Por Sebastián Rivas Julio 26, 2012

Cuatro horas pasó Marco Enríquez-Ominami (38) el pasado domingo 22 en su casa de La Dehesa firmando, una por una, 826 fichas de inscripciones de candidaturas a alcaldesy concejal. Es un símbolo de su nuevo rol como presidente del Partido Progresista (PRO): dos años y medio después de su candidatura a La Moneda, la colectividad competirá con postulantes a las elecciones municipales, algo que despierta molestia e inquietud en la Concertación. “Y esperamos llegar a mil candidatos de aquí al lunes”, dice desafiante.

Esta semana, Enríquez-Ominami volvió al centro de la atención política con el cierre del plazo para las candidaturas municipales. Aunque la atención se centró en la decisión del PRO de presentar candidatos a alcalde en comunas emblemáticas para la Concertación, como La Florida, Puente Alto e Iquique, la decisión fue vista como la partida para un objetivo mayor: una nueva postulación a La Moneda en 2013.

Su discurso ha cambiado. En medio de la proliferación de aspirantes independientes a La Moneda, como Andrés Velasco y Franco Parisi, ME-O opta por un camino distinto: defender la política. Afirma que la única forma de realizar modificaciones es “desde adentro”. Y con ello, desliza a lo largo de toda la conversación algo que parece tener resuelto: que no se detendrá hasta volver a competir en las elecciones presidenciales.

-¿Cómo ha sido el camino después de la elección?

-Son dos años y medio sin cargo alguno. Ha sido una travesía de mucha contención, de resistir, de no hablar cuando no tienes que hablar, de ir a marchar discretamente, de aceptar también que tienes que acumular fuerzas, que de repente no es tu momento. Eso es un aprendizaje. Creer que todos los años son míos… No, no. El 2009 impactaste, pero el 2010 correspondía acumular fuerzas.

-También pasó a tener un rol más institucional, como es el ser presidente de un partido. Algo muy político.

-Yo he madurado, he crecido. Aprendí de mis errores y mis aciertos. En 2009, mi campaña tenía algo de rebeldía contra los errores de la Concertación. Teníamos un proyecto de futuro, pero estaba alimentado por lo que había pasado antes. Ahora el proyecto progresista es sólo de futuro, aprendiendo las lecciones del pasado.  

-¿Cómo ha sido ese proceso?

-Durante estos tres años, en silencio, he recorrido Chile varias veces, he estado en 240 comunas. He recorrido América Latina. He construido confianzas con líderes políticos de Europa, América del Sur, Centroamérica.

-¿Y por qué optó por un perfil más político?

-Ya que está de moda disparar contra la política, he aprendido que la política es el espacio de la perseverancia, donde una buena idea no sólo tiene que ser compartida por todos, sino que uno tiene que perseverar para llegar a la gente. En ese sentido, hay un proceso de reflexión de mi pensamiento, de contraste empírico con la realidad. El 2009 aposté al impacto, hoy busco la perseverancia. Así hemos ido acumulando fuerzas.

- Pero hoy la crítica a los partidos está más fuerte.

-El 2009 también fui a contrapelo: cuando todos estaban en la partidocracia, yo fui candidato independiente. Ahora, fue por un tecnicismo electoral: es más, no creo que exista un pensamiento independiente. El partido es la manera para entrar a las reglas del juego y así poder cambiarlas. Es la misma discusión que hubo el 87: ¿por qué entrar al plebiscito si Pinochet era un dictador? El único camino para cambiar las cosas que yo conozco, por ahora, son las elecciones.

“No voy a ser nuevo, pero puedo ser original”

Cuando se le pregunta por las cosas que ha cambiado desde 2009, Enríquez-Ominami hace gala de su buen humor: “Tengo mejor dicción, bajé de peso”, dice entre risas. Pero luego, refuerza su idea de apostar por la política: “Antes me costaba responder con quién gobernaría, y hoy puedo responder que con 80 mil líderes del PRO. Hoy existe un PRO que está legalizado en 10 regiones y va a estar en 15”, señala.

-¿Está consciente de que usted ya no será novedad?

