Por Sebastián Rivas Julio 14, 2011

1) Un gabinete despolitizado

La semana pasada, Pablo Longueira sostuvo al menos tres largas conversaciones cara a cara con Piñera durante su viaje a México, en pleno vuelo y en tierras aztecas. En una de ellas, el senador UDI le manifestó directamente su aspiración al gobernante: ocupar la cartera de Mideplan.

El parlamentario no ha sido la única figura de peso político con la que el presidente ha dialogado esta semana sobre  modificaciones a su equipo. Además de abordar el tema con los presidentes de RN y la UDI,  ha conversado largamente con Andrés Allamand, Felipe Bulnes y Evelyn Matthei.

Y es que el diseño inicial del gobierno, que contemplaba la ausencia de figuras políticas "de peso" en el comité político y a expertos técnicos en los ministerios sectoriales, omitía un elemento clásico de los gobiernos de la Concertación: tener a personeros relevantes de los partidos en el gabinete. "Los representantes de los partidos serán sus presidentes, no los ministros", decía en febrero de 2010 el actual jefe de la Subdere, Miguel Flores, sobre la idea con que se constituyó el primer equipo ministerial.

Sin embargo, hoy nadie discute en el oficialismo: hay acuerdo de que dicho modelo ya no es funcional.

Al interior del propio gobierno reconocen que éste respondía a un período de instalación, y que ahora se enfrentan a una "segunda etapa", marcada por la cercanía de las elecciones municipales del próximo año, lo que puede significar cambios. "Para esa etapa, se necesita que haya una mayor dedicación a la política", plantea un miembro del gabinete. El propio Piñera ordenó a sus ministros hace un mes reforzar el trabajo en esa área, aumentando el contacto con los parlamentarios de la Alianza y viajando más a menudo a Valparaíso.

Muchos comparan la actual situación a la decisión adoptada por Bachelet cuando debió ceder poder nombrando a Edmundo Pérez Yoma como jefe del gabinete. Pese a tener profundas diferencias ideológicas, aquella recomendación de Camilo Escalona le permitió "blindar" su gestión y dedicarse a anuncios ciudadanos, con fuertes resultados en su aprobación.

En las colectividades también existe preocupación por el escaso brillo que han mostrado los titulares de ministerios emblemáticos en realizaciones, como Vivienda, Transportes y Obras Públicas. Por ejemplo, en la cita del pasado lunes entre los diputados de RN  y Piñera en La Moneda, que se extendió por dos horas, varios parlamentarios le hicieron notar al mandatario que el anuncio de los nuevos subsidios para la clase media destinados a la compra de casas había pasado casi inadvertido, y que incluso se debió extender el plazo para llenar los cupos.

"Tenemos que aprender, y sobre todo  desde el gobierno, a difundir bien las cosas que se están haciendo. Eso no pasa necesariamente por un cambio de gabinete, sí por un cambio de actitud", plantea el jefe de la bancada de diputados de la UDI, José Antonio Kast.

La apuesta de Hinzpeter por privilegiar la lucha contra la delincuencia y las fuertes expectativas creadas en la campaña no han rendido los frutos esperados. Este martes, Paz Ciudadana entregará una encuesta en que las cifras de delincuencia no vienen bien.

A ello se suma que en los partidos existe inquietud por lo que apuntan como una excesiva presencia del mandatario en la agenda, lo que hace que deba enfrentar de forma directa todas las crisis, con el consiguiente riesgo para su popularidad. Un alto dirigente de RN lo define así:  "Este gobierno tiene dos grandes problemas. El primero es que al presidente le gusta estar presente en todo. El segundo es que hay ministros que no lucen. Y el primer tema no tiene arreglo, porque así es su personalidad".

2) La "contradicción vital" en Interior

"No hemos ganado y tal vez nunca vamos a ganar la batalla contra la delincuencia". La frase del presidente Sebastián Piñera, pronunciada el lunes en una actividad en Cerrillos, busca preparar el terreno para las cifras sobre delincuencia que entregará el martes la Fundación Paz Ciudadana, que no vienen bien. A diferencia del año pasado, donde el "efecto terremoto" provocó una disminución, este año las cifras tienden a buscar su estabilidad. A lo anterior, se suman mediáticos asaltos a domicilios, como el caso de Pablo Longueira, Karla Rocha y Pablo Orozco. Esto llevó a que en la pasada encuesta Adimark, la delincuencia fuera el segundo ítem peor evaluado del gobierno, detrás de Educación.

