Por Lorena Rubio Septiembre 12, 2009

© José Miguel Méndez

Llevó durante semanas el programa concertacionista colgado del cuello. Literalmente. El pendrive de dos gigas del economista PS Óscar Landerretche Moreno contenía el plan del candidato Eduardo Frei, "el jefazo", como se refiere a él frente a otros, aunque a solas lo trate de "presidente".

El extremo cuidado con el pendrive -el mismo en el que almacena sus clases en la Universidad de Chile- duró hasta la tarde del lunes de esta semana. Esa noche, en la testera del Castillo Hidalgo, Landerretche entregó -a nombre de todo el comando- el documento impreso el día anterior: un legajo de 110 páginas.

El asesor entregando el programa al candidato bajo una lluvia de flashes y cámaras, y frente a toda la elite concertacionista es una imagen en la que vale la pena detenerse: Landerretche ha experimentado un upgrade dentro del entorno de Frei que pocos conocen.

Pasó de "encargado económico", en abril pasado, a "coordinador programático" en las últimas semanas. El ex gobernante lo considera un hombre clave en su comando.

¿Cómo este fanático del fútbol, twittero impenitente y voraz consumidor de literatura llegó a convertirse en el "hombre del programa" de Frei?

El punto de inflexión, coinciden varios en el equipo freísta, fue la presentación hecha por el abanderado de la Concertación ante la elite empresarial en el CEP, la primera semana de agosto. "Ese día se cristalizó el papel de Óscar como el estratega de los contenidos en el equipo", comenta uno de los inquilinos de la sede de avenida Bilbao. Antes de la cita -donde expuso sobre macroeconomía-, Landerretche desactivó la reforma tributaria que había surgido de sectores progresistas.

Su prueba de fuego ocurrió en los últimos días. Al académico le tocó recibir las propuestas de los partidos de la Concertación, de Océanos Azules y del círculo de hierro del candidato. La tarea -nada de fácil- era fundirlos. Y con éxito. Los rostros presentes la noche del lunes en el castillo del cerro Santa Lucía no daban pie a dudas: Landerretche dejó contenta a la mayoría.

Su ascendente carrera en el círculo de hierro del candidato oficialista, sin embargo, ha enfrentado varios escollos. Sus diferencias con el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, son parte de esta travesía.

Las razones del ascenso

Óscar Landerretche (36, casado, dos hijos) aterrizó en el comando gracias a una gestión encabezada por Eugenio Tironi y Pablo Halpern. Siguiendo las directrices del candidato, Tironi -quien conoció a Landerretche en el Consejo de Equidad- consultó a varios sobre el perfil de este académico, hijo del exilio y con padre ex ministro. Entre los consultados estuvo el titular de Hacienda.

El encargado de los contenidos no era un desconocido para el abanderado concertacionista, aunque es al padre de su asesor, Óscar Landerretche Gacitúa, a quien conoce a la perfección. Fue ministro de Energía en su gobierno anterior y dio pruebas de lealtad cuando le tocó, en 1998, enfrentar una fuerte sequía que obligó a aplicar racionamientos. El secretario ejecutivo de la CNE -que en esa época tuvo rango ministerial- debió, además, encabezar una dura negociación con las compañías del rubro, que no querían pagar los costos de la crisis eléctrica.

A Landerretche hijo lo avalaba además un intachable historial académico -es PhD del MIT-; el hecho de carecer de conflictos de interés (no está vinculado a ningún centro de estudio o think tank, como Expansiva) y tener nexos con los partidos de la Concertación, especialmente el PS, donde milita desde 1990, cuando volvió a Chile.

Además, ya tiene una campaña en el cuerpo: cumplió un trajinado rol en el comando de Michelle Bachelet. Ahí estableció una relación de cercanía con la actual mandataria. No siguió carrera en el gobierno porque decidió terminar su doctorado, aunque la presidenta lo llamó luego al Consejo de Equidad.

Brown, el padre socialista

Socialista desde la cuna. Así se define el coordinador programático. A sus cercanos suele contarles que una de las primeras reuniones del PS en la clandestinidad se hizo mientras él estaba en la cuna. En 1974 la familia partió al exilio y tras un breve paso por Colombia -donde el padre cursó un magíster en Economía- se instalaron en Inglaterra. Óscar hijo asistió entonces al Longlevens Junior School, escuela pública situada en Gloucester, en el suroeste de Inglaterra.

En esa ciudad se empapó de dos activos esenciales en su formación: el respeto por las clases trabajadoras y su admiración por el laborismo, corriente política que en los 70 vivía sus años de mayor radicalización en la isla británica.

"Todos sus compañeros de colegio en Longlevens eran hijos de obreros. Su padre era el único profesional entre los apoderados", recuerda un amigo de esos años.

El encantamiento con los laboristas, en tanto, se mantiene hasta hoy. Tanta es su admiración por el primer ministro Gordon Brown, que en son de broma el profesor universitario acostumbra decir que le gustaría que Brown lo adoptara.

