Por Lorena Rubio Octubre 31, 2009

"Deben ser los mapuches". Juan Agustín Figueroa (75) se ríe socarronamente en medio del sobresalto provocado por el cañonazo de las 12. Su oficina está frente al cerro Santa Lucía y para él es más que habitual el estampido que marca el mediodía. La alusión al conflicto en la Araucanía no es casual: Figueroa ha entablado una serie de juicios contra mapuches acusados de tomarse e incendiar su fundo en Nancahue, cerca de Galvarino (IX Región).

Abogado de la Universidad de Chile, ex ministro de Agricultura de Aylwin y ex miembro del Tribunal Constitucional, "Cucho" es un tipo hábil y en sus 50 años de profesión ha logrado prestigio y poder. Sus convicciones son muy parecidas a las de hace 40 años. Por ejemplo, se declara ateo, sin complejos. Al punto que a sus hijos les ha señalado claramente que "por ningún motivo" le hagan una misa el día de su funeral. Masón desde siempre, su deseo es que lo velen en la Gran Logia en calle Marcoleta. Militante radical por décadas, el asunto queda claro al entrar en su oficina. Al lado de su escritorio una foto del presidente Gabriel González Videla saluda a "Agustincito". Se la firmó en La Moneda el propio mandatario una tarde en la que acudió junto a sus padres a "tomar el té" al lugar que en esos años era la residencia de los jefes de Estado.

Y aunque les dedica menos horas que antes a sus labores de abogado, no piensa en retirarse. Por el contrario, asiste todos los días al estudio y supervisa personalmente varios casos. A pesar de que dejó de hacer clases en la Universidad de Chile -"el horario de 8.30 a 10.00 de la mañana resultaba demasiado violento", confiesa-, continúa dirigiendo memorias e integrando comisiones de licenciatura. Su filosofía es precisa en este sentido: "Uno debe trabajar hasta que sea autosuficiente".

Hace un año su oficina tuvo un vuelco que consistió en aggiornarla, como explica. Se mantuvieron los tres socios "más antiguos dentro de los modernos" y partió Alberto Coddou. También hace un año falleció su entrañable amigo, el empresario Ricardo Claro Valdés, con quien compartió intereses diversos por casi cuatro décadas.

Figueroa sigue siendo un agudo testigo de la actualidad y no tiene problemas en entrar a la arena política. Íntimo amigo de Ricardo Lagos -a quien considera el mejor contendor frente a Sebastián Piñera-, fue crítico de la primera mitad del gobierno de Bachelet. Pese a ser un concertacionista histórico, no tiene problemas en disparar contra Frei, calificando su anterior gobierno de "malo". Así de claro. Así de frontal.

Aquí, Figueroa cuenta detalles inéditos de su relación con Ricardo Claro, da muestras de que Piñera no es santo de su devoción, y declara sus simpatías por ME-O.

- ¿Por qué tan drástica su determinación de no tener misa en su funeral?

- Sería una contradicción con mi forma de vida.

- Pese a su postura personal,  ¿le llama la atención la religiosidad -más bien el peso de la doctrina religiosa- que existe en Chile?

- Aunque en lo personal para mí es un tema solucionado, en lo social lamento la enorme injerencia de la religiosidad en la sociedad chilena. Me llaman mucho la atención las trabas y restricciones que de ello han derivado.

- Usted fue miembro del Tribunal Constitucional. Imagino que hubiera estado a favor de la píldora del día después.

- Naturalmente. La hubiera apoyado de todas maneras. En este tema está en cuestión el principio de libertad humana. La mujer debe embarazarse cuando quiera hacerlo.

- Chile se ha transformado en una sociedad más laica, como lo afirman todos los estudios de opinión, pero existe una gran gravitación de la Iglesia. ¿A qué lo atribuye?

- Efectivamente, existe una gran influencia en las Fuerzas Armadas, los grupos empresariales y la prensa. Al ser estamentos gravitantes, procuran mantener su ascendiente en el resto de la sociedad.

- Por otra parte, los chilenos se han vuelto más ostentosos. ¿Le molesta eso a usted, que tiene fama de frugal?

- Me molesta profundamente. Tanto mi padre como mi madre nos inculcaron tener cosas buenas, pero no caras.

Frei desmantelado

- Usted señaló en agosto de 2007 que Lagos era un líder natural, mientras que Bachelet no. ¿Mantiene sus dichos?

- Creo que Ricardo Lagos tiene condiciones sobresalientes y en cualquier circunstancia habría sido una carta de primera magnitud.

- ¿Hubiera sido un buen contendor frente a Piñera?

- Sin duda.

- ¿El mejor?

- En todo caso, mejor que Frei.

- ¿Cómo está viendo la campaña del candidato concertacionista?

