Por Sebastián Rivas Octubre 11, 2012

© Soledad Menchaca

Fue un detalle que pasó casi desapercibido. El viernes 5 de octubre, en medio del acto en que la Concertación y el Partido Comunista celebraron por primera vez en conjunto el aniversario del triunfo del “No” en la calle París -y que terminó con una “funa” de estudiantes del Internado Nacional Barros Arana-, el documento conjunto de dos páginas tenía una omisión sustantiva: en ninguna parte aparecía el nombre “Concertación”. A cambio, aparecía el nombre “Oposición unida para municipios democráticos”, y se hacían compromisos genéricos como más democracia local, mejorar la calidad de vida y la necesidad de una nueva Constitución.

Dos días después, en el Centro Arte Alameda, otro documento -esta vez de 10 páginas- desató una fuerte polémica. El texto eran los “apuntes programáticos” del PPD, el PC, el Partido Radical y la Izquierda Ciudadana para un futuro gobierno. Entre sus puntos, se incluyen pedir una Asamblea Constituyente, el cambio del modelo de un Estado subsidiario a uno “protector y responsable”, una empresa estatal del litio y la nacionalización del agua.

Los documentos son el reflejo de la tensión que hoy existe en los partidos opositores sobre el que se prevé será el primer gran conflicto que deberá afrontar Michelle Bachelet, ya que hoy nadie duda de que finalmente regresará a Chile: zanjar cuál será el programa con el que enfrentará su carrera a La Moneda en 2013.

La división no se da sólo entre los partidos. También al interior de ellos hay visiones encontradas entre quienes postulan un programa agresivo y de izquierda para sintonizar con las demandas ciudadanas, y los que advierten que se debe privilegiar la gobernabilidad y no cargar a Bachelet con demasiadas expectativas. Hay una sola coincidencia: el tema explotará tras las elecciones municipales. Y todos se están preparando. Ya hay una fecha anotada: la segunda semana de noviembre, cuando el PPD, la DC y Andrés Velasco revelarán sus propuestas.

Juego de anticipos

Cumming 350, la sede del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz -(ICAL, vinculado al PC)-, albergó el pasado sábado el encuentro de los encargados programáticos del pacto Por un Chile Justo. Francisco Vidal (PPD), Marcos Barraza, director del ICAL (PC), Rubén Darío Díaz (PRSD) y Gonzalo Rovira (IC) trabajaron seis horas en el borrador final de la propuesta presentada al día siguiente. Dos días antes, Vidal había enfrentado una dura instancia en la comisión política de su partido: el sector “laguista”, representado por el diputado y vicepresidente Felipe Harboe, cuestionó extractos del borrador del texto que incluían estatizaciones en áreas como la salud y la energía, que al final fueron sacados de la propuesta.

Si bien el pacto sólo fue constituido para las municipales, las propuestas apuntan a cambios a nivel político y nacional. El propio presidente del PPD, Jaime Quintana, quien integra el grupo más cercano al senador Guido Girardi, fue explícito al decir en el acto del 7 de octubre que el bloque busca un “giro a la izquierda”. Y los organizadores señalan que el texto contiene referencias a documentos previos de la oposición, como los acuerdos en materia educacional y de reforma tributaria. La idea es que el marco sea suficientemente amplio para recibir respaldo de figuras de otras colectividades, como Fulvio Rossi y Marcelo Díaz (PS), y Mariano Ruiz-Esquide, Gabriel Silber y Gabriel Ascencio (DC).

En el “girardismo” afirman que la presentación del documento es una apuesta por anticipar el debate de los contenidos de un próximo gobierno. El análisis es que, una vez que Bachelet regrese, cualquier discusión será más compleja, y que por ello se debe “sacar al pizarrón” a quienes se oponen a planteamientos como la Asamblea Constituyente. Dos símbolos son el presidente de la DC, Ignacio Walker, y el precandidato presidencial Andrés Velasco. El camino tendrá un nuevo hito el 11 de noviembre: ese día, el PPD presentará su propuesta programática de cara a 2013. Para ello, Vidal organizó un cronograma con reuniones todos los jueves hasta la entrega del documento.

Los radicales, por su parte, tienen una agenda clara: construir puentes hacia la izquierda pensando en que José Antonio Gómez pueda aglutinar al sector de cara a una primaria. En su discurso del 7 de octubre hizo guiños explícitos al PC, como la mención a la educación gratuita y una dura crítica al sistema de mercado. El senador se ha acercado a esa colectividad y ser su abanderado les permitiría llevar un programa propio para ser debatido frente al que plantee Bachelet.

Los comunistas se debaten en dos frentes. Al interior del partido, Teillier ha debido enfrentar las críticas del grupo más joven, reacio a pactar con la Concertación. Y, además, han recibido cuestionamientos de parte del PS y la DC por sus posiciones. Sin embargo, los comunistas están convencidos de que se llegará a un entendimiento. En privado, Teillier ha comentado que sabe lo difícil que es llamar a una Asamblea Constituyente bajo el ordenamiento actual, y que el PC aspira a llegar unido con toda la oposición a las elecciones de 2013.

El PS y la DC deberán afrontar el tema programático antes de fin de año. Mientras los socialistas tienen programada la primera entrega de los resultados de sus comisiones para diciembre, los democratacristianos debatirán en su Junta Nacional, el fin de semana del 10 de noviembre.

