Por María José López y Juan Pablo Sallaberry Agosto 25, 2011

No son detectives privadas. Tampoco practican artes marciales. Menos se dedican a resolver  asesinatos o delitos encubiertos. Y a pesar de que sus nombres no son Sabrina Duncan, Jill Munroe ni Kelly Garrett, todos las llaman "Los Ángeles de Charlie". Pero a diferencia de la serie de los 70, María Irene Chadwick, Magdalena Piñera y Carla Munizaga no trabajan para Charlie Townsend. Su jefe es Sebastián Piñera, a quien acompañan a sol y sombra durante todas sus jornadas de trabajo. "Es su núcleo más duro de confianza, pues están todo el día con él: entran y salen de su oficina varias veces al día, lo acompañan a terreno y velan para que su agenda funcione en orden. La verdad es que le resuelven la vida", explica un asesor de la presidencia.

Esta cercanía se ha acentuado durante las últimas semanas, luego de que el ingeniero civil Juan Ignacio Eyzaguirre, quien hasta hace poco ejercía como jefe de gabinete del mandatario, fuera reasignado a la unidad de Proyectos Especiales de la Presidencia. Este cambio de libreto permitió que Chadwick -directora de Programación-, Piñera -asesora de Contenidos- y Munizaga -jefa de Prensa- asumieran en conjunto las tareas que contempla ese cargo. Así, además de sus labores diarias, ellas ahora se preocupan de la agenda del mandatario: gestionar sus salidas a terreno, reuniones políticas, visitas, encuentros y celebraciones.

La estrecha relación de este trío -además son amigas- se remonta a la última campaña presidencial del 2009. Entonces, Munizaga era la jefa de gabinete, mientras que las primas se dedicaban a organizar los eventos y las tareas de avanzada. Las tres tenían escritorio en el piso 18 de Apoquindo 3000, cuartel general de asesores del entonces candidato. Ahí fue donde aprendieron una de las máximas, que aplican hasta hoy: para trabajar con Piñera nunca hay que ir con problemas, sólo con soluciones.

Hoy, su centro de operaciones está en el segundo piso de La Moneda, en el corazón del gabinete presidencial y a pocos pasos de la oficina de Sebastián Piñera. Desde la semana pasada, Magdalena y Carla habitan la ex oficina de Eyzaguirre, mientras que María Irene se sitúa en el ala inferior izquierda. En ese sector de Palacio, específicamente en el comedor de asesores, comienza su rutina diaria: religiosamente, a las 9 de la mañana, se reúnen con el secretario general de Gobierno, Andrés Chadwick; el director jefe de la Secom, Mauricio Lob, el director de Contenidos, Ignacio Rivadeneira, y el encargado de imagen, Hernán Larraín. Durante una hora analizan las comunicaciones y la pauta diaria que llevará el mandatario ese día.

Los jueves por la tarde este mismo equipo se vuelve a reunir. Esta vez, la asamblea es ampliada: asisten también el presidente, la jefa del equipo de asesores del segundo piso, María Luisa Brahm, y la asesora comunicacional, Fernanda Otero. Entonces se conversan los asuntos de gobierno, política  y planificación estratégica. Si bien "Mirene", "Mane" y Carla no resuelven temas de política dura ni zanjan asuntos de gobierno, ellas sí dan su opinión a Piñera. "Su lealtad e influencia son enormes, por lo mismo tienen llegada directa y teléfono abierto con embajadores, parlamentarios y funcionarios gubernamentales de toda índole. Son la voz del presidente", indican desde su entorno. Su relación con los secretarios de Estado es excelente, en particular con Cristián Larroulet, Rodrigo Hinzpeter y Chadwick, quien, a diferencia de la ex ministra Ena von Baer, comparte varias instancias con ellas.

Si bien no resuelven temas de política dura ni zanjan asuntos de gobierno, ellas sí dan su opinión a Piñera. "Su influencia es enorme, por lo mismo tienen llegada directa y teléfono abierto con embajadores, parlamentarios y funcionarios gubernamentales. Son la voz del presidente", indican en La Moneda.

