Por Juan Andrés Quezada Noviembre 29, 2012

La tarde del lunes, durante el lanzamiento del libro Democracia con Partidos -editado por Francisco Javier Díaz y Lucas  Sierra-, la presentación de Camilo Escalona fue la más aplaudida en el Centro de Estudios Públicos (CEP). Después vino el cóctel, y el presidente del Senado continuó recibiendo felicitaciones de Leonidas Montes, René Cortázar, Vittorio Corbo y de varios estudiantes que lo rodearon para requerir más detalles del crudo análisis sobre la política chilena que había realizado minutos antes.

El senador PS se ha convertido en el último año en un “hombre de consenso”. Ha sido puente entre la oposición y el gobierno, y ha tejido redes hacia el mundo empresarial. Esta semana, además de participar en el foro en el CEP, fue uno de los invitados estrella en el encuentro de Enade.

Escalona también se ha convertido en una de las figuras más influyentes del entorno de Michelle Bachelet. A partir de su rol, dice que la ex mandataria es la única que puede garantizar la estabilidad social al mundo empresarial. Para él, Bachelet puede hacer un “cambio con estabilidad”. Sin embargo, tiene un diagnóstico crítico de la política: afirma que se requieren reformas urgentes y que muchos de sus colegas han “farandulizado” la actividad. Así mira el escenario uno de los hombres más respetados de la política chilena.

-¿Cómo se entiende que los empresarios chilenos alabaran a Lagos y ahora critiquen a la derecha? Pasa lo mismo con usted…

-Hay casos y casos, porque yo he escuchado a algunos articulistas de la derecha que dicen cosas tremendas contra mí. Pero creo que hay una parte de la opinión empresarial que percibe que las reglas de la desigualdad conducen a la estabilidad, y hay un sector que piensa que si no se hacen los cambios de manera oportuna, que le den a la sociedad chilena una base distinta, a largo plazo la actual convivencia nacional no se va a poder sostener.

-¿Por qué usted cree que Bachelet daría garantías de estabilidad al mundo empresarial?

-Bachelet es la que da garantías de enfrentar las reformas que hacen falta sin generar inestabilidad, porque Chile no puede seguir en la inercia y tiene que enfrentar cambios. Son reformas necesarias que se viabilizan sobre la base de una mayoría nacional que las lleve a cabo y que, siendo reformas en el largo plazo, generan mayor estabilidad en el país. Y no hay otra figura política que no sea Bachelet para enfrentar esa tarea. Por el contrario, hay otras figuras que ofrecen cambios, pero no tienen la capacidad de representar la necesaria articulación con la estabilidad del país. Acá se necesitan cambios que garanticen al mismo tiempo estabilidad.

-¿Entonces cree que para los empresarios sería importante que vuelva ella?

-La derecha fracasó en darle legitimidad a la estabilidad del país. Centenares de miles de personas han salido a reclamar y han acentuado su distancia del sistema político del país bajo el gobierno de la derecha. Con el actual descrédito que tiene la política, el país no tiene viabilidad futura. Y de eso se dan cuenta los empresarios, de manera que un sector significativo de ellos piensa que la alternativa de renovación y de recuperación de la fuerza del sistema político está en Bachelet.

-A su juicio, ¿cuál es el desafío político?

-El tema de la desigualdad. No podemos pensar en una estabilidad democrática a 10, 15, 20 años plazo manteniendo o incluso profundizándose los actuales grados de desigualdad. El sistema político se va a deslegitimar completamente si esto se mantiene.

-¿Por qué?

-La nuestra es una sociedad profundamente desigual en que ya se hizo un hábito romper las normas. El que tiene poder puede abusar y esa conducta tiene su origen en la desigualdad profunda que hoy día existe en nuestro país. Si no hay un camino de recuperación de los hábitos republicanos, de las normas cívicas del trato humano, la legitimación de la convivencia va a ser irreversible. Si no actuamos pronto esto no tiene solución.

-¿Y cuáles son sus propuestas?

-En Chile hay un millón de potenciales emprendedores que están ahogados por la banca privada y a los cuales el Estado no les presta ningún apoyo. Hay que cambiar la manera de pensar. No se puede sostener el desarrollo futuro de Chile apostando al fortalecimiento de los grandes conglomerados que consiguen enormes masas de capital que luego invierten fuera del país. Falta un cambio en el sentido de la construcción económica. Hago mío el discurso que Adolfo Zaldívar no fue capaz de implementar. Aquí hay que rectificar el modelo, el tipo de desarrollo que estamos pensando para los próximos 20, 30 años.

