Por Claudia Farfán M. Abril 3, 2010

© José Miguel Méndez

Roberto Méndez es un espectador privilegiado en la polémica que desencadenó Arturo Fontaine al criticar, la semana pasada, el estilo de gobernar del mandatario. El presidente de Adimark es consejero del CEP y también ha sido un cercano asesor de Sebastián Piñera durante su carrera política.

Desde su particular posición, y con los resultados en mano de la primera evaluación que realizó la consultora sobre el nuevo gobierno, en esta entrevista Méndez analiza la relación histórica que ha tenido el jefe de Estado con la elite empresarial chilena y se refiere a las repercusiones que podrían tener, para la imagen presidencial, los cuestionamientos planteados por Fontaine.

-En las críticas que hizo el director del CEP al estilo de gobernar del presidente Piñera, muchos vieron un cuestionamiento implícito del gremio empresarial que representa este importante centro de estudios. ¿Cómo interpreta usted las palabras de Arturo Fontaine?

-Las entiendo como algo personal. No les doy otro significado. Él es un analista refinado y agudo y lo que ha dicho debe ser leído como un intento de ayuda al gobierno frente a los posibles errores y a los riesgos que puede enfrentar.

-Como hombre de negocios, Sebastián Piñera hizo una carrera independiente de la elite empresarial representada en el CEP. ¿Ha influido este factor en el distanciamiento del presidente con este think tank?

-Efectivamente hay, quizás, una cuestión de tipo cultural o afectiva que ha hecho que Sebastián Piñera no sea cercano al Centro de Estudios Públicos. Ésa es una realidad de la causa que se ve incluso en la conformación del gabinete. Entre los ministros existe gente más bien ligada a los institutos Libertad y Libertad y Desarrollo. Este distanciamiento con el CEP tiene que ver con el vínculo histórico que ha tenido Sebastián Piñera con los grandes grupos empresariales, el cual ha sido más bien distante. Positivo, pero distante.

-¿Cree que el presidente no pertenece a "ninguna aristocracia empresarial" tal como dijo en diciembre pasado el hoy ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, a Qué Pasa?

-Esa afirmación tiene que ver con que él ha hecho su carrera por fuera de los grandes grupos económicos. Nunca ha trabajado para ellos ni tampoco ha estado asociado con ellos. En ese sentido, es un outsider  para los grupos empresariales.

-Ricardo Lagos contó con una gran colaboración del CEP en su gobierno. ¿Por qué esta entidad respaldó a un mandatario que venía de la izquierda y hoy formula estas críticas al actual mandatario?

-Creo que hay una cuestión de estilo, de personalidades y de afinidades más que un tema de exclusión. El CEP es una institución orientada al trabajo intelectual y mi impresión es que Sebastián Piñera es un hombre de acción. Además, él ha cultivado un estilo de llanero solitario por vocación propia y se ha mantenido un poco al margen de las instancias donde los grupos empresariales se manifiestan, como por ejemplo Icare. Eso yo lo veo como algo positivo. Un presidente capaz de pararse en forma autónoma al poder económico es un activo.

-¿Piensa que su estilo personal no ha sido del agrado de la elite que dirige el CEP?

-Es probable que no. Las elites empresariales han tenido una relación de tutelaje de larga data con las candidaturas de la centroderecha, porque éstas se han visto en la obligación de ir siempre a solicitarles el financiamiento de las campañas. Evidentemente esa dependencia lleva implícito algún grado de influencia y de poder. Entonces, creo que Sebastián Piñera fue el primer caso de un candidato que desarrolló su carrera política en forma independiente de estos grupos, puesto que tenía los recursos. Eso marca las relaciones que hubo durante la campaña y probablemente las que tendrá este gobierno con el sector empresarial.

Los test del Presidente

-Para un presidente con la historia de Sebastián Piñera ¿es sostenible mantener una estrategia política de independencia frente al mundo empresarial?

-Puede y debe hacerlo. Él tiene que ser Presidente de la República y dejar de ser empresario. Ése es su mayor desafío. Y su propuesta de alza de impuestos es, probablemente,  parte de ese proceso de separación e independencia. Además, se ha dado en una coyuntura muy favorable, pues el país enfrenta una necesidad muy grande de recursos para su reconstrucción y habría sido muy raro que este gobierno apelara a diversas fuentes de financiamiento y que el sector empresarial no hiciera un esfuerzo. Este tema será el primer test de independencia frente a los grupos económicos.

"El CEP es una institución orientada al trabajo intelectual y mi impresión es que Sebastián Piñera es un hombre de acción. Además, él ha cultivado un estilo de llanero solitario por vocación propia".

-¿Cómo definiría la relación que existe entre el presidente y la dirigencia empresarial?

-La veo muy bien. Si uno tuviera que identificar cuál es el mayor logro político del gobierno a pocos días de haber asumido, es justamente la posibilidad de un acuerdo público-privado. El encuentro que se produjo el lunes pasado entre el presidente y las dirigencias empresariales fue una buena señal de que se está avanzando en ese sentido. Tras esa reunión, Rafael Guilisasti anunció que estaban dispuestos a aceptar una reforma al sistema tributario.

-¿Constituye también un test para la coherencia del discurso del jefe de Estado que él se deshaga de todos sus negocios personales?

-Yo no relaciono sus negocios personales con el estilo de gobierno ni con la relación que pueda tener con el mundo empresarial. Dicho eso, pienso que hubiese sido mucho mejor que él vendiera sus acciones en LAN antes de asumir el poder. Pero, en fin, se han dado las razones por las cuales eso no ocurrió y yo tiendo a aceptarlas.

-¿El presidente debiera vender Chilevisión?

-En el caso de Chilevisión también tengo la impresión de que lo mejor sería que él se deshiciera de esa empresa y se dedicara 100% a gobernar.

-En su bullada exposición en el CEP, Fontaine afirmó que los conflictos de intereses podrían ir "minando el prestigio moral y credibilidad del presidente". ¿Constató la última encuesta Adimark que este tema afectó la imagen del mandatario?

-Creo que éste es un tema que se mantiene todavía a nivel de elite. Sebastián Piñera obtiene una buena cifra de adhesión: 52%. Sin embargo, sus áreas más débiles tienen que ver con la confianza y credibilidad, lo que probablemente se relaciona con los problemas que tuvo con sus inversiones personales. En esos atributos su respaldo es alto -66%-, sin embargo es inferior al que registra en otros, como su capacidad para solucionar problemas del país. El conflicto de intereses también puede haber incidido en el hecho que por primera vez, porque nunca nos había sucedido, la aprobación del gobierno sea mayor a la de la figura del presidente.

-¿Le parece que contribuyen a un clima de entendimiento con la elite empresarial las declaraciones del ministro Hinzpeter acusando a Arturo Fontaine de verter sus opiniones sin salir de su escritorio?

-En general, el gobierno ha trabajado por una búsqueda de un acuerdo público-privado, pero obviamente se trata de relaciones rudas. Yo aprecio la claridad de Hinzpeter. Así deben ser los ministros del Interior. Creo que él no ha sido descalificador en expresar sus opiniones.

-Desde el punto de vista comunicacional puede resultar rentable para el gobierno de Piñera desligarse de los empresarios: este gremio no aparece bien evaluado en las encuestas, hecho que el mismo Hinzpeter destacó en una columna en La Tercera.

-Efectivamente, en general ellos no están bien evaluados.

-¿Cree usted que puede mejorar la relación entre el presidente Piñera y el CEP durante los próximos cuatro años?

-Espero que se produzca una convergencia.

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