Por Josefina Ríos Julio 28, 2011

El viernes 1 de julio, el ex miembro del Segundo Piso de Michelle Bachelet Francisco Javier Díaz celebró sus 40 años.  Hasta su casa llegaron cerca de 30 personas de los más diversos colores políticos, entre ellos los ex ministros Karen Poniachik y Andrés Velasco, el asesor de Sebastián Piñera Hernán Larraín Matte y el ex consejero de Marco Enríquez -Ominami, Camilo Feres. Tras apagar las velas, comenzaron los brindis. El primero fue el cumpleañero, quien alzando su copa agradeció a los invitados su presencia. Pero en su improvisado discurso hizo una mención particular: "Quiero agradecer especialmente que uno de mis dos candidatos presidenciales se encuentre hoy conmigo". Todos sabían a quién se refería.

Ese día, entremedio de risas y algunos aplausos, Andrés Velasco sólo sonrió. Hoy, sin embargo, el otrora jefe de las finanzas públicas de Chile entra de lleno en el tema presidencial. Asegura que si la Concertación hace primarias abiertas, él consideraría participar.

En su primera entrevista política desde que dejó Hacienda, Velasco además hace un crudo análisis del gobierno actual. Lo acusa de "poco preparado" y "populista". Sin embargo, sus dardos apuntan más allá: pide más transparencia en los partidos políticos, clama por la legalización del matrimonio homosexual y por legislar sobre el aborto ahora, y culpa a la clase política como la gran responsable del descontento social que hoy se vive en el país.

- ¿Es partidario de que Michelle Bachelet vuelva pronto a Chile y ocupe el lugar de liderazgo dentro del conglomerado que muchos le atribuyen y exigen?

- Michelle Bachelet demostró muy buen criterio cuando ejerció la Presidencia. No tengo dudas de que usará esas mismas dotes al tomar su decisión de si volver y cuándo. Ahora, me parece una frescura plantear que ella impide el surgimiento de nuevos liderazgos. El poder no te lo regalan. Se toma. Si nuestra generación no se lo ha tomado no es culpa de Michelle Bachelet. Nuestra generación -paradojicamente nos llaman  jóvenes, pero tenemos entre 40 y 50 años-  tiene que demostrar que estamos dispuestos a pelear esos liderazgos . Ciertamente no nos los van a regalar las cúpulas tradicionales. Si piensas en muchos de los líderes que ha tenido Chile, partiendo por Michelle Bachelet, resulta que han llegado ahí a pesar de las cúpulas partidistas. ¿Crees que alguno de los jerarcas de derecha habría querido tener a Laurence Golborne en la "pole position" ? Ninguno. Absolutamente nadie. Y ahí está, porque en estas cosas los jueces son los ciudadanos, no las élites.

¿Alguno de los jerarcas de derecha habría querido tener a Golborne en la "pole position" ? Ninguno. Y ahí está, porque los jueces son los ciudadanos, no las élites.

- ¿Y usted cómo quiere seguir participando del debate público?

- Con todas las formas de lucha.  Me tomé un tiempo, porque pienso que lo peor que pueden hacer los ex ministros es estar opinando desde el día siguiente que salieron del cargo. Y porque quería llegar a mi casa y que mis hijas me reconocieran, cosa que después de unos meses logré.  He vuelto a hacer lo que siempre hice, incluso antes de ser ministro: estudiar, escribir y levantar la voz. Voy a seguir opinando.

- ¿Es cierto que está levantando una red nueva de pensamiento, parecido a lo que hizo en Expansiva?

- Ya contaré de eso, aunque ciertamente no pretende replicar Expansiva. Pero te cuento cuál es el espíritu que me anima: creo que en Chile se ha provocado una contradicción:  cada día hay más liderazgos en la sociedad civil, gente que tiene mucho que aportar y que no recibe la tribuna que se merece en los debates públicos. Gente como Felipe Berríos y Benito Baranda en el combate a  la pobreza; Rolando Jiménez y Pablo Simonetti en la lucha  contra la discriminación por razones de orientación sexual; la gente que se la ha jugado por los derechos de la mujer, como la Marcela Ríos o Comunidad Mujer. La gente que ha demostrado que en la gestión de cosas que a todos nos interesan se puede hacer bien, como Mayne-Nicholls. En Chile tenemos cada día más gente que no es de la política tradicional y que tiene algo que decir. Es un mundo al cual me siento muy unido porque siempre he sido independiente.