“se han distorsionado los valores políticos”

En su exposición en el CEP, Escalona afirmó que los partidos hoy se avergüenzan de sí mismos, que los políticos están más preocupados de los temas locales que de ofrecer opciones de gobierno a la ciudadanía y, que a diferencia de todas las profesiones y oficios del país, en la política cada vez hay menos mujeres. Un diagnóstico crítico que, según él, es responsabilidad de los mismos políticos.

-¿Por qué dice que los partidos hoy se avergüenzan de sí mismos?

-Estamos viviendo en una época sumamente distorsionada desde el punto de vista de los valores políticos, porque hay muchos actores que huyen de su propia identidad. Por lo tanto, cómo podemos tener un proceso que permita revalidar la política si los propios actores desconocen lo que son. Este fenómeno de debilitamiento se manifiesta en la ausencia de los símbolos partidarios. No les pidamos a las personas, a los ciudadanos, que valoren la política, cuando los mismos actores no piensan siquiera en reconocerse a sí mismos como actores políticos.

-¿A qué se refiere con eso?

-La tarea de dirigir el Estado tiene luces y sombras. Tiene aplausos, como cuando la autoridad anuncia un bono, donde recibe de inmediato elogios de los más amplios sectores, pero la tarea de gobernar también implica decisiones impopulares, y cuando ésas se toman, se tiende a no dar la cara frente a la opinión pública. Veo que muchos actores políticos buscan hoy popularidad vinculándose con la farándula o con el mundo del deporte, que son respetables en sí mismos, pero muy distintos a la política.  Muchas veces parte de mis colegas creen que su función es entretener y no gobernar.

-Su tesis fue muy celebrada en su exposición en el CEP…

-Había varios empresarios, pero mayoritariamente eran estudiantes que piensan distinto a mí y  acogieron el punto de vista que yo presenté. Aunque soy una figura política que muchas veces ha sido denostada por su condición de “político”, me estimula seguir insistiendo en que los partidos existen para dar respuesta a los desafíos nacionales.

-A su juicio, ¿no lo están haciendo?

-Creo que en la búsqueda de popularidad los partidos políticos se han sumido en temas locales, particulares, en demandas de grupos específicos. Hay un notorio debilitamiento del sentido político nacional. Éste es un fenómeno que ya se alarga durante un largo tiempo, y que se acentúa con las negociaciones de los cupos parlamentarios y en la formación de las listas para las directivas de los partidos.

-¿Cree que en las presidenciales pueda pasar algo parecido?

-La última elección presidencial tuvo una apuesta exitosa a la despolitización que fue la candidatura de ME-O. Espero que la campaña del 2013 permita discutir proyectos en sociedad.

-¿Cómo fortalecer los partidos?

-Una primera medida es el cambio del sistema electoral por uno proporcional, pero de las consultas que hemos hecho en el Congreso, observo que el actor principal de la derecha, que es la UDI, no está disponible.

-¿Hace unos años usted se hubiera imaginado que iba a ser aplaudido en el CEP?

-Creo que la tarea de lograr la justicia social no se impone con una minoría. Conseguir una sociedad justa necesita mayorías. De manera que si mi preocupación y mi esfuerzo logran concitar una valoración más allá de nuestras filas tradicionales, bienvenido sea. Lo agradezco.

 

El error de Walker y Teillier

Escalona se refiere como “la polémica de la semana” al enfrentamiento entre los presidentes de la DC, Ignacio Walker, y del PC, Guillermo Teillier, a través de la prensa. Lo minimiza y dice que “la próxima semana la polémica será otra”.  “Todo esto está relacionado con la negociación parlamentaria. Lo que está ocurriendo acá es que los diferentes actores se están posicionando en la estrechez del sistema binominal y crean el mejor punto de partida para pedir los cupos parlamentarios en la negociación. Yo creo que esta discusión es la punta del iceberg de una turbulenta negociación parlamentaria”.

-¿Qué opina de las declaraciones de Walker, quien dijo que no se imaginaba un gobierno de la Concertación con ministros comunistas?

-Yo creo en lo que hicimos desde el año 90 en adelante. El que nombra el gabinete es el presidente. El líder que se elige recibe respaldo político de todos para organizar su gabinete. La Democracia Cristiana y el Partido Comunista insinúan algo que yo no comparto, que es que los partidos van a organizar el gabinete. Eso es fatal.

-¿Qué implica eso?

-Lo que generó la capacidad de la Concertación de gobernar durante 20 años con estabilidad fue que la persona que asumía la Presidencia de la República recibía un mandato pleno para organizar su gobierno. ¿Por qué Piñera tiene un alto grado de fracaso en su gobierno? Porque los partidos se meten en detalles que no se tienen que meter. Los partidos determinan prácticamente todo en este gobierno.

