Por Lorena Rubio Noviembre 21, 2009

El suboficial de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) Víctor Ariza Mendoza (45) aún no decidía qué pediría como plato de fondo. Eran las 13.30 del viernes 30 octubre, y el agente de inteligencia almorzaba junto a tres amigos en una de las tradicionales cebicherías del distrito Jesús María, al suroeste de Lima. Al ver que cinco hombres se acercaban a su mesa con actitud decidida y que uno de ellos lo apuntaba al tiempo que lanzaba un rotundo "es él", Ariza supo que la suerte estaba echada.

Por eso no se resistió. Lo acusaban de llevar, desde hace 4 años, una doble vida, tras ser reclutado desde Chile para entregar secretos de la Fuerza Aérea de su país. De hecho, en el mismo barrio donde fue apresado estaba su centro de labores, el Departamento de Planes y Operaciones de la Dirección de Inteligencia de la FAP (Difap).

El gobierno de Michelle Bachelet ha desmentido rotundamente que Ariza sea un espía de Chile. El martes de esta semana, el canciller Mariano Fernández dijo que "no hay instituciones del Estado que tengan funcionarios dedicados a este tipo de actividades".

Sin embargo, existe otra versión: altas fuentes de inteligencia chilenas dicen a Qué Pasa que entre el 2002 y el 2003, Ariza sí habría sido contactado por uniformados nacionales. Lo que buscaban era un oficial peruano para recolectar información. Ariza calzaba con el perfil. El suboficial, nacido en la zona norteña de Huacho -el menor de seis hermanos de una familia de clase media baja- y experto en inteligencia, fue enviado el 2002 como agregado adjunto del edecán aéreo de la sede diplomática de Perú en Santiago, Carlos Samamé Quiñones, hoy  mayor general de la FAP.

El rol del uniformado peruano era recabar la mayor información posible sobre el funcionamiento de la rama aérea chilena y, en general, sobre materias estratégicas de nuestro país. Además, debía estrechar lazos con su contraparte -los encargados de inteligencia de las FF.AA.- y generar confianza con sus pares.

Según las fuentes de inteligencia nacionales, en esa época se comenzó a ver a Ariza como un candidato para ser reclutado como contraagente.

A esto se sumó el perfil personal del uniformado peruano. Reclutar a un doble agente no es fácil. Se corre el riesgo de recibir un rotundo no por respuesta y develar a quienes están a cargo del estratégico rubro en el gobierno y en las FF.AA. Lo normal en estos casos es hacer un detallado informe del posible fichaje y, lo más importante, encontrar sus flancos débiles. "Se lo mira entero. Se averiguan sus dificultades económicas, problemas emocionales, se le buscan puntos críticos", explica un oficial de inteligencia de una de las ramas armadas  chilenas.

Ariza ha relatado que lo que le pidieron en un primera etapa era la información que Perú poseía sobre Chile. Y que luego le encomendaron "información secreta": claves, nombres de agentes, códigos de encriptación.

El suboficial Ariza cumplía a cabalidad los requisitos. Con un sueldo que no sobrepasaba los US$ 500 mensuales y una serie de parejas sentimentales, el incentivo económico era suculento: US$ 3 mil al mes, cifra que podía subir hasta US$ 6 mil mensuales, si la información era top one o "A 1", como se define en el código de inteligencia a los datos de primera categoría.

El fichaje

¿Cuándo y cómo Chile fichó a Ariza? En el expediente judicial peruano, el suboficial relata que fue en una reunión de agregados militares, mientras cumplía su destinación en Santiago. Tras una serie de conversaciones, dice, el trato fue sellado el 24 de julio del 2004 en Arica.

No obstante, un oficial de elite de una institución armada chilena descarta dicha versión, pues por protocolo, explica, este tipo de acuerdos "nunca se sellan en territorio nacional". Esta misma fuente agrega que quien finiquita el trato es un funcionario que siempre usará su chapa y no su nombre real. Por eso, descarta que los supuestos contactos de Ariza aquí -"Víctor Vergara" y "Daniel Márquez"- sean militares en servicio activo.

Otra fuente castrense chilena precisa que fue Ariza el que ofreció sus servicios debido a su compleja situación económica.

Más allá de cómo se cerró el acuerdo, el hecho es que Ariza, según miembros de servicios de inteligencia nacionales, comenzó el 2004 a enviar reportes sobre futuras compras de armamento de la Fuerza Aérea peruana.

¿Quién recibía esa información? Aquí hay dos versiones: la primera, que sostiene una fuente del gobierno chileno, señala que la información de Ariza era recabada por "agentes descolgados" de las FF.AA.  -ex uniformados que operaban por fuera del aparato estatal- y que ofrecían estos reportes a instituciones armadas y organismos de inteligencia nacionales. De acuerdo a este testimonio, el Estado chileno nunca tuvo un trato directo con el suboficial.

La segunda versión es la del gobierno peruano: Ariza vendió todo este tiempo su información directamente a militares chilenos.

