, ¿se arrepiente de no haberle competido internamente a Frei? Quizás hoy sus posibilidades serían mucho mayores frente a Michelle Bachelet.

-Para nada, el 2008 recién había renovado mi compromiso con Peñalolén y no podía dejar botados a los electores y al equipo humano que me había acompañado. Ahora, cumplida esa tarea de ocho años, me siento con la libertad de asumir nuevos desafíos. Además, nunca he concebido la política como una carrera con trampolines, donde uno tenga que saber saltar en el momento adecuado. Entré a la política a participar en proyectos colectivos que me han llenado el alma.

-Algunos camaradas suyos señalaron en esa oportunidad que le habían faltado huevos…

-Las personas que me conocen saben que si hay algo que ha marcado mi vida es haber dado saltos difíciles. En los años 80 luché harto contra la dictadura, en los 90 me fui a vivir a una población cuando no era la moda. El 2003 fui candidato a alcalde en Peñalolén, donde todos me daban por perdedor y lo hice bien. Hoy, según algunos, soy candidato presidencial en el momento menos oportuno. 

-¿Usted cree que es el momento menos oportuno?

-Al revés, creo que éste es mi momento. La política hoy está super desprestigiada, hay un 60% de la gente que no cree en nadie, ni de derecha, ni de izquierda, ni de centro. Mucha de la gente que votó por Piñera hoy está defraudada, y mucha gente que votó siempre por la Concertación también, entonces, creo que este es el mejor momento para tratar de construir una alternativa nueva, que sea atractiva, que no hable contra los políticos, sino que de la buena política, esa que se hace en terreno, escuchando a la gente y proponiendo ideas. 

-¿Cree que es el turno de esa generación que la noche de la derrota de Frei subió al escenario a poner la cara representada por usted; Carolina Tohá, Ricardo Lagos Weber, Alberto Undurraga?

-No creo en los turnos preconcebidos en nada de la vida. Creo que uno se va pavimentando y ganando día adía su momento y, en el caso mío, me gané esta candidatura presidencial, así como Carolina ganó la alcaldía de Santiago, Lagos la senaduría y Undurraga su derecho a competir por Santiago Poniente. Es decir, nos hemos ganado un espacio al que es difícil entrar y todos nosotros sabemos que la épica y la mística surgen en las peleas difíciles, no en las carreras ganadas.  

-¿Su objetivo político real no es hoy ser el segundo mejor después de Bachelet, para quedar en la pole position del 2018?

-Cómo le contaba, mi papá murió repentinamente a los 42 años y desde niño siempre pensé que no iba a vivir más de 42 años, y ya tengo 46. Tengo un amigo de 52 años, que le acaban de descubrir cáncer, te quiero decir que la vida no es para andarla planificando con calculadora a cuatro o a ocho años, es para vivirla a concho en el instante. Yo hoy no tengo plan B, quemé mis naves ante una garantizada elección en Peñalolén y voy a tratar de ganar. Ahora sé que perder es una alternativa, pero si uno compite con convicción e ideas, una derrota puede sembrar no sólo para mí, sino para que otros en el futuro se atrevan a competir. 

 

“Lagos me dijo que diera la pelea hasta el final

Claudio Orrego sabe que está en una carrera contra el tiempo. En marzo la encuesta CEP comenzará a realizar su trabajo de campo y si no aumenta considerablemente el 1% que le dio la encuesta anterior, la presión de los sectores más bacheletistas de su partido para que deponga su candidatura aumentará . “No creo que de aquí a marzo logre cambiar radicalmente las encuestas. Hay que darle tiempo a esta candidatura para que florezca, para proyectarla en todo el país. Recordemos que el 2009 ME-O no pasó de 0 a 20% en un día”. 

-¿Puede garantizar que va a llegar a la primaria del 30 de junio?