-Yo nunca más voy a ser nuevo, pero puedo ser original. Por supuesto, la primera impresión no se repite dos veces. Y la primera impresión ya ocurrió. Hubo un impacto en 2009. Ahora se trata de construir un proyecto sobre la responsabilidad fiscal, sobre el gasto fiscal, sobre la sociedad solidaria que yo sueño. Es otro desafío.

-¿Cree que hay un riesgo de que haya gente que lo vea como parte de la vieja política, al ya haber competido?

-La gente no es tonta. Si un político habla, actúa y piensa como la vieja política, la gente se da cuenta que ese político es del pasado. Yo no.  Algunos pensaron que lo mío era un cometa Halley, pero después de mí vinieron los estudiantes, Castilla, Aysén, Calama… Creo que éste es un punto de no retorno.

-Alguien que votó por usted el 2009, ¿con qué Marco se va a encontrar ahora?

-Hoy tengo posiciones más profundas sobre ciertas controversias: Iglesia-Estado, mercado-Estado. También creo que Chile es un país de castas, hiperclasista. En Chile te preguntan el segundo apellido, que es una lógica muy colonial. Estoy más radical en esto, más duro. El problema son las reglas de la convivencia. Estoy convencido que las sociedades solidarias dependen primero de que tengamos reglas democráticas. Que la exclusión en la política es la exclusión social. La economía no se come a la política; la política se come a la economía.

-O sea, para usted los cambios pasan por la política.

-Exactamente. Todos los temas de los grandes debates de Piñera, ¿fueron económicos o políticos? La educación, HidroAysén, Castilla… Las crisis de Piñera, ¿dónde estuvieron? Si te fijas bien, ninguna estuvo en la economía.

Aprendiendo a perder

En las elecciones de 2009, ME-O  obtuvo el tercer lugar, con el 20,13% de los votos. Según cuenta hoy, en aquel momento tenía dos vías para enfrentar su “travesía por el desierto”: irse a estudiar o a trabajar al extranjero junto a su familia, o prepararse para una segunda oportunidad. Optó por la segunda, y se obsesionó con revisar casos de presidentes que llegaron al poder tras perder sus primeras elecciones: “Tomé casos que me parecieron emblemáticos:  (François) Mitterrand, (Salvador) Allende, Lula y (Ollanta) Humala. Todos ellos perseveraron recorriendo sus países por tierra, sin prensa”, cuenta.

"Lo importante es que la primera vuelta sea la gran primaria. No dependemos de otras candidaturas. Nosotros vamos a estar en la papeleta el 2012 y el 2013. Y vamos a pasar a segunda vuelta"

La asociación inevitable es con una eventual nueva postulación presidencial, algo que ha reflotado con la proliferación de precandidaturas. Sin embargo, él tiene un juicio crítico: si bien dice alegrarse, también señala que “hay que ver” quiénes llegarán a 2013 y que sólo debatirá con los otros “cuando sean candidatos”.

-¿Cómo se decidió a estudiar los casos?

- “La democracia también requiere buenos perdedores. Cuando no hay buenos perdedores, no hay buena democracia”, me dijo una vez Antanas Mockus (ex candidato perdedor en Colombia). A mí me tocó no ganar el 2009, me tocó, al igual que todos los chilenos el trauma del terremoto, el primer gobierno de derecha y, en ese cuadro, tomé una decisión muy a contrapelo del sentido común, que fue construir un partido, crear una fundación y dedicarme a la dinámica programática.

 

El rol de Karen y la pelea con Marambio

En medio de la sesión de fotos, Marco Enríquez-Ominami atiende una llamada: es su esposa, Karen Doggenweiler, quien no dudó en apoyar su candidatura presidencial en 2009. En los últimos días, ambos han hablado también de cómo apoyará en una eventual postulación, sobre todo porque una colega de TVN, Consuelo Saavedra, está en una situación similar con Andrés Velasco.

Precisamente por eso, el ex diputado no critica la aparición de la conductora de 24 horas en Las Últimas Noticias el pasado domingo hablando sobre su vida con el ex ministro de Hacienda. “A mí me parece que está en su derecho, y no voy a hacer lo que hicieron conmigo. No voy a criminalizar a una profesional como Consuelo Saavedra, que tiene todos los talentos del mundo para ser lectora de noticias. No tengo mucho que comentar”, afirma, y luego añade: “Creo que ya vendrá el momento en que con Karen vamos a recorrer el país para construir una alternativa”.