- ¿A futuro tampoco piensa militar en un partido?

- Nunca milité, y la verdad es que tengo 50 años y creo que estoy un poco viejo para descubrir mi vocación de militante.

- Camilo Escalona dijo que si no se presentaba Bachelet, usted podría ser una buena carta presidencial. ¿Ha pensado en ese camino?

- El tiempo lo dirá. Antes de pensar en nombres y cargos, los que somos de centroizquierda tenemos una tarea mucho más urgente: explicarle al país por qué es necesario un nuevo gobierno de centroizquierda. Mientras esa tarea no se haya hecho, mientras los cambios políticos no se hayan concretado, mientras un programa no se haya articulado, el resto de las conversaciones son prematuras. También  está pendiente el asunto de los mecanismos.

- ¿En qué sentido?

- La Concertación  ha dicho que se va a ir a primarias y que serán abiertas, pero eso hay que despejarlo.

- ¿Entonces no descarta ser candidato presidencial?

- Si hubiese un mecanismo como el que se ha propuesto, yo consideraría participar.

- Camilo Escalona también dijo que sería bueno que antes de eso se postulara a alcalde de Santiago para legitimar su liderazgo en una elección popular. ¿Le competiría a Zalaquett en Santiago?

- Eso se lo he escuchado a Camilo, pero no he tenido la oportunidad de conversarlo ni con él ni con nadie. Ni siquiera conmigo mismo.

Velasco apunta a La Moneda

"El gobierno ha terminado en el peor de los mundos"

- ¿Cómo se explica que el gobierno tenga tan alto nivel de desaprobación con cifras macroeconómicas tan buenas?

- Por  una torpeza política notable. El episodio del nombramiento y posterior renuncia de Fernando Echeverría lo resume en un hecho. Pero ese episodio no sólo acusa desprolijidad, también revela otra cosa que  a mucha gente le inquieta:  es un gobierno  donde todos o casi todos son reclutados del mismo círculo, donde las sillas musicales son desde los negocios a la política, y viceversa.  Sólo eso explica que a una persona le tarde tres días en encendérsele la ampolleta y diga "tengo o podría tener, dado todos estos contratos, un conflicto de interés".

- ¿Los conflictos de interés serían el gran problema que enfrenta el gobierno hoy?

- Es evidente que al gobierno le habría ido mucho mejor si el presidente Piñera se hubiera desecho de todas  sus acciones no el día de ser electo, sino que el día en que anunció su candidatura. Después del salvataje de los mineros, el gobierno se farreó esa buena voluntad  en la controversia del fútbol. ¿Por qué? El presidente no se había desecho de sus acciones de Colo Colo. Pero el problema va mucho más allá: en Chile no hemos resuelto los conflictos de interés. Necesitamos una muralla china entre política y negocios, y esa muralla hoy no existe.

- Usted también ha criticado la política económica del gobierno. La llamó laxa y en otra oportunidad la calificó de tener tintes populistas. ¿Se refiere a políticas específicas o a un modo general de actuar del gobierno?

- Lo más notorio de este gobierno es su falta de ideas. Se juntaron muchas veces en los Tantauco y uno se pregunta qué hicieron. Cuesta identificar una iniciativa del gobierno bien trabajada.  Por ejemplo, el ingreso ético familiar: se suponía que iba a ser la iniciativa estrella de este gobierno. Los asesores clave de este tema tuvieron al menos dos años para diseñar el sistema antes de la elección y casi un año y medio desde que comenzó el gobierno. Resulta que todavía no hay ni diseño ni proyecto. Parece increíble. La ejecución tampoco ha sido estelar. Este gobierno les prometió a los votantes un salto adelante en competitividad. Pero ha hecho poco y, en lo que ha intentado, a poco andar echó pie atrás. El ex ministro Fontaine propuso cambios en el transporte que son de obvio beneficio nacional, pero que tocan intereses particulares. A la primera amenaza de paro, Hinzpeter echó pie atrás. Y a la semana, Fontaine se quedó sin ministerio.

- ¿Les falta mayor preparación o es un tema de aprender a ponerse de acuerdo?

- Eso habrá que preguntárselo a ellos, pero lo evidente es que no se hicieron las tareas.  Un  gobierno debe tener convicciones y a mí me resulta difícil advertir cuáles son esas convicciones. Este gobierno me recuerda lo que alguna vez dijo un comentarista norteamericano sobre Bush padre: "La única convicción que tiene este caballero es que caballeros como él debieran gobernar".

