Por María José López Octubre 18, 2012

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El “hermano” de Allamand

Aunque el escándalo de los sobreprecios ya ha cobrado la salida de tres funcionarios de  Interior, entre ellos el ex fiscal Alejandro Peña, quien trabajaba bajo su mando, en la División de Estudios, en el gobierno y la Alianza rápidamente salieron a blindar al subsecretario Rodrigo Ubilla (RN).

En La Moneda Ubilla tiene un gran “escudo”: es muy cercano a una de las asesoras clave del presidente Piñera, María Luisa Brahm, y al ministro de Defensa, Andrés Allamand. Este último lo contactó a fines de 1988, cuando Ubilla hacía un magíster en Ciencias Políticas en la Universidad de Austin,Texas. Le pidió que lo ayudara a reclutar candidatos para RN en las parlamentarias, las primeras después de 17 años. En 1990, el mismo Allamand junto a Francisco Bulnes y Pedro Ibáñez le pidieron que formara el Instituto Libertad para que asesorara a los senadores y diputados de su partido, la mayoría de ellos primerizos en esta materia.

Allí trabajó codo a codo con Brahm, a quien ya conocía desde Odeplan, una de las carteras emblemáticas del régimen militar. Se instalaron en el comedor de diario de una casa de calle Europa, en Providencia. Compraron los muebles de segunda mano y un fax usado.

Uno de los primeros parlamentarios a los que asesoró fue a uno de sus mejores amigos, Raúl Urrutia, el ex rector de la Universidad del Mar, quien debió dejar su cargo en medio de graves denuncias.

Otro al que asesoró fue al entonces diputado Allamand. Con él tuvieron una relación cercana, casi familiar. Tanto, que  Ubilla se refiere a él como “mi hermano mayor”: ha sido su brazo derecho durante años y también su generalísimo en su campaña senatorial de 1997, que perdió dramáticamente. Por eso,  Allamand ha hecho gestiones para que en el caso de los sobreprecios Ubilla no salga “trasquilado”. “Hay preocupación de que él sea el ‘rostro’ de este escándalo, cuando faltan pocos días para que sea el vocero durante las elecciones municipales, y esté en televisión dando a conocer los votos. Son ‘dos caras’ que no gustan en La Moneda”, dicen desde el gobierno.

El “blindaje” de Allamand va más allá: varios especulan que si el ministro decide ser candidato en las próximas presidenciales, Ubilla sería uno de sus primeros reclutados. Sin embargo, en el entorno del subsecretario afirman que estará con Piñera hasta el final de su gobierno, porque tienen una relación cercana. Otros de sus aliados políticos son Carlos Zepeda, Daniel Platovsky y Alberto Espina. Su vínculo con Hinzpeter, sin embargo, es definido sólo como “una relación política”. Si bien ambos pertenecen al ala liberal de RN, son de una generación distinta.

 

Tozudo y desconfiado

El fin de semana pasado, sólo una oficina de La Moneda tenía la luz encendida. Era la del subsecretario del Interior, quien se instaló allí para preparar la carpeta de documentos que entregó este miércoles 17 a los fiscales José Morales y Jaime Retamal. Ante ellos estuvo más de cinco horas declarando sobre el escándalo de los sobreprecios que estalló a principios de mes y que terminó con la renuncia dePeña.

No es habitual verlo en La Moneda los fines de semana. Pero todos los viernes en la noche Ubilla sale de su oficina cargando tres cajas de cartón repletas de documentos que revisa los domingos en su casa.

Tras el caso bombas, varios en Interior cuestionaron la permanencia de Peña: pensaban que su polémica figura estaba exponiendo al ministro Hinzpeter. “Pero Ubilla no hizo caso de ello, a pesar del ruido que había en el ministerio”, dicen desde La Moneda.

