Por Reinaldo Escobar, desde Cuba Abril 23, 2010

A menos de tres kilómetros de una de las plantas de la empresa de alimentos Río Zaza, en la provincia de Sancti Spíritus, algunos vecinos sostienen que la fábrica es china y que ahora está cerrada porque la esposa de un general, recientemente destituido, había escapado del país con todo el dinero de la empresa en una maleta Samsonite. Tal es la desinformación que reina en Cuba sobre el caso de las inversiones en la isla de empresario chileno Max Marambio. La repentina muerte, la semana pasada del gerente general de esa empresa, Roberto Baudrand, que me dicen ha sido profusamente cubierta en los medios de Chile, aquí apenas se comenta.

Aunque las oficinas del holding Network Group -del cual es parte Río Zaza- se ubican en el otrora aristocrático barrio Cubanacán, en la ciudad de La Habana, las principales instalaciones fabriles se localizan a 150 km de allí, en Jagüey Grande, y a más de 300 km, en Sancti Spíritus. A esta ciudad, de unos 75.000 habitantes, viajé el pasado fin de semana con la idea de hacer un par de fotos para mi blog, respirar in situ la atmósfera en torno a la empresa y recabar algo de información.

En una edición de 1952, la enciclopedia Uteha describía a Sancti Spíritus como "centro de una gran región agrícola y ganadera (...) Posee millares de cabezas de ganado vacuno. Las industrias derivadas de la ganadería son muy activas: fábricas de leche condensada, de quesos, de mantequilla; hay también talleres de talabartería y de zapatería". Todas las grandes haciendas, además  de las pequeñas y medianas industrias, fueron confiscadas entre 1960 y 1963. Y al finalizar la década del 70, con el decisivo apoyo del campo socialista, se erigió el Combinado de Productos Alimenticios: un complejo agroindustrial encargado de procesar lácteos y vegetales, regenteado por el Ministerio de la Industria Alimenticia. Cuando en el lejano Berlín se derrumbó un muro y todo el socialismo europeo se desvaneció, parecía que "el Combinado" no podría seguir funcionando, pero en 1993 Marambio mezcló sus capitales frescos con la brillante idea de adquirir en el extranjero los envases Tetra Pak para comercializar, aquí en Cuba, leche, zumos, galletas y ron en moneda convertible. También se garantizaba la producción de leche evaporada para la distribución a niños menores de siete años en el mercado racionado.

La gente empezó a comprender que algo extraño estaba pasando cuando a principios de enero de 2010 la leche de los niños apareció envasada en cajas de puré de tomate. Se comentaba ya, sobre la base de rumores infundados, que éstas eran las primeras consecuencias que la crisis mundial del capitalismo traía al país. Sólo en las altas esferas se sabía que el gobierno cubano había decretado un "corralito financiero" ante la falta de liquidez y que los inversionistas, chilenos, españoles, o de donde fueran, se veían impedidos de extraer dinero ya fuera para adquirir materias primas o para irse de vacaciones. ¿De cuánto dinero estamos hablando? Dicen que 10 ó 20 y hasta 30 millones. ¿Quién sabe? En febrero, desde Santiago de Chile, Marambio mandó a parar las fábricas.

La realidad paralela

Según lo que he averiguado, durante diez años el holding Network Group había sido objeto de 170 auditorías y siempre había salido ileso. Lucy Leal, la contadora general que trabajó en Río Zaza los últimos 30 años, sabía llevar los libros. Con semejante apellido se podía confiar en ella, pero quien es realmente leal sólo puede serlo a una parte o a sí mismo. Y todo este negocio estaba partido a la mitad: 50% para el chileno y la otra mitad para el Estado cubano. Ya lo dice un viejo refrán chino: "Cuando tengas que elegir entre dos traiciones, tendrás que reconocer que estás perdido".

Lucy Leal, contadora general de Río Zaza, es de esas personas que parecen vivir en una realidad paralela. Uno no la encuentra en un teatro ni en una fila para el ómnibus; no compra en las mismas tiendas que uno y sus amistades son un circuito cerrado donde nadie que no sea "de ellos" puede entrar. Ahora que no se sabe dónde está, no es posible hacerle ninguna pregunta.

Lucy Leal es una de esas personas que parecen vivir en una realidad paralela. Uno no la encuentra en un teatro, menos en una fila para el ómnibus;  no compra en las mismas tiendas que los demás y sus amistades son un circuito cerrado donde nadie que no sea "de ellos" puede entrar. Ahora que nadie sabe dónde está, no es posible hacerle alguna pregunta ni a ella ni a los otros, que -en un número que oscila entre la decena y la centena, según la fuente que genera el rumor- están siendo sometidos a intensos interrogatorios. Dicen que son gerentes de Cubana de Aviación en Madrid o Buenos Aires, que negociaban vuelos chárter con aviones cuya matrícula aparecía en una lista de mantenimiento o reparación. Sus nombres no han sido publicados en la prensa que leen los simples mortales en la isla y sólo accediendo a las publicaciones extranjeras, o a la satanizada internet, alguien puede enterarse de que han sido detenidos y están sujetos a una larga y profunda investigación.

La superinspección

Desde el pasado lunes 19 de abril, y durante todo un mes, una verdadera jauría de inspectores está llegando sin previo aviso a unas 750 empresas de todo el país. Vienen investidos de la enorme autoridad que les confiere pertenecer a la recientemente creada Contraloría General de la República, fundada personalmente por Raúl Castro.

Lo que pudiera destapar esta superinspección haría palidecer cualquier otro caso de desfalco antes conocido. Ya se habla de que la corrupción es la única y verdadera contrarrevolución que funciona en el país y que sus líderes, hoy embozados, están afianzando sus parcelas de influencia para convertirlas en propiedades cuando todo se venga abajo.

Fotos

El secretismo es impresionante. Los que están dirigiendo esta gigantesca operación político-policial pretenden tener el monopolio de la información y no quieren que nada se les escape y pueda ir a parar a manos de los corresponsales extranjeros acreditados en la isla, los blogueros o los periodistas independientes.

El conocimiento exacto de los vericuetos de este caso, los nombres de los implicados, el monto de lo desviado, es en este momento la principal fuente de poder que se puede tener en Cuba, porque con esa información se compran nuevas y eternas lealtades, se destruyen prestigios trabajosamente conquistados, se aparta del camino a los nuevos príncipes y a los viejos cortesanos que todavía no han brindado de forma clara su adhesión incondicional al nuevo rey. Quizás por eso, mientras hacía mis fotos frente a la fábrica de Río Zaza en Sancti Spíritus, fui interceptado por la policía y detenido casi por diez horas. Nunca me habían tratado tan bien, nunca habían sido tan respetuosos y corteses conmigo. Tengo que admitirlo. ¡Por eso estoy en mi casa escribiendo estas líneas!

La policía me invitó amablemente a que regresara a La Habana. A salvo. Aunque las fotos fueron borradas y apenas pude conversar con nadie sobre los temas que me interesaban.

Marambio, me dicen aquí en Cuba, fue una persona cercana a Fidel Castro, pero que Raúl Castro lo ha declarado prescindible. Todos los que funcionaban aquí bajo su sombra están ahora en las manos del presidente cubano, que nunca han sido piadosas. Hasta los órganos represivos de la Seguridad del Estado, entretenidos hasta ahora en perseguir a la oposición, parecen estar desconcertados. La prensa oficial no suelta prenda y el cubano de a pie desconoce lo que ocurre; hasta el día en que el puré de tomate empiece a distribuirse en tubos de pasta dental.

Relacionados