De acuerdo a una fuente ligada a Cancillería, las FF.AA. han negado cualquier vínculo actual con el agente peruano. ¿Y hacia atrás? "Es una pregunta que nadie se ha hecho", dice.

Espionaje: La conexión chilena de Ariza

Los datos de Ariza

Los datos recabados por Qué Pasa arrojan que Ariza realizó siete viajes Lima-Santiago (por avión y por tierra) entre marzo de 2003 y septiembre de 2008.

Hasta antes de declararse culpable esta semana, el agente aseguró que dichos viajes tenían como único propósito visitar a su hermana y a su sobrina, quienes viven en Santiago.

En medio de estos periplos figuran otros tres viajes a Argentina, dos de ellos por una semana cada uno, el 2007. Según ha declarado el agente, en uno de los viajes se trasladó a Montevideo, donde se contactó con "Víctor Vergara" -el supuesto "enlace chileno"-. Meses después de esto, Ariza dice que envió -vía correo electrónico- el documento de 300 páginas con el Plan Quiñones, el proyecto para modernizar la fuerza aérea peruana.

Según la prensa de ese país, la información que poseía Ariza sobre este plan es clave. El militar habría recabado datos sobre las futuras compras -hasta el 2012- de esa rama castrense. El documento, por ejemplo, incluye el número de radares, aviones de guerra y helicópteros que deberían adquirir con miras a modernizar el equipamiento actual.

De hecho, fuentes de gobierno chileno reconocen que existe un documento oficial del actual Alto Mando de la FACh, que circula por estos días entre las autoridades, y que incluye datos sobre el Plan Quiñones. Pero en la FACh precisan que dicha información puede ser obtenida por "innumerables fuentes, incluyendo las abiertas (oficiales)".

Ariza ha relatado que lo que le pidieron en un primera etapa era la información que Perú poseía sobre Chile. Y que luego le encomendaron "información secreta": claves, nombres de agentes, códigos de encriptación.

Una fuente castrense nacional indica que lo más interesante del "botín" que podría haber recolectado Ariza son las claves encriptadas con las cuales la Embajada de Perú en Chile se comunica con Lima.

En el expendiente judicial, el suboficial dice que recibió US$ 140 mil por sus servicios, dinero que habría sido depositado en su cuenta en el Scotiabank de Lima.

Las autoridades peruanas aseguran que cuentan con algunos voucher que comprueban depósitos realizados en Santiago, vía Western Union. Esta posibilidad es desestimada en esferas de gobierno ya que, sostienen, este tipo de pagos, de existir, siempre se triangulan a través de otros países.

"Lo más seguro es que nunca se sepa el origen de los recursos. Generalmente son 'platas negras'", señala otro experto en inteligencia.

Espía en desgracia

Ahora, el ex agregado purga una condena que podría prolongarse por 35 años en Piedras Gordas, uno de los penales de máxima seguridad, ubicado a hora y media de Lima. Se le acusa de espionaje, revelar secretos nacionales y "lavado de dinero". Deberá cumplir su pena junto al dueño de la desaparecida línea aérea Aerocontinente, Fernando Zeballos; Auntaro Humala y varios narcotraficantes.

La racha de Ariza llegó a su fin por razones que van más allá del desmantelamiento de una red de inteligencia. Una alta fuente en Chile explica que la "caída" del ex espía tiene connotaciones de política interna, en específico, las relaciones cívico-militares en el vecino país.

"Las FF.AA. peruanas están demandando hace rato más recursos para armamento y con esto le envían una señal al gobierno que pueden 'hablar'", explicó una fuente de palacio.

Para resolver las exigencias, en estos días se tramita en el Congreso peruano una ley para que parte de los recursos obtenidos por las ventas de cobre y otros recursos vayan a esas instituciones.

Fase 4: hostigamiento a privados

En el gobierno chileno saben que parte de la estrategia peruana que Alan García comenzó a desplegar desde que Perú recurrió a La Haya por el reclamo del país del norte respecto a los límites marítimos con Chile, seguirá escalando.

Una alta fuente de inteligencia de las ramas armadas sostiene que la fase 4 comenzará en las próximas semanas. Según esta fuente, los nuevos enfrentamientos serán por el hostigamiento a los empresarios chilenos con inversiones en el país vecino.

La fase 1 de esta escalada habrían sido las quejas por el Ejercicio Salitre 2009. La segunda ocurrió cuando Alan García comenzó a criticar el armamentismo de Chile en distintos foros. La tercera fue el escándalo desatado por el apresamiento de Ariza -denuncia hecha ante la justicia de ese país por la misma FAP-, que provocó que el jefe de Estado limeño llegara a calificar a Chile de "republiqueta" y a lo ocurrido como "acto repulsivo".

Bachelet y el presidente peruano volverán a coincidir en uno de los últimos viajes de la mandataria al exterior: con sólo dos días de diferencia, García y Bachelet -acompañada por Cristina Kirchner- se reunirán con el Papa Benedicto XVI. Una fuente de Cancillería da por descontado que tanto La Haya como el "armamentismo" denunciado desde Perú estarán presentes en la cita entre García y Joseph Ratzinger.

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