- Lo encuentro cuesta abajo en la rodada. El hecho de que algunas encuestas arrojen un empate entre Frei y Marco Enríquez-Ominami significa el desmantelamiento de la campaña de Frei, sobre todo cuando se retiran figuras relevantes de su orgánica, como ocurre con Eugenio Tironi.

- ¿Le parece que se está produciendo una especie de diáspora ante una inminente derrota?

- Yo creo que la gente empieza a deslindarse.

- Como persona con amplios vínculos con el bloque gobernante, ¿ha sentido esta desafección con la campaña del ex presidente?

- Frei hizo un mal gobierno y, lo he dicho varias veces, es un hombre de condiciones medias, que no se destaca ni se convierte así en "el" candidato.

- El voto duro de la Concertación era mucho más alto que lo que marca el candidato. Pareciera que las "reinvenciones" a su figura no están dando resultado. ¿Será que Frei  no despierta pasión en los electores?

- Eso es indudable. Es una figura que despierta más bien reticencia o indiferencia.

La presidencial según Figueroa

El "veto" a Piñera

- Son conocidas las diferencias que existían entre Ricardo Claro y Sebastián Piñera. ¿Qué pensaría su amigo de la posibilidad que su histórico adversario llegue a La Moneda y que el "menú" presidencial esté compuesto por él, Frei y Marco Enríquez-Ominami?

- No me atrevo a decirlo con exactitud. Lo que sí sé es que Ricardo estaría en una muy profunda reflexión.

- ¿Habría tenido problemas Claro si usted fuera adherente de la candidatura de Piñera?

- No, para nada. En ese sentido el respeto mutuo era enorme y la libertad de acción que recíprocamente nos reconocíamos era absoluta.

"Frei hizo un mal gobierno y, lo he dicho varias veces, es un hombre de condiciones medias, que no se destaca. Es una figura que despierta más bien reticencia o indiferencia".

- En noviembre de 2003, Piñera estuvo a punto de ingresar al directorio de Marinsa -sociedad controladora de la Sudamericana de Vapores-, pero una sorpresiva decisión de reducir el número de directores lo impidió. Usted, como parte de la mesa directiva señaló que no había nada personal en la medida y que lo venían evaluando hace un año, pero el mercado leyó que le cerraban el paso. ¿Qué ocurrió en realidad?

- Fue bien leído por el mercado. La medida fue adoptada para que Piñera no accediera al directorio de Marinsa.

- ¿Por qué se tomó esa decisión?

- Lo que ocurre es que Piñera no siempre conjuga el interés social -entendido como el de todos los accionistas- con el interés personal. Muchas veces privilegia su interés y eso naturalmente no le conviene a ninguna sociedad.

- ¿En qué circunstancias se tomó esa medida?

- Él había comprado un paquete importante de acciones y continuaba adquiriendo más papeles, lo que le podría haber dado acceso al directorio. Entonces, Ricardo conversó con todos los directores de Marinsa -incluyéndome- y todos estuvieron de acuerdo en reducir de 11 a siete el número de miembros. La decisión no fue fácil, porque implicó el sacrificio de dos o tres directores de esa sociedad.

- ¿Cuál es su opinión de Sebastián Piñera?

- (Piensa unos segundos)… Mire, Piñera es un hombre muy inteligente, pero tiene episodios históricos que lo perjudican gravemente.

- ¿Se refiere a lo ocurrido con el Banco de Talca o el caso Chispas, por ejemplo?

- Así es.

- ¿Cree usted que estos "episodios" tienen impacto real en las encuestas?

- Naturalmente que sí. Él debiera estar marcando mayor votación y esos hechos lo complican y lo van a seguir perjudicando.

- ¿No le parece que estos hechos son más bien discutidos en las elites?

- Mi impresión es que van permeando hacia la base y que pueden ser determinantes en la votación final.

- ¿Se atreve a pronosticar quién va a ser el presidente de Chile?

- No.

"Lo que ocurre es que Piñera no siempre conjuga el interés social -entendido como el de todos los accionistas- con el interés personal. Muchas veces privilegia su interés y eso naturalmente no le conviene a ninguna sociedad".

- ¿Es de los que opinan que Marco Enríquez-Ominami va a pasar a segunda vuelta?

- No tengo ninguna duda que él va a ser quien pase a esa instancia.

ME-O, ¿el nuevo Fujimori?

- ¿Comparte las críticas respecto a que las primarias en la Concertación son el "error original" del cual surgió el fenómeno Enríquez-Ominami?

- Creo que las primarias estuvieron mal concebidas y no sólo por lo ocurrido con Marco Enríquez. También José Antonio Gómez -senador radical- perdió una oportunidad dorada. Si él se hubiese manejado bien no habría surgido la figura de Enríquez-Ominami.

