Por Claudia Farfán M. Octubre 24, 2009

Margot Honecker decidió usar una antigua blusa color gris con tenues brillos para la celebración que la esperaba esa tarde del miércoles 7 de octubre pasado. La prenda estaba casi intacta en su clóset, pese a que muchas veces la había lucido antes de la caída del Muro de Berlín. Por unos segundos, frente a un espejo de su actual residencia en La Reina, el tiempo retrocedió más de dos décadas y ella se vio a sí misma vestida como en su época de esplendor. Pero el reflejo mostraba a una mujer de 82 años de edad, que se preparaba para festejar en Chile los 60 años que habría cumplido la República Democrática Alemana.

Salió de su casa en el condominio Andalué pasadas las siete de la tarde. Con paso ágil y una postura erguida, poco frecuente para alguien de su edad, se despidió de algunos vecinos con la usual amabilidad con que siempre los trata. Menos suerte corrieron los periodistas que también la esperaban ese día, en las afueras de su vivienda, a quienes ella ni siquiera divisó mientras abandonaba el lugar a bordo de un auto.

Cuando uno le hace preguntas, esta mujer de 82 años sonríe con simpatía, pero nunca deja de mirar con desconfianza. Algo de eso proyectaba la mañana del jueves 1 de octubre, mientras caminaba por su barrio, e insistimos en conversar con ella. -¿Existe alguna buena biografía suya en Alemania? -¡No, ninguna! Todo lo que se ha dicho allá ha sido malo.

A diferencia de los tiempos en que era la primera dama de la RDA, Margot Honecker iba sin guardaespaldas. Y en contraposición a lo que ocurría en Berlín Oriental en esos años, cuando sus discursos eran televisados ante millones de alemanes, esta vez la cita era muy íntima, en una sencilla casa de Ñuñoa que pertenece a Marta Friz, una antigua militante comunista chilena que fue amiga entrañable de Gladys Marín. Friz y los otros 25 invitados estaban ahí para agradecer la solidaridad que recibieron en la ex RDA mientras vivieron su exilio. En su mayoría, eran profesionales y dirigentes intermedios del PC y del PS.

En el encuentro, Margot Honecker estuvo relajada. Como pocas veces logra hacerlo mientras está en una reunión social. Sabía que ninguno de los presentes le enrostraría aquella imagen de implacable primera dama y ministra de Educación que le atribuían sus detractores de la RDA y que para ella es un temor con el que ha vivido los 17  años que lleva en Chile. Porque está consciente de que su nombre aún desata una resistencia profunda entre miles de alemanes.

Margot Honecker

Sin guardaespaldas ni chofer, la ex mujer fuerte de la RDA lleva una vida solitaria en Santiago.

Pero esa tarde del 7 de octubre, sólo recibió elogios. Una de las presentes alabó incluso la blusa de color gris que ella conservaba de sus años en el poder. Margot esbozó una tenue sonrisa. Y pocos minutos después sorprendió a los invitados con una cerrada defensa del gobierno socialista que encabezó su marido Erich Honecker. En un pausado español, leyó el discurso que había preparado y que en una de sus partes principales dice: "Todo lo logrado (en la RDA) no se puede borrar ni negar, eso permanece no sólo en la memoria, sino que hay una juventud que reflexiona al respecto y que dice: debemos construir otra sociedad; como fue aquel tiempo".

Durante estos años en Chile, ella se ha cuidado mucho de no emitir opiniones políticas. Pero esta vez quiso dejar claro que seguía firme en sus convicciones, a pesar de haber  transcurrido casi 20 años desde aquel 9 de noviembre de 1989 en que cayó el muro que dividía a las dos Alemanias y que significó para ella y su marido -ya entonces destituido de la jefatura de Estado- iniciar un largo y definitivo destierro.

El silencio de Margot

Margot Honecker lleva una vida solitaria desde que se radicó en Santiago en julio de 1992. Ha optado por salir lo menos posible del refugio inexpugnable en el que convirtió su casa en La Reina, en la cual ha vivido estos 17 años. Primero, tomó los resguardos necesarios para no exponer en público a su marido. Y después de la muerte de Erich Honecker, en mayo de 1994, se mantuvo inflexible en su decisión de tener un bajo perfil público.

Margot Honecker y Erick Honecker

Erich Honecker, el hombre que gobernó la RDA durante 18 años, junto a su mujer en 1993.