Otra de las figuras que lo acompañó en la campaña fue el empresario Max Marambio, con quien se distanció hace un tiempo. “Estamos en proyectos distintos. Él está en la defensa legítima y justa de su honra, que fue puesta en duda de manera completamente injusta. Y yo me dediqué el 2010 y el 2011 a recorrer el país”, dice aludiendo a la investigación ordenada por el régimen cubano sobre la empresa Río Zaza, de Marambio.

Marambio fue también uno de los principales financistas de la campaña presidencial de ME-O. “Max fue importante, pero no crean que puso todo. Lo más relevante no fue cuánto puso, sino que cuándo”, plantea.

Según asegura, su partido PRO hoy se financia a través de dineros de adherentes que llegan por internet, recursos que él mismo y los principales dirigentes ponen de su bolsillo, y los pagos de algunas conferencias que da en el exterior. Sin embargo, Enríquez-Ominami también tiene una fundación, Progresa, ubicada en la misma casona de la colectividad -Salvador 1057-, y que ha recibido aportes del exterior: se ganó un proyecto de la Open Society Foundations, vinculada a George Soros, sobre el tema de drogas, y está en una asociación estratégica con la Universidad de Rosario, en Argentina, para crear en Santiago una casa de estudios para la tercera edad.

Cambio de Marco

-¿Por qué no ha participado en los debates de precandidatos presidenciales?

-En un debate presidencial en que está Claudio Orrego y Ximena Rincón, ¿ustedes creen que los dos van a ser candidatos presidenciales? ¿Cómo voy a ir a un debate que en su origen está viciado? Porque eso no es un debate presidencial: es entre líderes que les encantaría presentarse. Los candidatos presidenciales, entiendo yo, pueden garantizarle a su país que estarán en la papeleta, producto de la voluntad y de la convicción, y no del cálculo.

-¿Usted garantiza que va a estar en la papeleta?

-Los progresistas vamos a estar presentes el 2012 y el 2013. Te lo pongo de otra manera: esta entrevista, ¿por qué crees tú que la doy? La respuesta está en la pregunta. La entrevista la doy abiertamente porque nosotros estamos construyendo alternativa.

-¿Cómo va a explicar a un votante desencantado de la política que le conviene más optar por usted, que tiene un partido, y no por outsiders como Franco Parisi?

-Si tú estás en un barco, te importa quién es el capitán.  Si no te preocupas de participar o eliges a un mal capitán, el barco se puede hundir y vamos a perder todos. Pero felizmente los chilenos saben eso. Para muchos que viven en precariedad, el cambio es esencial, urgente, pero no quieren perder lo poco que tienen. Ese cambio con seguridad es el que yo ofrezco.

-¿Pero lo afecta que postule Parisi o Andrés Velasco?

-Cuando sean candidatos voy a estar disponible a debatir. Creo que algunos están turisteando. Cuando en 2009 yo estaba solo dando esta pelea, algunos estaban dedicados al lucro, el otro era ministro; uno estaba con Piñera y el otro con Frei. Les voy a decir cuál es la diferencia: su propia aspiración personal. A diferencia de ellos, que no estuvieron conmigo, me alegro de que existan candidatos independientes. Me parece que es mi triunfo. Antes era muy raro postular a las presidenciales. Lo que impactó en Chile es que un joven de 35 años dijera: “Yo me inscribo”. Bueno, abrí las puertas.

-Ahora va a haber mucha más oferta.

-Primero veamos. Porque estamos a 14 meses, y nombran a Michelle Bachelet, una persona que está en Nueva York;  otro que no ha juntado firmas, otro que ha dicho públicamente que si va Bachelet él no va, y tres DC, porque no tengo claro que Rincón y Orrego lleguen a primarias. Yo veo mucho más a Ignacio Walker como candidato. Entonces, me están invitando a una conversación en donde creo que a estas alturas, el único que puede ser candidato real a primarias es José Antonio Gómez.

"No dependemos de otra candidatura"

Otro punto en que Enríquez-Ominami es especialmente duro es sobre el posible regreso de Michelle Bachelet. Anuncia que no se sumará a una primaria opositora y afirma que la ex mandataria es “parte del pasado”.