Sus cercanos dicen que es meticuloso. “Casi desconfiado”, agregan algunos. Por esto, y porque es catalogado como detallista, es que en Interior causó tanta sorpresa que fuera su cartera la que esté hoy en el ojo del huracán.  Algunos atribuyen el escándalo de “sobreprecios” a otra característica de Ubilla: su tozudez. Tras el caso bombas, varios funcionarios de Interior cuestionaron la permanencia de Peña en el gobierno, pues pensaban que su polémica figura estaba exponiendo a Hinzpeter. “Pero Ubilla no hizo caso de ello, a pesar del ruido que había en el ministerio. Ése fue su gran error: mantenerlo tanto tiempo”, dicen.

 

Pasado público

A diferencia de varios de los ex subsecretarios de Interior, Ubilla no es abogado, es sociólogo. Por ello, se rodeó de profesionales que suplieran esa “carencia”. Es el caso de su jefa de gabinete, Claudia Alemparte, ex jefa jurídica de la Municipalidad de Lo Barnechea, y de Cecilia Power, encargada del Fondo Social de Interior: a ambas las conoció durante su gestión como administrador municipal de la ex alcaldesa Marta Ehlers. Sus otros asesores más cercanos son Germán Quinteros, quien llegó en enero a trabajar para preparar las próximas municipales, y los jefes de las divisiones Jurídica y Administración y Finanzas de la Subsecretaría, el abogado Víctor Hugo Merino y el ingeniero John Barra, respectivamente.

En su entorno le reconocen su experiencia en el aparato público, algo que aprendió en los años ‘80 cuando trabajó en Odeplan y, más tarde, en Lo Barnechea. Un ejemplo de ello ocurrió apenas llegó a La Moneda. La emergencia del 27-F impactó a muchos de los debutantes en el gobierno que venían del mundo privado, entre ellos el subsecretario de Prevención del Delito, Cristóbal Lira. “Teníamos que abastecer a 300 mil personas que habían quedado sin acceso a alimentos. Él exigía una autofiscalización y contar con el visto bueno de Contraloría”, cuenta Lira. El subsecretario del Minvu, Juan Carlos Jobet, quien trabajó con Ubilla en Interior mientras era jefe de gabinete de  Hinzpeter, coincide con este sello. “Cuando llegamos al gobierno, durante el trabajo del comité de emergencia, nuestro equipo buscó empujar al Estado e innovar en las soluciones. Él nos daba todo el soporte administrativo, pero enfatizaba en el cumplimiento de la normativa, cosa que fue esencial en el éxito del procedimiento”.

Su manejo en esta emergencia fue reconocido por el contralor Ramiro Mendoza, quien el 2011 lo invitó a exponer en un seminario sobre control de crisis.

 Otro asesor cuenta que durante los primeros meses de este gobierno, las platas de Interior estaban en el BancoEstado. Sin embargo, se hizo una licitación y el mejor postor fue el BBVA. “Esto no cayó bien en BancoEstado, donde Pablo Piñera es gerente general, y Roberto Palumbo, quien es muy cercano a Ubilla, es vicepresidente. Pero el subsecretario está por sobre eso, aunque saque roncha”. 

El blindado

Trabajo invisible

“Su trabajo es como el de un arquero o de un defensa. Es su obligación atajar los goles. Nadie te aplaude por eso. Pero si no los atajas, te pifian”, agrega Jobet.

De ahí que, por su cargo, haya sido clave como enviado del gobierno a resolver los conflictos de Rapa Nui, Magallanes, Calama, Freirina y Arauco, entre otros.

En todo ellos ha tenido bajo perfil. Sin embargo, a ojos de La Moneda su papel ha sido protagónico. Durante las protestas en Magallanes por el alza de los combustibles, a pesar de que fue  el primero en llegar y “tantear” el terreno -creó la mesa de diálogo-, fue Laurence Golborne, entonces a la cabeza de Energía, quien selló el acuerdo.

“El rol de Ubilla implica ‘bailar con la fea’, tener ‘cuero de chancho’ y no llevarse los aplausos”, dicen desde palacio.