Jamás ha dado una entrevista. Nunca, a pesar de las muchas veces en que los periodistas han tratado de conmoverla aduciendo largas horas o días de espera en las inmediaciones de su condominio. En esos casos, su carácter suele ser tan inflexible como sus convicciones políticas. Aunque a veces, muy escasas veces, puede mostrar cierta consideración.

Ocurrió el pasado lunes 28 de septiembre, a las 11:30 de la mañana. Margot Honecker se bajó rápidamente del radiotaxi que la traía del supermercado Lider, situado en Príncipe de Gales con Padre Hurtado, a sólo dos cuadras de su casa. Pese a su avanzada edad, sorprende la agilidad con que se mueve. Cuando se dio cuenta de que la esperamos, corrió para no ser interceptada en la calle. Sin embargo, en el portón de entrada, repentinamente se detuvo. 

-Señora Margot, ¿leyó la carta que le dejamos hace unos días pidiéndole una entrevista?

-Sí, la he visto. Yo les he escrito una carta también, pero está en alemán. Espere un momento, que la voy a traer.

La señora Honecker habla un español difícil de entender. Se muestra amable. Deja las bolsas con las compras en el antejardín y entra a su casa. Su promesa, sin embargo, cae en el vacío. No vuelve a aparecer. Envía su carta con el conserje de la comunidad.

"Mi pensamiento sigue vigente"

En tres párrafos escritos en su computador personal, se excusa de dar una entrevista. Su motivo de preocupación, dice allí, es el riesgo en que pondría la privacidad de su familia si accede a hablar en público. Un desvelo constante para un clan al cual no le ha resultado fácil llevar el apellido de un personaje como Erich Honecker.

Sonja, quien es economista y la única hija del matrimonio, está separada de su primer marido -el químico chileno Leonardo Yáñez-, pero todavía utiliza su apellido de casada para resguardar su anonimato. Además, pese a su reconocida capacidad profesional, su amigo Osvaldo Puccio -quien vivió exiliado en la ex RDA- ha debido interceder para ayudarla a encontrar mejores ofertas de trabajo. Hoy realiza algunas actividades para el gobierno y vive cerca de su madre, en una comunidad Castillo Velasco, en La Reina.

Sin embargo, ha sido el nieto mayor y predilecto del ex gobernante alemán quien ha enfrentado las mayores dificultades por su parentesco. Cuando Roberto Yáñez Honecker se instaló en Chile, a principios de los 90, fue matriculado en el Colegio Alemán de Santiago. No fue una integración fácil: los alumnos se burlaban y lo criticaban por su parentesco. Luego, se convertiría en el hijo rebelde de esta familia comunista: lejos del pensamiento ideológico de sus abuelos, él como poeta adscribe al surrealismo.

Carta de Margot Honecker

En una carta escrita en su computador personal la ex primera dama se excusa con Qué Pasa de dar una entrevista para no afectar la "privacidad de su familia".

A pesar de estas diferencias, Margot Honecker ha decidido vivir con él en la comunidad Andalué. Con el paso del tiempo se transformó en una compañía para ella y en la persona que la defiende del acoso mediático. Aunque es Vivianne -la hermana menor de Roberto- la preferida de la abuela. Se visitan con frecuencia, ya que esta estudiante universitaria vive muy cerca, junto a su madre Sonja.

Algunos amigos comunistas de Margot Honecker dicen que más que la protección familiar, el verdadero motivo de su silencio data de 1992. Entonces, la Cancillería chilena le pidió a ella -y más tarde a su marido, cuando llegó en 1993- que no hiciera ningún tipo de declaración pública mientras vivieran su exilio aquí.

La solicitud surgió tras el grave impasse diplomático que significó para Chile el ingreso de Erich Honecker y su señora a la embajada chilena en Moscú, en diciembre de 1991. Con el consentimiento de su amigo, el embajador Clodomiro Almeyda, la pareja permaneció en calidad de huéspedes en la sede, aunque para muchos era una suerte de asilo político. Después de una difícil negociación diplomática, el entonces presidente Boris Yeltsin expulsó a Erich Honecker de la misión en Moscú, en julio de 1992. El ex jefe de Estado alemán fue sometido a juicio en Berlín por la muerte de 49 personas que intentaron cruzar el muro. Su mujer, en tanto, tomó un vuelo a Chile, sola y sin hablar español. El ex jerarca comunista haría lo mismo seis meses después, tras ser liberado por razones humanitarias.