-Absolutamente. Ricardo Lagos Escobar, una de las personas que más me han animado en esta carrera, me llamó el domingo para felicitarme y me dijo que lo que estaba haciendo le hacía muy bien a Chile y a la oposición y me pidió que no me bajara, que diera la pelea hasta el final. Me dijo que la única manera de construir nuevos liderazgos es atreviéndose a dar estas batallas por difíciles que sean y no estando dispuestos a renunciar simplemente porque son difíciles.

-Mirémoslo de otro prisma, ¿estaría dispuesto a anteponer los intereses del partido por sobre su candidatura?

-Es que estoy convencido que los intereses del partido están alineados con mi candidatura. Un partido que renuncia de antemano a ir a una elección presidencial y a debatir sus ideas renuncia a su razón de ser. Por amor al partido estoy dispuesto a asumir este riesgo y empezar una carrera cuesta arriba, incluso estoy dispuesto a perder para que la DC siga con sus banderas en alto.

-Hasta ahora ha evitado criticar a Bachelet, ¿cómo se va a diferenciar de ella sin cuestionarla?

-Si algo demostramos con Ximena Rincón, es que uno se puede diferenciar sin descalificar. Yo soy claramente de otra generación a la de Bachelet, soy el único candidato que ha tenido experiencia en el gobierno local, que es donde se juegan gran parte de la eficacia de las políticas públicas, las que  muchas veces fracasan cuando un grupo de tecnócratas en el centro de Santiago adoptan medidas creyendo que conocen las comunas. Voy a ser el único candidato socialcristiano, en un voto donde habrá dos candidatos  socialdemócratas y bastante liberales.

-¿Cómo se diferenciará entonces?

-La centroizquierda chilena tiene complejos y no se atreve a hablar de familia, que es el núcleo fundamental de la sociedad, no le gusta hablar de seguridad ciudadana, de emprendimiento ni de derechos y deberes. Esos son los temas que pretendo poner y con ello reencantar a la gente de centro, a la gente socialcristiana, a los independientes, que es la mayoría en este país y que está desencantada de la antigua Concertación y de la nueva centroderecha. En este nicho vamos a dar la pelea para que ese 60% de abstención de las últimas municipales baje significativamente. Y para eso no tengo por qué descalificar a nadie.

-¿Va a buscar el voto de centroderecha?

-Hay gente de centroderecha, de centroizquierda e independientes que están muy desencantados y están buscando una alternativa. Todos ellos son bienvenidos. Hay gente nuestra que históricamente había votado por la Concertación y que en la última elección votó por Piñera, y están defraudados, a ellos los vamos a ir a buscar también. Si logro encantar con mi proyecto de cambio social a gente de derecha, de centro y de izquierda, fantástico.

- Hace unas semanas Gutenberg Martínez advirtió: “Si nosotros pretendemos ganarle a la derecha por la izquierda estamos cometiendo un equívoco monumental”. ¿Comparte esto?

-Las elecciones se ganan por el centro político y si como oposición cometemos el error de abandonar ese centro, Allamand o Golborne se lo van a tomar entero. Yo espero ser el candidato de toda la oposición reivindicando el centro político, al socialcristianismo, a los independientes que están cansados de la vieja Concertación y de la nueva forma de gobernar. Ése es el espacio político más grande de Chile, ahí está el 60% de los chilenos que no votan. A veces algunos se obsesionan con la partitocracia y dicen “somos cuatro partidos y sacamos tanto, entonces si sumamos a un quinto vamos ganar”, les digo recuerden que con Frei teníamos a todos los partidos e igual perdimos. Es un error creer que vamos a ganar la próxima elección por la izquierda. Vamos a ganar en la medida que reencantemos a un centro que quiere cambios sociales, pero con gobernabilidad y con un liderazgo nuevo que creo encarnar. 

-En el libro Radiografía de una derrota, de Eugenio Tironi, Clemente Pérez señala que Frei hizo una campaña hacia la izquierda , cuando había que conquistar el centro y que la ideología le ganó al pragmatismo. ¿No cree que con la próxima candidatura de la oposición pudiese pasar lo mismo?

