Por quepasa_admin Enero 3, 2013

Su última columna del año en el diario El País de España, el reconocido periodista y analista internacional Miguel Ángel Bastenier la dedicó a América Latina. En ella aseguraba que 2012 había sido un año crucial para esta zona del mundo y que el crecimiento político del subcontinente venía siendo notable desde ya hace algún tiempo. “Hoy pesa más internacionalmente que en cualquier momento de su historia”, sentencia en el mencionado artículo.

Bastenier sabe de lo que habla. Por casi 14 años dirigió la sección de Relaciones Internacionales del mencionado periódico y desde 2006 es uno de los columnistas y editorialistas más afamados de España y Latinoamérica, donde escribe para varios de los diarios más importantes de ambos continentes.

En esta entrevista el también historiador español analiza el particular momento histórico que viven las relaciones entre  Europa y Latinoamérica, bloques que se verán las caras en la Primera Cumbre Celac-UE que se realizará a fines de enero en Santiago. “Hoy la UE tiene un interés en tratar con América Latina que es inédito”, adelanta.

-¿Cree que la cumbre entre la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la Unión Europea por primera vez encuentra a ambos bloques en una situación de paridad?

-Es complicado hablar de paridad. Es mejor hacerlo de intereses. A la UE, en crisis, le hace falta un diálogo productivo con América Latina, como nunca lo había sentido. La recuperación económica europea necesita socios que funcionen bien y sabe que los puede encontrar al otro lado del Atlántico. Por tanto, la UE se toma hoy mucho más en serio al bloque latinoamericano que, probablemente, como lo había hecho con anterioridad. Eso puede traducirse, quizá, en algo parecido a una nueva paridad política.

-Por muchos años Latinoamérica fue vista como “parte del problema”. ¿Cree que hoy se puede considerar como “parte de la solución” a la crisis europea?

-La solución a la crisis sólo la encontrarán los estados europeos en un replanteamiento de las relaciones entre economía y política. No es sano que el capital trabaje sin control político, y que el resultado financiero sea la única razón que nos mueva. Pero, entre tanto, sí, América Latina puede ser parte de la solución.

-¿Qué oportunidades se abren para Latinoamérica a partir de la actual coyuntura europea?

-Creo que las oportunidades se le abren mucho más en el Pacífico o, incluso, en África (sobre todo para Brasil), y no porque Europa haya de dejar de interesar a América Latina, sino porque en la situación actual la UE necesita tanto o más recibir que dar y, en ese sentido, Europa puede pensar que “su” oportunidad está ahora en América Latina. Lo ideal sería que la oportunidad fuera recíproca, pero sí es cierto que hoy la UE se ve obligada a ser menos exigente y menos profesoral que en otros momentos de su historia.

-Al interior de Latinoamérica hay dos modelos: uno representado por el ALBA y otro que se aprecia en la Alianza del Pacífico. ¿De qué manera Europa se debe parar ante estas dos propuestas?

-Desde el punto de vista diplomático, Europa ha de ser respetuosa con ambas organizaciones, pero la respuesta de fondo no ofrece dudas: la Alianza del Pacífico, con los TLC firmados por cada Estado miembro con EE. UU., ha de ser el objeto primordial del deseo para Europa. El ALBA quiere darle la vuelta al capitalismo como si fuera un calcetín, y la UE no está para esos inventos.

-¿Cómo se ve en Europa el modelo chileno?

-No creo que el modelo chileno sea muy diferente del liberal europeo básico: crear riqueza desde el capitalismo y que el Estado intervenga razonablemente en su distribución, lo que suele llamarse socialdemocracia, aunque hoy se bata aparentemente en retirada ante el neoliberalismo. Pero neoliberalismo en las viejas naciones europeas es casi socialdemocracia en América Latina. En esto, sin embargo, y pese a la crisis, sigue siendo superior el modelo original al de sus seguidores.

-¿El hecho de que la cumbre se celebre en Chile es un incentivo para que los jefes de gobierno asistan?

-Es un estímulo para ver de cerca cómo funcionan las cosas que funcionan bien.

-¿Qué pasos concretos o medidas serían positivas para ambos bloques, más allá de las declaraciones de intención propias de las cumbres?

-Acuerdos bilaterales: de país a país, yo te compro y tú me compras y, si es el caso, te asesoro, porque las circunstancias de cada uno son distintas y se compadecen mal con las generalizaciones.

-Uno de los énfasis de la cumbre será el intercambio comercial. ¿De qué manera favorece el diálogo el hecho de que Latinoamérica y el Caribe se presenten por primera vez unidos a través del Celac ante la UE?

-Lo de América Latina unida es una fórmula negociadora que puede tener un valor político, pero a la hora de la verdad cada país es hijo de sus intereses. De salida, vale, pero bajando a la realidad las cosas suelen ser distintas y cada uno negocia lo suyo.

-¿Qué señal se da con el hecho de que sea Raúl Castro quien recibe la presidencia pro témpore de la Celac?

-Que Europa debe ser respetuosa con todos los estados latinoamericanos, sea cual sea su ordenamiento político. Pero, de nuevo, a la hora de la verdad Cuba valdrá por lo que tenga y lo que ofrezca, como un partenaire capitalista cualquiera. De eso sabe mucho España, que ha hecho buenos negocios con el castrismo, incluso cuando mandaba Aznar.

 

 

Relacionados