La apuesta de Rodrigo Hinzpeter por privilegiar la lucha contra la delincuencia y las fuertes expectativas creadas en la campaña no han rendido los frutos esperados. Para muchos, la concentración de fuerza y energía en este punto lo ha hecho descuidar la conducción política. Incluso ha habido ex jefes de gabinete, como el DC Carlos Figueroa, que le han recomendado al ministro cambiar de estrategia y asumir las "riendas políticas" del gobierno con mayor presencia en el Parlamento y mayor diálogo con los jefes de los partidos de la Alianza y la Concertación. "Como decía Alejandro Hales, la política es un tejido. Se teje día a día, noche a noche, punto por punto", señala Figueroa.

En La Moneda se reconoce, además, que Hinzpeter ha cometido muchos errores este año, como cuando planteó la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado ante las protestas de Magallanes, el manejo del "caso bombas" y el del paquistaní Saif Khan, adelantar el apoyo a HidroAysén en radio Duna en la víspera de la votación del proyecto y el episodio de la prohibición y posterior autorización del uso de bombas lacrimógenas.

También se comenta que no ha logrado construir equipos al  interior de su ministerio -a diferencia de otros ministros, como Cristián Larroulet-, y sus escasas redes en el mundo político, tanto en la Concertación como al interior de la propia Alianza. De hecho, el presidente del Senado, Guido Girardi (PPD), es su casi exclusivo interlocutor en la Concertación, mientras en la Alianza sus principales contactos son Andrés Chadwick, Lily Pérez y Alberto Espina.

En el Congreso recuerdan la siguiente anécdota: semanas antes de las senatoriales de 2005, el entonces ministro del Interior Francisco Vidal se acercó al  diputado UDI Víctor Pérez en la cafetería de la Cámara y le hizo la siguiente invitación: "Diputado, el viernes voy a la inauguración del diario La Tribuna de Los Ángeles. Te voy a pasar a buscar para que lleguemos juntos, minutos antes de que parta el acto. Va a estar todo el mundo: el alcalde, los centros de bomberos, los centros de madres y todo el pueblo. Llegamos con las balizas: me bajo yo, después tú, y te sientas al lado mío, en primera fila". Pérez aceptó inmediatamente la oferta, según recuerda un parlamentario. "Así se hace la política. Imagínate cuando Vidal después necesitó pedirle un favor a Pérez", dice.

Sin embargo, en La Moneda matizan la posibilidad de una eventual salida del ministro. "Nadie que conozca a Piñera puede pensar que sacará a Hinzpeter de Interior. Cualquier cambio de gabinete será previamente acordado con él", plantea un integrante del "Segundo Piso".

¿Por qué falló el modelo Piñera?

3) Una vocera sin voz

Cuando Juan Antonio Coloma le propuso asumir el puesto de vocera y luego recibió la confirmación de Piñera, Ena von Baer trazó un ambicioso plan: convertirse en la ministra estrella del gobierno. Para ello, contrató a un amplio grupo de asesores comunicacionales y políticos, liderados por el experto electoral de la UDI Gonzalo Müller. Sin embargo, al poco andar comenzó a vivir los problemas del diseño implementado por el presidente, que concebía su rol más similar al modelo del speaker usado en la Casa Blanca que al de un ministro tradicional.

Von Baer no ha podido empoderarse con el mismo peso de sus antecesores: por ese puesto pasaron nombre clave de la Concertación, como Enrique Correa, José Joaquín Brunner, Heraldo Muñoz y Francisco Vidal. Muchos de ellos disputaron incluso el protagonismo a Interior -como el caso de Vidal con Edmundo Pérez Yoma y Muñoz con José Miguel Insulza- o fueron los confidentes de los mandatarios, como Carolina Tohá con Michelle Bachelet. Nada de ello ha ocurrido. Los grandes anuncios han sido hechos por el propio Piñera, e incluso han pasado varios días sin que Von Baer hable con la prensa.

Otro punto en contra es que nunca logró una fluida relación con Hinzpeter, quien muchas veces le arrebató sin consultarle un anuncio o un golpe noticioso. Tampoco ha sido partícipe de la estrategia política del gobierno, y su  punto a favor -su buena evaluación ciudadana- se ha ido minando en las últimas encuestas. Por lo anterior, figuró en la lista de cambios del anterior ajuste, realizado en enero de este año, donde la fuerte oposición de Coloma impidió su salida.

4) Larroulet y la sombra de Boeninger

Nadie duda de la capacidad intelectual de Cristián Larroulet, ni tampoco de su compromiso político con el gobierno. Sin embargo, el análisis de algunos dirigentes oficialistas apunta a que su formación teórica en Libertad y Desarrollo muchas veces se ha sobrepuesto a la negociación y habilidad política que demanda este cargo. Ha sido el subsecretario Claudio Alvarado quien se ha encargado de llevar la relación "cara a cara" con los parlamentarios en las cafeterías y almuerzos del Congreso. Al respecto, la Concertación valora la presencia, contactos y manejo político que ha tenido el ministro de Justicia, Felipe Bulnes -uno de los que más han viajado a Valparaíso-, para impulsar los proyectos de su cartera.