-¿Cómo analiza que la principal carta de la  Concertación sea Bachelet?

-¿Conocen la película El día de la marmota? Es el día de la marmota, exactamente igual que el 2009. Para el 2013, los líderes de la Concertación me están diciendo que el cambio y el futuro lo va a encarnar un ex presidente. Creo que no. Hay un mundo que cambió en dos años.

-¿Cómo ve un eventual regreso de ella?

-(Largo silencio) En La Ligua, cuando yo era diputado y ella era presidenta, dijo una frase brillante, muy linda, que era: “Que nadie se repita el plato”. Me quedo con esa frase, que es muy buena. Y dicha por ella. La pretensión de sus voceros de pedirle que se repita el plato es la expresión de su propia fatiga.

-¿Qué le parece que haya optado por guardar silencio?

-Ella impidió el debate cuando era presidenta. No me sorprende que lo haga de nuevo. Pero Bachelet es el pasado. Los chilenos quieren y necesitan mirar al futuro. No quiero perder mi tiempo peleándome con el pasado.

-¿Y qué pasa si no viene Bachelet? ¿Aceptaría competir en una primaria de la Concertación?

-Ésa es una candidatura virtual que ahoga a la Concertación, no a nosotros. Nada de nuestros libretos tiene que ver con ella. ¿Me están pidiendo que me pronuncie sobre una señora que está a diez mil kilómetros de aquí, y pelearme e ir a debates con sus voceros?

-Entonces, el PRO irá directamente a primera vuelta.

-Nuestro movimiento ha dicho siempre que quiere primarias, pero la Concertación no tiene credibilidad para proponer hoy unas primarias. El 2009 mintieron, el 2010 se escondieron,  el 2012 hicieron primarias sólo donde les convenía y el 2013 ya fijaron la fecha de manera unilateral. En estas condiciones, lo importante es que la primera vuelta sea la gran primaria. No dependemos de otras candidaturas. Nosotros vamos a estar en la papeleta el 2012 y el 2013.  Y vamos a pasar a segunda vuelta.

 

“La Concertación es parte del problema”

Este lunes, ME-O llegará hasta el Servel para inscribir la lista del PRO para las elecciones municipales. Será un punto de quiebre en la relación del ex diputado con la Concertación.  Sobre todo porque se anticipa que varias de las 75 candidaturas a alcalde pueden sumar votos que impidan ganar a los postulantes concertacionistas.

-¿No teme cargar con la imagen de ser el nuevo “cura de Catapilco”?

-El cura de Catapilco jamás quiso ser presidente. Nosotros tenemos un proyecto de país.  Y si la Concertación hubiera aceptado primarias en su momento, no estaríamos en esta situación.

-¿Cómo ve al gobierno hoy?

-En sus cuatro promesas me parece un desastre. El mejor gobierno de todos los tiempos, no. La eficiencia, tampoco. La delincuencia, no. Y la corrupción, está el caso Kodama. Creo que  está completamente equivocado en no entender que el verdadero problema en Chile es cambiar las reglas de la distribución de poder. Ahora, no me compro la idea de que vaya a terminar mal. Va a finalizar mejor de lo que todos creen. Porque está aprendiendo a gobernar, se le quitó lo arrogante, están mucho más contenidos.

"No me voy a pronunciar por una señora que está a 10 mil kilómetros de Chile (...) Otro no ha juntado firmas, y otro ha dicho que si va Bachelet, él no. A estas alturas, creo que el único candidato real a primarias es Gómez. No creo que Orrego ni Ximena Rincón lleguen al final, veo mucho más a Walker como candidato de la DC"

-Por lo tanto, ¿cree que un candidato de derecha puede ser competitivo?

-No tengo ninguna duda: es completamente equivocado asumir que las encuestas miden bien a Golborne o Allamand. O sea, creer que la derecha en Chile tiene en primera vuelta 16 puntos… Si Pinochet sacó un 43%, no me lo compro.

-¿Y ante eso no es mejor enfrentar juntos a la derecha?

-Es que creo que a la derecha hay que enfrentarla. Pero creo que la Concertación también es parte del problema.

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