- ¿De verdad piensa que el espacio de díscolo pudo haber sido aprovechado por cualquiera?

- Efectivamente, hay un cierto cansancio por las políticas cupulares. Entonces, una ruptura a esa situación naturalmente aparecía como muy atractiva.

- ¿Qué le llama la atención respecto de ME-O?

- Me sorprende el dominio que tiene sobre ciertos temas. Tiene una preparación notable. Asistí a una charla sobre relaciones internacionales que hizo y lo encontré realmente brillante. Además, tiene el encanto de la juventud y la renovación.

- Le ve posibilidades reales de llegar a la Presidencia, entonces.

- Pienso que si Marco Enríquez pasa a la segunda vuelta, es difícil anticipar la velocidad con la que seguirá creciendo. Basta ver lo que pasó con Fujimori en 1990, cuando nadie daba un peso por él y terminó derrotando a Vargas Llosa.

La presidencial según Figueroa

Mi amigo Ricardo

- Esta semana se cumplió un año de la muerte de Ricardo Claro, amigo y socio suyo por más de 40 años. ¿Cuándo fue la última vez que conversó con él?

- El día que falleció, en la gala del Municipal que se realizó esa tarde. Recuerdo que hablamos no sólo de negocios, sino que de la situación política local e internacional. Ricardo era un hombre muy presente en toda la actividad nacional, no sólo le interesaba lo empresarial, sino que el entorno político estaba vigente en sus inquietudes.

- En octubre del año pasado, la presidenta Bachelet ya manifestaba los primeros índices de popularidad que hoy la tienen en indicadores históricos. ¿Qué opinaba Claro de la mandataria?

- Ricardo sentía mucha simpatía por la presidenta. Ella es una mujer muy encantadora y él la respetaba.

- ¿Qué cosas destaca usted de la figura de Claro?

- El dejó un vacío enorme y aunque hagamos muchos esfuerzos por sucederlo, su ausencia es insustituible.

- ¿Se nota en el manejo de las empresas del grupo, por ejemplo? El caso de la Sudamericana de Vapores pareciera ser el más claro.

- En Vapores, efectivamente hemos pasado momentos muy difíciles, consecuencia de la crisis económica internacional, pero creo que ya están apareciendo "brotes verdes" y las cosas están mejorando.

- Claro era un hombre sumamente creyente. ¿Hablaban de su religiosidad?

- Le diría que las discusiones sobre religión duraron hasta que los 22 años. A partir de ahí no volvimos a tocar el tema. Cada uno reconoció la libertad del otro.

- Donde sí deben haber tenido diferencias es en lo político. Sobre todo en los años 80, en pleno régimen militar. ¿Qué recuerda de esos años?

- Bueno, él no siempre fue considerado cercano al régimen de Pinochet. Ricardo tuvo un entrevero muy serio con el ministro de Hacienda, Rolf Lüders, a raíz de la intervención bancaria de 1983.

- Él fue muy crítico en ese momento de la actuación de los denominados Chicago boys. ¿Volvió después de lo ocurrido a conversar con Lüders?

- Sí. Ellos se "abuenaron".

- En esa época a usted le tocó representar a Javier Vial, tras la intervención del BHC. ¿Qué relación tenían Claro y Vial?

- Ambos eran contemporáneos y Ricardo encontró muy lamentable la quiebra del banco, porque era un grupo empresarial al cual él había pertenecido.

El "caso" Elecmetal

- Usted pese a ser radical fue un tenaz opositor al gobierno de Allende, al igual que Claro, conocido por su afinidad con la derecha. ¿Cómo se explica?

 - Yo creí que el gobierno de Allende nos iba a llevar al desastre y defendí a varios empresarios a quienes su gobierno intentaba tomarles sus empresas. Entre ellos, el propio Ricardo, con quien defendimos Elecmetal.

- Claro fue cuestionado por su actuación durante el régimen militar. ¿No fue una razón de distanciamiento?

- Yo le reproché la crítica que hizo en su momento a Eugenio Velasco -padre del ministro de Hacienda- y le manifesté que había sido un error.

- ¿Qué recuerda del episodio ocurrido en Elecmetal? Se ha señalado que Claro entregó a un grupo de dirigentes sindicales.

- Eso es falso y me consta, como director de esa época.

- ¿No es verdad que él llamó a Carabineros y al Ejército para que detuvieran a varios dirigentes?

- Lo que denunciaron los ejecutivos de ese momento es que hubo un intento de sabotaje, como efectivamente intentó un grupo de trabajadores. Entonces llegó Carabineros y tomó presa a esta gente. Y luego aparecieron acribillados.

- ¿Qué hicieron en ese momento?

- Nosotros asistimos a las familias. Las tumbas respectivas las entregamos nosotros.

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