Reconocidas por tener un carácter fuerte y gran desplante político, las tres asesoras han marcado diferencias con quienes llegaron al gobierno sin haber trabajado antes en la campaña. Según fuentes de La Moneda, fue Munizaga quien planteó dudas sobre el desempeño de Eyzaguirre como jefe de gabinete. Y aunque ellas lo niegan taxativamente, en Palacio son vox populi los roces que han mantenido con María Luisa Brahm, la otra mujer fuerte de la Casa de Gobierno. De hecho, hay quienes aseguran que Brahm fue el detonante para que Magdalena Piñera se alejara del gobierno al comienzo de esta administración, cuando explicó que su diseño original contemplaba un equipo más técnico y profesionalizado. Piñera Morel es categórica en desmentir esta versión. De todas formas, tras colaborar algunas semanas abandonó sus labores de gobierno, hasta que volvió en marzo de este año tras las gestiones de Rivadeneira.

Muchos en el gobierno coinciden en que hoy por hoy ellas son las mujeres más poderosas de La Moneda. "Esta parte del segundo piso ve mucho más al presidente que cualquier ministro. Sus posibilidades de hablar con él son infinitas y la cercanía otorga poder", comentan.

La gestora

María Irene Chadwick tiene 40 años y una larga carrera política: cuando tenía apenas 28 se presentó como candidata a alcaldesa por Macul. No logró el sillón edilicio, pero sí se convirtió en la  concejala más votada. Permaneció ahí durante un periodo, tras el cual la UDI le ofreció varios cupos parlamentarios y municipales. Ella declinó a todos. Pero a mediados de 2009 recibió una oferta que aceptó de inmediato: su prima de segundo grado Magdalena Piñera le pidió que se incorporara de lleno a la campaña presidencial de su padre. Su primera tarea en el comando fue organizar la proclamación en el Movistar Arena. Ahí, "Mirene" fue muy bien evaluada por su capacidad de convocatoria y alto nivel de gestión.

La hija de Herman Chadwick entonces conoció al director de televisión Reinaldo Sepúlveda, a quien no dudó en integrar posteriormente a su equipo: su trayectoria en televisión fue clave para que en marzo del 2010 el profesional se convirtiera en director de Producción. Otro asesor clave en el trabajo diario de "Mirene" es Roberto Lewin, jefe de la Avanzada Presidencial. Todas las mañanas María Irene Chadwick le explica en qué consiste la agenda del presidente. Él elabora un informe -con texto y fotos- que detalla cómo son los lugares contemplados para las salidas a terreno. Ese mismo documento luego lo lee el mandatario junto a ella mientras se trasladan.

Entre las "tareas" de Chadwick, destacan el traspaso de mando, los cambios de gabinete, la comida con el presidente de EE.UU., Barack Obama y los programas del Bicentenario. "Se preocupa desde las flores y la banquetera, hasta el tramoya y la iluminación. En el extranjero se encarga de los permisos y coordina el protocolo", indican.

Los ángeles de Piñera

Asimismo, es ella quien debe "lidiar" con las salidas de libreto del mandatario: sabe que él siempre improvisa y que hay que tener los resguardos necesarios. "Por ejemplo, para el aniversario del terremoto fueron a Cobquecura. El presidente se subió a un caballo y comenzó galopar. En otra oportunidad, abrió la reja de la casa de Cerro Castillo y se puso a caminar por la vereda, provocando caos entre los vecinos", comentan en su círculo cercano.

Para todo esto, "Mirene" cuenta con un equipo de 30 personas. Pero es en el segundo piso donde están sus asesores más cercanos. Ahí comparte oficina con el concejal de Santiago Jorge Alessandri, quien es subdirector de Programación. Su despacho se conecta con el de sus otras dos colaboradoras más estrechas, la arquitecta Magdalena Bernstein y la historiadora Francisca Cruzat. "Por su buena evaluación le ofrecieron la Intendencia de Santiago y el presidente le ha pedido innumerables veces que sea su jefa de gabinete. Ella se niega. Le encanta su equipo y su trabajo", indican en La Moneda.