-En el gobierno de la Concertación también intervenían.

-No, no, perdóneme. Yo fui presidente de partido reiteradamente, y los partidos mandaban sus nóminas, pero el presidente decidía. Es cierto que se debilitó un poco en el tiempo. Pero como yo creo que Bachelet no es democratacristiana ni comunista, seamos claros: en unos y otros se hace presente la idea que desde los partidos  se va a organizar el gobierno. Eso no es así. Las reglas del juego que impusimos desde el comienzo eran el mandato pleno del presidente.

-¿Es secundario el acuerdo con el PC? Ellos siempre apoyan a la Concertación en segunda vuelta...

-No pienso que haya actores de primera ni de segunda.  Lo que yo digo es que tenemos que tener un programa en el que nos comprometamos todos.  Para mí la esencia de ese programa es la reforma de la sociedad chilena por vía institucional. Reformas económicas, sociales e institucionales, pero sobre la base de garantizar la estabilidad futura de la nación chilena. Si todos compartimos este criterio, perfecto, vamos adelante. El artículo octavo de la Constitución se cayó en 1989, así que el argumento de las exclusiones ideológicas lo rechazo. Lo que aquí se necesita es cohesión política en torno a los objetivos que durante cuatro años se van a llevar a cabo.

-¿Le parece que eso existe ?

-Si la Concertación o la oposición en general, desde democratacristianos hasta comunistas, pretendemos un nuevo gobierno concertacionista, ninguno puede tener pretensiones hegemónicas. O nos entendemos y nos respetamos o esto no es viable.

-Considerando las actuales discrepancias que existen en la oposición, ¿cuáles serían las condiciones para que Bachelet regrese pronto a Chile?

-Yo no veo que tengan que haber condiciones. El liderazgo nacional de Bachelet es a prueba del desorden concertacionista y de la oposición en general.

“No todos quieren primarias”

Cuando a Camilo Escalona se le pide que defina su año a cargo del Senado, le viene inmediatamente una palabra a la mente: agotador. “Por momentos las exigencias, tanto en la calidad como en la cantidad de los desafíos legislativos que hemos tenido,  me han resultado agotadoras, pero yo creo que he respondido”, dice.

-¿Qué opina de quienes hablan del “nuevo Escalona”, por su perfil dialogante?

-¡Je, je! (lanza una fuerte carcajada). No, no…

-¿Y los elogios que le hacen?

-Yo valoro las opiniones positivas hacia lo que uno realiza, porque también hay otros que lo dicen al revés, con mala intención. Como que yo habría dejado de ser lo que soy. No cabe ninguna duda que la tarea de presidir un partido es diferente a la de presidente del Senado.  He cumplido cabalmente con una función que me parece políticamente relevante: trabajar para que el Senado lleve adelante su tarea con plenas garantías.

-¿Va a repostular a su cargo?

-Voy a cumplir hasta el último día mi responsabilidad como presidente del Senado, porque cuando asumo una tarea lo hago con responsabilidad, pero, lógico, el próximo año, después de que deje la presidencia del Senado, mi tarea es presentarme a la reelección.

-¿Y si le ofrecieran ser ministro del Interior?

-Ya lo dije: mi tarea es presentarme a la reelección.

-¿Usted está a favor de las primarias en todo sentido?

-A favor en todo, pero no todos quieren primarias.

-Se dice que el PC planteó una fórmula mixta, donde no se realicen primarias cuando exista un parlamentario con liderazgo claro.

-Pero eso es estar de acuerdo con las conveniencias. O sea, quiere asegurar un diputado y que no haya primarias. Asegurar los propios y primarias para los demás. Eso no tiene sustento.

-¿Cómo se imagina las primarias presidenciales?

Percibo un riesgo, porque la desproporción en el apoyo público y ciudadano a Bachelet respecto de los otros candidatos  es de tal manera que observo la tentación de jugar con fuego.

-¿Cree que es mejor no hacerlas si la diferencia es tan grande?

-No, no, no. Las primarias son un dato.

-¿Y a qué apunta entonces?

-Hay personas que quieren subir de cualquier manera, incluso rompiendo sus lealtades con las ideas fuerza que han inspirado la coalición.

-¿Se refiere a Andrés Velasco?

-Me refiero a todas las personas que tienen como propósito horadar el prestigio de Bachelet para poder subir algunas comas en las encuestas.

-Pero es legítimo que quieran competir.

-Es legítimo competir, pero no dejar de ser lo que uno ha sido durante toda su vida por algunas décimas en las encuestas.

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