 

Para el bloque, uno de los factores clave es la votación que obtendrán como grupo en las elecciones municipales, enfrentados al eje DC-PS. Y el temor que sobrevuela es qué ocurrirá si la resistencia de ambos partidos a las propuestas se extiende a Bachelet. Más aún cuando figuras como Girardi han planteado, a lo largo del tiempo, que se debe avanzar hacia un nuevo bloque en el que tengan cabida actores como Marco Enríquez-Ominami.

 

La apuesta por la gobernabilidad

El pasado lunes, la reunión de secretarios generales de la Concertación partió con un acto simbólico. El representante del PPD, Gonzalo Navarrete, entregó una copia del programa presentado el día antes junto a sus socios de pacto a sus pares de la DC y el PS, Víctor Maldonado y Álvaro Elizalde. La respuesta de Maldonado fue advertirles a sus colegas que el documento obligaba a los partidos a adelantar sus definiciones programáticas para inmediatamente después de las municipales. Y que eso generaría tensiones en la coalición. Sus palabras fueron en una línea similar a lo que dijo el sábado el presidente del PS, Osvaldo Andrade, quien afirmó estar “defraudado” por el levantamiento de programas.

En las directivas de los partidos del eje “histórico” de la Concertación, el documento del pacto Por un Chile Justo ha sido mirado con sospecha e inquietud. El análisis es que, más que “izquierdizar” a la futura coalición, las propuestas planteadas elevan las expectativas hasta niveles irrealizables en el actual esquema. Y que, si bien hay consenso en varios de los diagnósticos, las soluciones propuestas inmovilizarían y complicarían a un próximo gobierno, que ya tiene una agenda difícil porque deberá resolver temas claves donde se requieren acuerdos, como el futuro energético del país y las reformas al sistema político, tributario y de salud. Así, la lectura es que el texto sería un intento de presión a Bachelet en la antesala de su regreso. Y que lo único positivo es que el documento dejó marcada la “frontera izquierda” de un eventual nuevo gobierno.

Esta línea de análisis es compartida por un grupo transversal, entre los que se incluyen los firmantes del documento “De cara al futuro”, que circuló en junio pasado y que llamaba a defender la obra de la Concertación y el valor de la alianza con el centro. En este grupo están figuras como los socialistas Enrique Correa, Francisco Aleuy y Óscar Guillermo Garretón, los DC Jorge Burgos y Mariana Aylwin, y el PPD Felipe Harboe, entre otros.

Con todo, tanto el PS como la DC deberán afrontar el tema programático antes de fin de año. Mientras los socialistas tienen programada la primera entrega de los resultados de sus comisiones para diciembre, los democratacristianos debatirán el tema en su Junta Nacional, programada para el fin de semana del 10 de noviembre. Actualmente, el equipo que dirige el vicepresidente Pablo Badenier ya tiene un borrador de 40 páginas, en que se incluyen propuestas de reformas en áreas como salud, educación y temas tributarios.

En el caso de la DC, la junta también servirá para zanjar su posición ante el regreso de Bachelet. Aunque en la directiva reconocen el derecho a competir de Claudio Orrego y Ximena Rincón, también apuntan que el costo de no apoyar a la ex presidenta durante varios meses puede afectar a varias de las candidaturas parlamentarias, sobre todo aquellas que tengan que ir a primarias. Además, como el PPD y el PS ya han anunciado su apoyo a Bachelet, esto también podría tensionar la relación en el “eje histórico”. Por eso, se estudian fórmulas como fijar un piso mínimo de participación en la elección interna del candidato.

A ello se suma otra presentación por los mismos días: Velasco evalúa lanzar su programa de gobierno con un gran acto el 7 de noviembre, en que también revelará sus equipos de trabajo. Todo esto, de acuerdo a los plazos estimados, antes de que Bachelet oficialice su regreso al país, a fines de diciembre o inicios de 2013.

 

Lo que hará Bachelet

Sin embargo, en el entorno de la ex presidenta el tema programático no es, por ahora, una preocupación. Aun cuando el año pasado se barajó la posibilidad de que la Fundación Dialoga realizara una serie de trabajos conducentes a una propuesta programática, la decisión final fue no abrir las puertas de la entidad a la elaboración de un posible programa de Bachelet. No sólo eso. Se acordó, además, que las comisiones temáticas -Jóvenes, Internacional, Derechos Ciudadanos, entre otras- no se establecieran como tales, para no generar polémicas con los partidos y adquirir un protagonismo contrario a la estrategia de la ex presidenta. Así, se optó por organizar encuentros temáticos en diferentes comunas del país.

Por ello, la apuesta de Bachelet será marginarse de los puntos que dividen a la oposición y proponer una agenda “ciudadana”, con temas como el empleo juvenil, regionalización y nuevos proyecto de empoderamiento de las mujeres. “La clave de su programa serán las demandas ciudadanas”, señalan cercanos a la ex gobernante.

A ello se suma que el escenario más probable es que Bachelet enfrente primarias con al menos dos rivales: Gómez y Velasco. Por lo tanto, la instancia también será una oportunidad donde se midan las diversas propuestas programáticas pensando en un consenso de toda la oposición para la elección presidencial.

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