Landerretche toma la batuta

A contrapelo del mercado

La frase: "No soy una marioneta del mercado" pronunciada la mañana del jueves 6 de agosto en el auditorio del CEP marcó el punto sin retorno en lo que será la columna vertebral de la campaña oficialista de Eduardo Frei: más Estado en las áreas cruciales de la economía y las políticas públicas.

En esos planteamientos Landerretche jugó un rol clave, desplazando al hombre fuerte de las finanzas de la actual administración, Andrés Velasco.

"Frei nunca tuvo gran sintonía con Velasco y ha sido crítico de algunas de sus políticas", dice un líder concertacionista. Pese a ello, en una primera etapa el jefe económico de Bachelet tuvo un diálogo relativamente fluido con el comando. Pero las diferencias de visión han provocado un paulatino distanciamiento.

Landerretche no oculta su admiración por la política económica europea, que no tiene, según él, complejos para aplicar Estado donde corresponda. Esto le ha valido ser mencionado como parte del grupo de "los europeos", que conforman economistas, abogados y cientistas políticos formados en el Viejo Continente o que siguen sus postulados.

Entre los "americanos" está el ministro de Hacienda de Bachelet. Velasco suele conversar a solas con Frei, reconocen en la sede de Bilbao, pero su injerencia en el comando se ha reducido ostensiblemente.

Para muchos, una prueba evidente de su alejamiento respecto del tono y contenidos de la campaña, fue su ausencia en el acto de Castillo Hidalgo, donde sí estuvieron otros técnicos de corte liberal de este gobierno, como el ministro de Energía, Marcelo Tokman, y el titular de Transportes, René Cortázar.

El punto de inflexión en la trayectoria de Landerretche al interior del comando fue la presentación que Frei hizo la primera semana de agosto en el CEP. "Ese día se cristalizó el papel de Óscar como el estratega de los contenidos en el equipo", comentan en el equipo del senador DC.

Una alta fuente del comando menciona la primera quincena de julio como el momento en que Frei comenzó a distanciarse de Velasco. Y viceversa.

Los anuncios de una reforma a los ministerios de Hacienda y Economía y las críticas del candidato DC al manejo económico de Velasco habrían incomodado al jefe de las finanzas.

La reforma laboral, anunciada con bombos y platillos desde fines de junio -revisitada en el CEP- ahondó aún más las diferencias entre ambos. El propio Landerretche ha reconocido a sus íntimos que discutió varias veces por este tema con Velasco y que "mantienen diferencias insalvables en la materia".

Con el progresivo distanciamiento de Velasco, quien se ha encargado de suministrar datos y realizar minutas para el candidato es el director de Presupuestos, Alberto Arenas (PS).

Dos invitados

La estrategia de Frei va en sentido opuesto, en muchos aspectos, al esquema económico mantenido por los dos últimos gobiernos. Y aunque en su postura hay bastante de cálculo político, existe -aseguran sus estrategas- convencimiento de que por ahí viene la mano, "sobre todo luego de la debacle económica".

En el comando reconocen, eso sí, que la visión programática del ex jefe de Estado tiene como objetivo diferenciarse de Sebastián Piñera, y hacerle "collera" a ME-O en los votos de la Concertación.

En cualquier caso, es un hecho que el núcleo duro del programa freísta tiene mucho de Landerretche, y sus pilares fundamentales son tres: mejorar la educación pública, cambiar la estructura económica y generar un nuevo Código del Trabajo. Estas dos últimas propuestas son las que mayor escozor causan entre los empresarios y en los pisos superiores de Teatinos 120, la sede de Hacienda.

Detrás de la reforma laboral y del modelo de desarrollo productivo hay dos nombres. Dos outsiders, en cierto sentido: el economista DC Ricardo Ffrench-Davis y el ex ministro del Trabajo Osvaldo Andrade (PS).

Fue el propio Eduardo Frei quien llamó al abogado socialista. Le pidió, a mediados de julio, que lo acompañara a recorrer varias comunas de la VIII Región, "Tuvieron muy buen feeling. A Frei le gustó la frontalidad de Andrade", recuerda un estratega del freísmo. Luego vendría la visita a la CUT, donde junto a Frei y Andrade estuvo Landerretche. "Óscar armó completa esa visita. Él sabe que la única forma de llegar al sindicalismo es con el ex ministro", señala un cercano al economista.

No es difícil suponer que la llegada de Andrade no es del agrado de Velasco, quien sostuvo diferencias públicas con el ex ministro en la primera parte de este gobierno.

El caso del economista cepaliano es diferente, pero no por eso menos gravitante. Ffrench-Davis fue profesor de Landerretche y, pese a no estar de acuerdo en todo lo que plantea, "lo respeta mucho y sigue algunos de sus planteamientos con exactitud", afirma un colaborador del jefe programático de Frei.

El modelo de desarrollo productivo es una idea histórica de Ffrench-Davis y su semejanza con la "nueva" estructura económica que plantea el programa concertacionista no es fruto del azar. En simple, se trata de otorgar incentivos y subsidios a las medianas y pequeñas empresas para agregar valor a su producción y hacer más sofisticada la oferta exportadora.

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