Lo más notorio de este gobierno es su falta de ideas. Se juntaron muchas veces y uno se pregunta qué hicieron. Cuesta identificar una iniciativa del gobierno bien trabajada.

- Es curioso ese diagnóstico porque mucha gente ligada a los think tanks de derecha que también participaron en los grupos Tantauco y hoy están en el gobierno, durante las administraciones de la Concertación contribuyeron activamente en la formulación de políticas públicas.

- Uno pudo haber esperado mucho más de los técnicos de derecha que tienen la experiencia y los pergaminos necesarios.  Uno se imaginaba que en muchas de las propuestas no sólo estaba la idea, estaba el proyecto de ley listo para ser enviado, pero no se ve nada. Se han adoptado además iniciativas injustas y populistas. Propuestas que son tildadas de sociales, pero que no lo son. Los expertos, incluidos muchos de derecha, en privado las denuestan.

- ¿Se refiere al posnatal y a la eliminación del 7% para salud del 40% más pobre de los jubilados?

- Esas son las dos principales. Cómo va a ser justo que un jubilado de clase media que vive solo no contribuya a financiar su salud, mientras que una madre soltera con dos hijos que gana el salario mínimo sí tiene que hacerlo. Es también imprudente, porque todos sabemos que en Chile y el mundo la población se va envejeciendo y por lo tanto va a haber más adultos mayores cuya salud habrá que financiar. Vamos en contra de toda la corriente mundial que busca involucrar a la gente en el financiamiento de la salud, porque con el paso del tiempo la salud se encarece. Es más, a esta iniciativa se la vende como social, pero no lo es: con Cristóbal Huneeus hemos hecho cálculos que nos demuestran que el coeficiente de desigualdad no sólo no mejora, sino que se empeora con esta medida. El gobierno adoptó esta mala política con la ansiedad algo patética de granjearse amistades y apoyos, pero como las planteó con letra chica y poca transparencia tampoco le redituaron desde el punto de vista político. Ha terminado en el peor de los mundos.

- ¿Cuál es su visión sobre el tema de alargar el posnatal?

- En Chile subsisten desigualdades tremendas que tenemos que subsanar. El problema es que esta discusión no es fructífera porque no miramos las fuentes del problema. Una causa  principal de desigualdad es  que en Chile hay muchos hogares donde no hay ni un solo puesto de trabajo. En el 10% más pobre de los chilenos hay medio puesto de trabajo por familia. Es decir, hay que juntar a dos familias para sumar un cargo. Muchas de esas familias son monoparentales, es decir tienen una madre como jefa de hogar. Parte importante de la desigualdad del país viene de ese acceso completamente dispar a las fuentes de trabajo.

- ¿Cómo se relaciona ese punto con el tema del posnatal?

- Toda persona que dice ser seria  para combatir la tremenda desigualdad que hay en Chile debe ser seria sobre el acceso al empleo de las familias más pobres y en especial de las mujeres. ¿Qué ha hecho este gobierno? Ha legislado exactamente en la dirección contraria: se ha privilegiado extender el posnatal de quienes ya gozan de este derecho y se ha hecho poco y nada para extender el posnatal a quienes no tienen nada, como las feriantes y otras trabajadoras independientes.  Además, va a tener un impacto negativo en el empleo femenino, que es justamente el problema que tenemos que atacar.

- Sus planteamientos suenan más ortodoxos y liberales que los de muchos íconos de la derecha chilena.

- Defiendo el empleo de las mujeres pobres, que es una causa progresista. Le recuerdo que yo me la jugué y trabajé durante dos años por hacer la reforma previsional. Creo fervientemente en las reformas sociales grandes y ambiciosas y no me tembló la mano al firmar un proyecto de ley que le iba a costar al país un punto y un poco más del PIB al año. Por lo tanto, aquí no se trata de los que están a favor de lo social y de aquellos que están en contra. Se trata de los que hacen las cosas bien y los que las hacen mal, los que adoptan políticas diseñadas para tener un real impacto social y los que lo hacen para tratar de ganar aplausos de la galería.

Velasco apunta a La Moneda

Además estos debates no avanzan porque la clase política sufre de déficit atencional. Después del rescate de los mineros todos se peleaban por quién haría la mayor reforma a la seguridad laboral. ¿Y qué pasó? Muy poco. Con Barrancones e HidroAysén todos prometían nuevas iniciativas para resolver el problema de energía, porque hay que abordarlo, no podemos seguir haciéndonos los locos. ¿Cuántas se presentaron? Ninguna. Hoy toda la clase política está obsesionada con la educación. Ojalá que en un par de meses el asunto no haya pasado al olvido.