Controvertida y política

Cuando uno le hace preguntas, esta mujer de 82 años sonríe con simpatía, pero nunca deja de mirar con desconfianza. Algo de eso proyectaba la mañana del jueves 1 de octubre, mientras caminaba por su barrio e insistimos en conversar con ella. Se ve más tranquila que hace unos días atrás. Y a diferencia de esa oportunidad, esta vez sí le interesa responder.

Pese a su apariencia inofensiva y tranquila, su imagen en Alemania apunta en el sentido contrario. El autor de la biografía de Erich Honecker, Norbert Pôtzl, afirma que ella fue mucho más que una primera dama: tuvo sus propias ambiciones e influyó en decisiones políticas cruciales que allí se adoptaron. Además, afirma que era conocida por su superioridad intelectual frente a su marido.

-¿Existe alguna buena biografía suya en Alemania?

 -¡No, ninguna! Todo lo que se ha dicho allá ha sido malo.

Margot responde con  cierta molestia, dejando claro que ése es un punto sensible para alguien como ella, que tiene sus raíces más profundas en la cultura germana. No puede mantenerse indiferente ante los duros epítetos en su contra que se dicen en la Alemania reunificada. Allí, su nombre se asocia a la severidad extrema que la RDA aplicó para mantener incólume un sistema educativo funcional al modelo socialista. Durante los 25 años en que fue ministra de Educación, se le atribuyó promocionar la creación de opresivos hogares para niños con problemas. También la responsabilizan de haber sido la impulsora del adoctrinamiento que se daba a los menores de tres años para que conocieran quién era Erich Honecker y de establecer la enseñanza militar para los alumnos adolescentes.

La acusación más grave dice relación con el proceso de adopciones forzosas que ella habría autorizado contra algunos disidentes del gobierno de su marido. Según sus detractores, esto implicaba que el Estado de la RDA podía separarlos de sus hijos para entregarlos a padres adoptivos. Situación que, en la mayoría de los casos, hasta habría sido sin consentimiento de ellos.

Tras la caída del muro, la justicia alemana intentó esclarecer el rol de Margot Honecker en los hechos, pero fue imposible seguir con la investigación, porque se concluyó que no había evidencia de su participación directa y que a ella le competía más bien una responsabilidad política. No obstante, esos antecedentes calaron hondo entre muchos alemanes. Tanto, que habrían existido amenazas de muerte en su contra mientras permaneció en la sede diplomática chilena en Moscú. Por ello los abogados de su marido le recomendaron no volver a Alemania. Un consejo que ella sigue hasta hoy.

Esta imagen implacable de la ex primera dama contrasta con la de quienes vivieron su exilio en la Alemania Oriental. Marta Friz la describe como una mujer "culta, sencilla y preocupada de los demás".

Biografía de Margot Honecker

Para escribir este reportaje, la ex ministra envió su biografía autorizada: Margot Honecker-"die rote First Lady".

"En nuestro último encuentro en mi casa hubo momentos en que ella se emocionó mucho, pues cada uno de nosotros le expresó por qué estaba agradecido de haber vivido en la RDA, donde nuestros hijos recibieron una educación de excelente calidad", dice.

Donde sí existe consenso es en el importante rol político que esta mujer tuvo en la RDA. El periodista de la revista Der Spiegel, Norbert Pötzl -quien publicó una  biografía de Erich Honecker- dice desde Hamburgo que ella fue mucho más que una primera dama: tuvo sus propias ambiciones e influyó en decisiones políticas cruciales que allí se adoptaron. Además, afirma que era conocida su superioridad intelectual respecto a su marido y que siempre fue una excelente oradora. Pôtzl conoció también la intimidad de su vida familiar, pues acompañó al ex jerarca alemán cuando se vino a Chile.

"En la intimidad de su casa, él se mostró más bien sumiso y fue su mujer quien dominaba", recuerda.

Que ella tuviera una función política en el gobierno de Honecker no fue casualidad. Sabía, desde mucho antes, cómo moverse en esas aguas: a los 22 años  se transformó en la diputada más joven del país. Justamente de ese pasado remoto da cuenta el libro que escribió el 2000 su amigo y ex secretario general del PC chileno, Luis Corvalán. El texto, titulado La Otra Alemania, la RDA- Conversaciones con Margot Honecker, es un recuento de varias sesiones  de entrevistas  con ella. 