 Así, pese a que ha liderado varios acuerdos en distintos conflictos sociales, y que es reconocido como un “apagador de incendios” por su manejo político y poder de negociación, en su entorno reconocen que le juega en contra su carácter fuerte. “Es muy mal genio. Va al choque”, dice un cercano.  Otro matiza: “No es tan hosco como se ve”. Tanto, añade, que varias veces ha sido anfitrión de comidas en su casa en El Arrayán, donde se luce como chef. Su especialidad: la paella.

 

“Primero” en el gobierno

Era febrero de 2010 cuando Ubilla recibió un llamado telefónico. Al otro lado de la línea, Piñera le ofrecía la subsecretaría del Interior. Por entonces, el sociólogo tenía otros planes: se integraría  a la empresa de comunicaciones Nexos, que entre sus socias cuenta a Isabel Izquierdo, mujer del empresario Bernardo Matte. Allí crearía un área de estudios del entorno empresarial y de comunidades, experiencia que ganó en su consultora Targeting, que él creó para asesorar a empresas en conflictos sociales, como por ejemplo, la Forestal Mininco, filial de CMPC, con los mapuches a mediados de los 90.

Pese a que quería la Subsecretaría de Desarrollo Regional , hoy a cargo de Miguel Flores, aceptó la oferta. “Ser subsecretario de Interior es un cargo estratégico. Más importante, incluso, que muchos ministerios”, dicen desde RN.

“Hay preocupación de que Ubilla, sea el ‘rostro’ de este escándalo, al mismo tiempo que lo será durante las elecciones municipales, cuando esté en televisión dando a conocer los votos. Son ‘dos caras’ que no gustan en La Moneda”, dicen desde el gobierno.

Ubilla fue el primero en aterrizar en La Moneda. El 9 de marzo de 2010 llegó a palacio a preparar la instalación del gobierno. Allí lo esperaba Patricio Rosende, subsecretario de la presidenta Bachelet.  Así se fraguó el traspaso de mando. El 2014 le tocará hacer lo mismo con su sucesor.

En el gobierno se ha preocupado de ejercer su poder. Si bien por protocolo, y en jerarquía, él es el “primero” de los subsecretarios, sus cercanos señalan que ése es un “estatus” que le gusta remarcar. Cada vez que el presidente organiza reuniones con los subsecretarios, él es el primero en tomar la palabra. Asimismo, demuestra su liderazgo organizando los últimos viernes de cada mes almuerzos con sus pares. 

Y así como “marca terreno” con los otros subsecretarios, en Interior dicen que pasa lo mismo. “Es muy dueño de su rancho y celoso de su área. Por su actitud, él deja claro que es el segundo de ese ministerio”, dicen de esa cartera. Otro complementa: “Es muy primus inter pares, es decir, se siente el primero entre iguales”.

Este “sello”, dicen en Interior, cobra fuerza cuando se reúne con  Cristóbal Lira. Aunque Lira lo desmiente, miembros de su repartición aseguran que Ubilla a veces “peca de soberbio y que lo mira en menos por su inexperiencia política”.

A Carabineros es cercano: todos los lunes, a las 3:30 p.m., se reúne, junto a Lira, con el director de Orden y Seguridad y el subdirector de la PDI para ver la agenda semanal. “A pesar de eso, él se entiende directamente con las cabezas de ambas policías”, dicen en palacio.

Esto se contrapone con su perfil poco mediático: a diferencia de otros subsecretarios, como Felipe Harboe (PPD) y Jorge Burgos (DC), Ubilla no es conocido popularmente y tampoco ha sobresalido. Algunos atribuyen esto a que carece de carisma y que es poco empático.

Su próximo desafío: será el vocero de los resultados de las municipales el próximo 28 de octubre. Con la reforma electoral, será la última vez que un subsecretario del Interior tenga a cargo esa tarea, que próximamente estará en manos del Servel.

Las elecciones coincidirán con su cumpleaños 54 y con su 29ª aniversario de matrimonio. Los pasará trabajando.

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