-Estoy de acuerdo con parte de ese diagnóstico. Nosotros le aportamos equilibrio y gobernabilidad a una alianza de centroizquierda y por eso que es importante competir e implantar nuestro punto de vista. Nosotros no endiosamos ni al mercado ni al Estado, nosotros creemos que es la comunidad, un Estado poderoso y un mercado vigoroso los que hacen el desarrollo humano y en eso tenemos matices, también con los socios de coalición, y creemos que es importante en un debate programático hacer ver esos matices.

 

Cuesta arriba

Termina la entrevista en un restaurante del Parque Bicentenario en Vitacura. A esa hora de la tarde, mucha gente que trota y anda en bicicleta reconoce y saluda a Orrego, quien responde amablemente. “La política chilena hoy en día no necesita sólo un menú de políticas públicas, necesita de políticos que sean capaces de empatizar con las personas, y eso lo hace Bachelet muy bien y yo también quiero hacerlo muy bien, lo que pasa es que tengo que tener espacio para que la gente sepa y conozca que hay una alternativa diferente”, comenta.

“Empieza un camino largo, cuesta arriba, pero muy entusiasmante.Entramos en otra categoría de lucha electoral. Este verano voy a recorrer el país no sólo acampando con mi familia, como lo voy a hacer en Lonquimay, también asistiendo al Festival del Melón, de Viña, de la Lecha y la Carne, a la Semana Valdiviana.  También quiero ir a pasar unos días a La Araucanía, sin prensa, no a hacer campaña  sino a conversar  con la gente para entender un poco más la complejidad de un conflicto que ya se alarga por demasiados años y se agrava mes a mes. Hay mucha tarea por delante, energías no faltan,  entusiasmo tampoco”, concluye mirando decenas de mensajes acumulados en su BlackBerry.

 


 

Los dardos de Orrego

• Latinoamérica: “Hoy el barrio no está fácil, uno respeta a todos los países hermanos, pero sabemos que hay vientos de populismo en América Latina que son particularmente peligrosos, por eso ha sido tan importante que en nuestra coalición de centroizquierda siempre hayamos sido capaces de tener una propuesta de cambio social responsable”.

• Cuba y el PC: “Para nosotros, Raúl Castro es un dictador y Cuba es una dictadura, donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, y no nos vamos a callar porque estemos en un pacto electoral con el Partido Comunista. Un gobierno no es una alcaldía, tiene política exterior, y es importante que tengamos ciertos acuerdos en esa materia”.

• Andrés Velasco: “En los temas económico-sociales, él está lejos de Bachelet y de mí, y demasiado cerca de Allamand, Golborne y Parisi. Además, ha cometido errores y cambiado a lo menos dos veces su estrategia. Primero, dijo que no competiría si iba Bachelet, después las emprendió contra los partidos, luego le pegó a la propia Bachelet y después se retractó. Nosotros no creemos que nuestro enemigo esté dentro de la Concertación, sino en la derecha”. 

• Ignacio Walker: “Voy a ser franco: no sabía de su intención de repostular a la presidencia DC. Voy a trabajar por una mesa de unidad”.

• Allamand y Golborne: “Ambos fueron nominados a dedo. Yo fui nominado por cerca de 60 mil personas que fueron a las urnas en todo Chile, eso marca una diferencia grande con el estilo de la derecha”.

• Sebastián Piñera: “Soy de las personas que reconocen lo que se ha hecho bien, por ejemplo, el crecimiento económico, el desempleo, el posnatal… que son cosas importantes. Pero a la larga su gran déficit es político. Su peor error es haber creado expectativas que no pudo cumplir y dar señales equívocas en Barrancones y en Punta Arenas: el que no marcha o no hace una barricada, simplemente no se le escucha. Eso es grave, porque al final la gente termina entendiendo el mensaje del gobierno”. 

 

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