A  la ex ministra,  ese libro le gustó. De hecho, mientras caminamos por la calle Carlos Silva Vildósola, el jueves 1 de octubre, lo trae a la memoria.

-Me interesa escribir un perfil suyo, ¿qué biografía me recomendaría?

-Está el libro de Luis Corvalán.

-Pero es un texto muy difícil de encontrar. ¿Sabe dónde puede existir uno?

-Yo podría tenerlo… Pero hay otro que escribieron sobre mí… Se llama Die Rote First Lady.

-¿Tiene algún ejemplar?

-Sí, pero hay que buscarlo. Puede venir la próxima semana, el jueves o el viernes.

"Mi pensamiento sigue vigente"

Los viajes a Cuba

El 9 de octubre, Margot Honecker sale del condominio vestida de sport. Con un pantalón blanco -el color que más usa- y una polera a rayas de tonos café. Una vecina le ofrece llevarla en auto, pero ella desiste en forma cordial. Agradece su gesto, sin embargo, le advierte que va muy cerca. Y parte caminando.

Su vida en Chile no sólo es tranquila, sino también parece austera. Sus amigos en el PC dicen que recibe del Estado alemán una pensión mensual cercana a los $400 mil, pues nunca le reconocieron su trayectoria como ministra para  efectos de su previsión.

La casa que habita, avaluada en $110 millones aproximadamente, está a nombre de su hija, quien además tiene otra amplia vivienda en la comunidad de Castillo Velasco ubicada en Carlos Ossandón. Los más suspicaces no creen que la familia pueda justificar la compra de ambas casas con los montos que sólo reciben la viuda de Honecker y su hija. Ellos dan crédito a las versiones de la prensa alemana acerca de que habrían ingresado altas sumas de dinero a Chile. Ninguno de esos rumores se ha confirmado.

Todos los años, Margot Honecker viaja un mes a Cuba para un completo chequeo médico en un exclusivo centro asistencial para extranjeros. Todo es financiado por el gobierno de Raúl Castro, el cual además le reserva una casa oficial mientras dure su visita. En La Habana, su figura sigue respetándose por su pasado, aunque el trato deferente se explica también por la  estrecha amistad que sostuvo con Vilma Espín, la fallecida señora  de Raúl.

Todos los años, Margot Honecker viaja un mes a Cuba para un completo chequeo médico en un exclusivo centro asistencial para extranjeros. Todo es financiado por el gobierno de Raúl Castro, el cual además le reserva una casa oficial mientras dure su visita.

En Chile, su círculo más íntimo es mínimo. Además de su familia, están Irma Cáceres -viuda de Clodomiro Almeyda- y Luis Corvalán. El ex dirigente comunista dice que su amistad es de larga data y que se ven tres o cuatro veces al mes. Incluso, en su familia cuentan que no es raro ver a Margot Honecker lavar los platos después de almorzar. A esas reuniones, ella prefiere asistir acompañada de un intérprete, pues le resulta difícil expresarse con fluidez en español.

En su casa en La Reina, se conecta a internet. Especialmente en la mañana, para leer los diarios alemanes. También se mantiene en comunicación -vía correo electrónico- con antiguos compañeros de filas de la ex RDA. Aficionada a la lectura, en su escritorio además siempre dan vueltas algunos de los libros de su biblioteca. Sobre todo clásicos alemanes, como Goethe y Hermann Hesse. 

Es una mujer que se preocupa de comer poco. Además, camina bastante y le gusta la natación: cuando visitaba a Corvalán en su casa de San Bernardo, donde él vivió hasta hace unos años, llevaba su traje de baño para nadar en la piscina. Todo eso la ha llevado a tener una buena salud. Y cuando hay problemas, visita al doctor José Miguel Puccio, quien se formó en la RDA y es también el médico personal de la presidenta Michelle Bachelet.

Margot Honecker

Margot Honecker poco después de llegar a Chile.

Mientras esta mañana del viernes 9 de octubre caminamos con ella por Carlos Silva Vildósola, le preguntamos si ha encontrado el libro que había prometido buscar. Se excusa diciendo que lo ha olvidado y que lo dejará en la portería el miércoles siguiente. Luego se despide con una sonrisa. Explica que está apurada.