Bajo la sombra de figuras como Edgardo Boeninger, Genaro Arriagada, Eduardo Dockendorff y José Antonio Viera-Gallo, Larroulet no ha logrado sostener una relación fluida con la oposición, pese a los esfuerzos que ha puesto para jugar el rol articulador que contemplaba el diseño original. En Palacio, eso sí, señalan que su tarea se ha visto complicada por el tono opositor, al que califican de "poco generoso" y que, afirman, se ha ido endureciendo con el tiempo, sobre todo en proyectos clave para el Ejecutivo.

El malestar del ministro se ha hecho evidente en temas como la conducta de la Concertación ante las movilizaciones estudiantiles. El jueves de la semana pasada, a las 19 horas, el ministro convocó a todos los subsecretarios del gobierno. En esa reunión, se acordó que éstos no recibieran a más representantes de la Concertación, debido al tenso clima político imperante. Larroulet les dijo a los subsecretarios que Pablo Longueira había salvado al gobierno de Ricardo Lagos en 2003 y que Joaquín Lavín había planteado el "bacheletismo-aliancista" en un momento de baja popularidad de la ex mandataria, pero que no se veía ese mismo espíritu en la actual oposición. Y citó como ejemplo que los parlamentarios concertacionistas ya estaban organizados antes de la cadena nacional de Piñera para salir a criticar los anuncios en educación.

"Los representantes de los partidos serán sus presidentes, no los ministros", decía en febrero de 2010 el jefe de la Subdere, Miguel Flores, sobre la idea con que se constituyó el equipo ministerial. Hoy nadie discute en el oficialismo: hay acuerdo de que dicho modelo ya no es funcional.

Otro factor que ha tensionado el desempeño de Larroulet es que, según comentan en Palacio, se han mantenido las diferencias ideológicas históricas con María Luisa Brahm, que se originan en la época en que él encabezaba LyD -vinculado a la UDI- y ella dirigía el Instituto Libertad, cercano a RN.

5) La Secom en la azotea

A mediados de enero de 2010, pocos días después del triunfo de Piñera, el ex diputado UDI Darío Paya recibió una oferta: ser el jefe de la Secretaría de Comunicaciones. Inmediatamente preguntó cuáles serían sus atribuciones. Le respondieron que el presidente quería un área eminentemente técnica, sin influencia directa en su imagen. Paya no dudó en rechazar su oferta. Así, se llegó a Mauricio Lob, un joven periodista al que muchas veces le tocó interactuar con Piñera desde su rol en los medios.

Al poco tiempo, Lob vivió en carne propia lo que significaba el nuevo diseño de la Secom, con casi nula influencia en la pauta presidencial, a diferencia de los antecesores en su cargo bajo los gobiernos de la Concertación. De hecho, su equipo muchas veces se ha enterado por la televisión de importantes decisiones del mandatario. Su total dependencia de Von Baer, además, ha causado recelo entre los otros ministerios, especialmente de Hinzpeter, que en numerosas ocasiones no ha acogido sus consejos.  Un ejemplo fue cuando la Secom propuso postergar la votación del proyecto HidroAysén para que no eclipsara el mensaje del 21 de mayo. La idea no fue acogida.

A ello se suma que tanto RN como la UDI han criticado reiteradamente el manejo comunicacional del gobierno y la falta de recursos de la Secom. Por ejemplo, el senador RN Francisco Chahuán dice que hace tres semanas debió gestionar personalmente el envío de un camarógrafo a Isla de Pascua para la inauguración de obras de remodelación, porque en la Secom le señalaron que no había posibilidad de mandar uno. "Estamos invirtiendo veinte veces lo que invertía el gobierno anterior ¡y no hay dinero para un camarógrafo!", recuerda.

En la reunión de la directiva de RN, el pasado lunes, se recordó cómo Juan Carvajal, el anterior jefe de la Secom, había desarrollado una estrategia para "blindar" a Bachelet, que incluyó -según sus análisis- mostrar a todos quienes la acusaban como "machistas". Esa mirada de protección al mandatario, coincidieron los presentes, no está hoy presente en el gobierno. "Sentimos que es un gobierno que está haciendo muchas cosas, pero nos frustra ver que no se logra comunicarlas adecuadamente", dice el secretario general de RN, Mario Desbordes.

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