La consejera

La primera vez que Magdalena participó en política junto a su padre tenía 12 años y era alumna del Colegio Saint George. Corría 1989, y la primogénita del clan Piñera Morel decidió acompañar a su padre en la campaña senatorial por Santiago. Desde entonces se hizo conocida como la hija más política de Piñera. Durante la campaña presidencial del 2009 tuvo importantes funciones como coordinadora de los grupos Tantauco, encargada de la página web y organizadora de actos, como el Arenazo. Entonces trabajó codo a codo con su prima María Irene.

Desde que volvió a La Moneda, en marzo del 2011, la historiadora se integró al equipo de asesores de Contenido, área liderada por Ignacio Rivadeneira. A él le ayuda a preparar los discursos del mandatario. Mérito de ella y de su equipo -Rivadeneira, Miguel Ortiz, Veronica Kulczewski y Jacinto Gorosabel- es que  las intervenciones del gobernante sean más espaciadas. El objetivo, explican, es realzar las ideas centrales con más fuerza. "Si no, satura y el objetivo que se quiere transmitir se pierde", ha planteado a sus cercanos. Además, gracias a su profesión, es usual que agregue datos históricos a los discursos del presidente, donde suele mencionar episodios de su vida.

A pesar de las formalidades, es común escuchar a Magdalena referirse al gobernante como "papá", aunque en reuniones oficiales siempre lo trata de presidente. "Es su hija y eso genera una sintonía fina. Es una gran consejera y es quien más se atreve a decirle las cosas de manera frontal", señalan en el gobierno.

Aunque es conocido su carácter duro, en privado cumple un rol muy importante como hija: cuando están los dos solos, lo contiene y lo apoya, es su brazo derecho. Por esto, para muchos, el rol que ella tiene en el gobierno es clave e irremplazable. "Es la hija de Piñera y eso naturalmente genera una sintonía fina. Es una gran consejera y es quien más se atreve a decirle las cosas de manera frontal", dicen desde La Moneda. A pesar de las formalidades, es común escucharla referirse al gobernante como "papá", aunque en reuniones oficiales siempre lo trata de presidente.

La escudera

Todos los jefes de prensa tenían su oficina en el primer piso del ala suroriente de La Moneda, junto a "la Copucha", donde trabajan los medios de comunicación. Sin embargo, cuando Piñera asumió el mando ordenó que su asesora de comunicaciones se trasladara al segundo piso a pocos metros de su despacho, para así tener un contacto fluido. Según señalan en Palacio, Carla Munizaga es una de las personas que gozan de más confianza del presidente. Además, es de las pocas capaces de seguirle el ritmo -llega a las 7.45 y se va después que el mandatario- y que conocen en detalle el estado de ánimo y sus mañas.

A Munizaga le interesó desde siempre la política: acompañaba en las campañas a su padre, Eugenio Munizaga, ex alcalde de La Serena y dos veces diputado RN por la zona.  A Piñera lo conoció el 2001 cuando era jefa de prensa de RN y él asumió la dirección del partido. En 2003 a Munizaga le tocó uno de sus roles más difíciles: ser la encargada de comunicaciones de la ex diputada Pía Guzmán en medio del caso Spiniak. Un periodo complejo, pero que le permitió un aprendizaje de fuego en materia de crisis políticas.

Luego del sorpresivo consejo general de RN que proclamó a Piñera como candidato presidencial en 2005, la periodista se presentó al día siguiente como voluntaria para colaborar con la campaña. No tardó mucho en asumir como jefa de prensa y en la última contienda presidencial fue nombrada jefa de gabinete. Recorrió varias veces el país con Piñera y ella era la encargada de pasarle los llamados.

Hoy Munizaga encabeza un equipo de aproximadamente 15 periodistas y además de relacionarse con los medios, resuelve los asuntos más triviales del presidente, como comprar los regalos para  sus asesores. Por todo esto su nivel de empoderamiento no pasa desapercibido: algunos aseguran que hoy es "menos alcanzable" que antes. El nivel de estrés de su trabajo ha impedido que la jefa de Prensa cumpla una eterna promesa: dejar de fumar.

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