-¿Por qué nunca ha querido dar una entrevista en los 17 años que lleva en Chile?

-Porque soy residente en este país. Soy alemana.

-¿Quiere decir que no puede?

-…

-Una última consulta. Hace 9 años usted reivindicó a la RDA en el libro de entrevistas con Luis Corvalán. Dijo que creía firmemente en el sistema socialista que existió en Alemania Oriental. ¿Hoy sigue pensando lo mismo?

-Mi pensamiento sigue vigente. Es actual.

El manifiesto de Margot

El 7 de octubre pasado, Margot Honecker asistió a un encuentro para conmemorar los 60 años del nacimiento de la RDA. Frente a unas 25 personas -la mayoría profesionales del PC y el PS, muchos de los cuales vivieron su exilio en Alemania Oriental- ella leyó un discurso de tinte político, que incluso sorprendió a los asistentes. Ésta es su versión in extenso:

"Yo sé que hoy -por supuesto con un par de horas de diferencia a nosotros acá- se han reunido (en Alemania) muchos compañeros, científicos, profesores, trabajadores, para recordar a la República Democrática Alemana.

En estos momentos existe en Alemania una enorme campaña en contra de la RDA, en contra de la RDA socialista; no existe ningún show de televisión, ningún film, ningún noticiero en donde no se enlode con ahínco la RDA, pero no les ha resultado. El 50% de los alemanes del Este declaran: "Vivimos muy mal bajo el capitalismo, vivimos una hermosa época en nuestra RDA", y ellos pueden hacer lo que quieran, pero no es posible matar aquello, sino que, por el contrario, hoy más y más personas valoran lo que tenían en la RDA.

Y bien, no logramos prolongar los logros de esos 40 años. Y esos 40 años dejaron huellas, también en Alemania. Me alegro mucho de tener la oportunidad de compartir hoy aquí con compañeros.

Hace 60 años yo tenía 22 años, y con mis 22 años era yo la diputada más joven de la Cámara del Pueblo, la primera Cámara del Pueblo de la RDA. Y tuve la suerte de entregar al primer Presidente del Estado de Obreros y Campesinos, Wilhelm Pieck, las felicitaciones de la Juventud Alemana. En todos aquellos que queríamos una nueva Alemania, esas elecciones del primer Estado de Obreros y Campesinos que llevaron a Wilhelm Pieck a la presidencia fue una gran vivencia. Y todo aquello que logramos, todo lo logrado en esos 40 años, no se puede borrar ni negar, eso permanece no sólo en la memoria, sino que hoy hay mucha juventud que reflexiona al respecto y dice: 'debemos construir otra sociedad'; como fue aquel tiempo, y muchas preguntas más acerca de cómo era en la RDA.

Bien, no tenemos muchas probabilidades de dar respuestas, la prensa está en manos de los que tienen hoy el poder. Pero hay periódicos de izquierda. Existe, además del Partido Comunista Alemán, y junto a él, un Partido de Izquierda, Partido de Izquierda que con todo ha obtenido el 12% de los votos en las últimas elecciones. Obtener un 12% de los votos se traduce en dos millones de votantes más que en las elecciones anteriores. Este Partido de Izquierda es anticapitalista y contra la guerra. Por cierto, al interior de este partido existen diferentes corrientes y hoy es difícil saber cuál será su futuro camino, las luchas contra las desigualdades en Alemania, pero, a pesar de todo, ahí están las fuerzas de izquierda, se mueven, obtienen cada vez más votos, cada vez más adherentes.

Todos los grandes partidos, el Partido Social Demócrata Alemán (SPD), que debido a su política antisocial ha recibido la pérdida de un tercio de sus votantes; el partido más grande, el Partido Demócrata Cristiano (CDU), partido de la burguesía, ha perdido votantes y ahora gobierna en la coalición con el Partido Liberal (FDP), partido de los grandes empresarios, y con esto se puede esperar que en Alemania la cuesta seguirá difícil, no para la gran empresa, sino para la clase obrera, crecerá la cesantía, seguirán los recortes a los logros sociales. Pero nada de esto podrá borrar las buenas señales existentes.

De todos modos yo soy una optimista, siempre lo fui y lo seré".

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