"Los valores de los chilenos cambiaron"

- Muchos han sindicado el problema de la desigualdad como uno de los alentadores del gran descontento ciudadano que se manifiesta en las multitudinarias protestas que hemos visto en los últimos meses.

- La desigualdad no es sólo de ingresos; es de poder. Es de círculos cerrados, de clases que son compartimientos estancos. Identifico buena parte del malestar de hoy como un malestar con las élites, con la política y con la clase política. No es sorprendente que la gente se sienta ajena a la clase política cuando ve que un gobierno  que prometió caras nuevas tiene que echar mano en un primer y  un segundo cambio de gabinete a los que hace 30 años estaban a codazos en Chacarillas con el general Pinochet. Y en el caso de la Concertación, nuestra derrota hace dos años se debió a que la gente no estaba de acuerdo con nuestras prácticas políticas. Y  eso tampoco lo hemos corregido. Los ciudadanos en Chile tienen la impresión de que de lado y lado son siempre los mismos. Hay prácticas de la política que la gente pide a gritos que se modifiquen.

- ¿Cuáles?

- A los partidos políticos les hace falta muchísima transparencia. Son clubes cerrados. Sin primarias vinculantes no vamos a tener una democracia en que la gente crea. El financiamiento de los partidos es otro incordio. Soy partidario del financiamiento público de los partidos, pero a cambio de democracia y rendición de cuentas total. Necesitamos un cambio radical en este punto. Y también en otras instituciones que no dan para más.

- ¿Por ejemplo?

- La clase política ha arrastrado las patas con la inscripción automática, porque le teme al veredicto de cuatro millones de jóvenes.

¿Hasta cuándo vamos a forzar a una madre a llevar a término un embarazo a sabiendas que el hijo no nacerá con vida? Soy partidario de legislar sobre el aborto ahora.

- ¿Voto voluntario u obligatorio?

- Obligatorio. Sé que no es popular, pero la democracia tiene derechos y obligaciones. Los jóvenes no pueden exigir una educación de calidad y gratuita para todos y acto seguido decir que no están disponibles para levantarse dos domingos cada cuatro años para ir a votar.  Además lo que ha pasado en muchos países en que el voto es voluntario es que los sectores medio y alto están sobrerrepresentados, porque es más costoso para una mamá que vive en una población y no tiene con quién dejar a los niños ir a votar que para un señor que lo hace en auto.

- Otra discusión es la reforma al sistema electoral.

- El binominal no da para más. Las elecciones no son contra la otra lista porque en el 95% de los distritos gana uno de cada lado. El que tiene un buen cupo asegurado está listo. No hay que sorprenderse entonces de que la gente sienta que su voto no vale nada y no quiera votar ni inscribirse.

- ¿Se corrige con un sistema proporcional?

- Sería un error mayúsculo volver a un sistema proporcional. En Chile lo tuvimos por muchos años antes del ´73 y el resultado no fue bueno. Me gusta un sistema verdaderamente competitivo donde haya un escaño por distrito, donde compitan todos y "gane el más mejor". Así la gente siente que su voto incide.

- Una de las luchas ciudadanas que se han dado con mayor fuerza en  los últimos meses es la del matrimonio gay. ¿Por qué se vinculó al movimiento Iguales? ¿Cuál es su rol en la fundación?

-Chile cambió y los valores de los chilenos cambiaron. La gente -y especialmente los más jóvenes- se preguntan: ¿cómo vamos a tener ciudadanos de primera y de segunda? ¿Por qué los heterosexuales van a poder consagrar su amor en el matrimonio y los homosexuales no? Hace mucho que creo que lo que corresponde es el matrimonio igualitario. No nos quedemos en el llamado acuerdo de vida en común, que es una solución parcial. Esta es una lucha muy importante. Estoy feliz de colaborar con la Fundación Iguales como miembro del directorio.

Pero la modernización de nuestros valores y de nuestras leyes no termina ahí. ¿Hasta cuándo vamos a forzar a una madre a llevar a término un embarazo a sabiendas que el hijo o hija no nacerá con vida? Chile se conmovió con el testimonio de mi amiga Mónica Pérez. Son miles las chilenas condenadas a un sufrimiento así. Soy partidario de legislar sobre el aborto, y hacerlo ahora.

 

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