Por Claudia Farfán M. Septiembre 12, 2009

© Juan Pablo Sierra

Camilo Feres reconoce dos inspiraciones: El Padrino y The West Wing, la serie de TV sobre los vericuetos del poder en la Casa Blanca. Tiene los DVDs en su casa de La Reina. Las sigue porque le gusta la estrategia y algunos guiños de ambas se pueden ver en el actuar de su candidato, Marco Enríquez-Ominami.

Mañana del viernes 4 de septiembre. 7.30 a.m. Feres- 32 años, casado, periodista- toma café y lee los diarios post-encuesta CEP. Como muchas otras veces en los últimos seis meses de campaña, el asesor se encierra para sugerirle a ME-O qué comunicar. Toma su BlackBerry y le envía un correo. ¿Recomendación del día? Que se oponga a la invitación del equipo programático de su principal rival, Eduardo Frei, que sugería en la prensa recoger las propuestas del diputado en su propia plataforma.

Para Feres, la movida del equipo de Frei constituye un golpe a la legitimidad de ME-O de llegar a La Moneda. Poco rato después, Enríquez-Ominami desecha ante las cámaras la invitación con la diplomacia que le recomendó su asesor desde La Reina.

Mochila al hombro

Feres anda con  su mochila al hombro. Es  todoterreno. Va de los puerta a puerta a las reuniones políticas. Se mueve a sus anchas en la casa de los Enríquez-Ominami-Doggenweiler. En el entorno de ME-O coinciden en que es un hombre muy cercano a él, con quien más habla a diario y, también, uno de sus asesores más influyentes.

No tiene la visibilidad del jefe político del comando, Max Marambio, sin embargo, en la práctica y pese al bajo perfil que cultiva, ha concentrado un poder similar al que posee el empresario. Hoy, es la sombra de ME-O y cada uno de los movimientos del candidato está registrado en su agenda. Filtra entrevistas, busca adherentes y negocia acuerdos políticos. Siempre con discreción.

Todo esto gracias a la habilidad para posicionar la imagen pública del parlamentario como la joven promesa de la política chilena. Tuvo a su favor la intuición mediática del propio diputado. Pero en el comando reconocen que Marco no hubiese logrado el impacto que tuvo de no mediar la visión estratégica que sumó este joven moreno y de baja estatura, a quien describen como una persona de trato amable, imperturbable e inflexible. 

¿Almas Gemelas?

Marco Enríquez conoció a su actual socio en octubre del 2008. Los presentó el periodista Patricio Mery, quien era el encargado de prensa del entonces diputado  socialista  y trabajaba al mismo tiempo en la consultora comunicacional "Entre líneas", la empresa de asesoría estratégica de la cual Feres es socio.

Esa tarde el parlamentario prestó atención al diagnóstico que tenía su nuevo interlocutor sobre la situación política. Fue la primera conexión: se trataba de una visión crítica, muy similar a la que sostenía ME-O.

Pese a que se definían como de izquierda, ninguno de los dos tenía especial afecto por las colectividades de ese espectro político. Marco militaba en el PS, pero sentía un fuerte desapego hacia el partido. Algo similar ocurría con Feres, quien fuera de acercarse en forma fugaz  a las JJ.CC.. -a la edad de 12 años-, consideraba "ajeno" el discurso de la izquierda. Su mayor participación la tuvo como dirigente en la Universidad Andrés Bello, sin embargo, en 1997, debió retirarse por diferencias con las autoridades de esa casa de estudios.

Algunos en su entorno aseguran que su desafección y pragmatismo lo llevaron a votar por Sebastián Piñera en la elección pasada. Él lo niega de manera enfática. En esas ocasiones saca a relucir el peso de su ADN familiar, pues es hijo del abogado Francisco Feres -actual gerente general del diario La Nación- y sobrino de una militante muy conocida en las filas del PS: María Ester Feres.

Fuera de la política, antes de vincularse a ME-O, Feres se dedicó a su empresa. Asesoró a LAN y a Codelco, entre otras empresas. Además, realizó una consultoría en conjunto con Cristina Bitar en un tema relacionado con la reforma previsional. Él dice que dejó de lado las asesorías apenas se unió a la campaña.

Todoterreno

Viernes 4, 15:30 horas. Suena el BlackBerry de Camilo Feres por enésima vez en media hora. En esta oportunidad el asesor decide contestar el llamado telefónico, porque al otro lado de la línea se encuentra ME-O.

La conversación es breve y en todo momento su consejero se esmera por tener una respuesta rápida y adecuada, de manera de no quitar más tiempo al candidato, quien es conocido por el mal humor que le produce la ineficiencia de sus subalternos.

Es la cara más seria de un asesor que llama la atención por su versatilidad. Porque en un momento determinado puede estar a cargo de algo tan sencillo como fijar la hora de una reunión con un parlamentario y, en otro, a cargo de definir la manera de enfrentar la candidatura de Eduardo Frei.

Feres, el guardián de la doctrina

Feres ha sido partidario de mantener la estrategia de choque contra el ex mandatario, diseño que ha seguido en pie porque ha arrojado buenos resultados. Y en cada momento se esfuerza por  no torcer el rumbo, sobre todo cuando atisba el riesgo de contaminarse con lo que el propio ME-O critica: las componendas y transacciones políticas. Es el guardián de la doctrina.

Pero es también su capacidad para adelantarse a posibles escenarios lo que le ha granjeado su posición privilegiada en el comando.

Lo hizo cuando definió junto al equipo político las distintas etapas que debía superar ME-O para repuntar en las encuestas. Una fase crucial fue potenciar su imagen como un candidato viable. Fue la época en que el desafío era lograr que el legislador apareciera lo más posible en los medios de comunicación. En ese período primó una de sus premisas básicas: "Un día sin salir en TV es un día perdido". Entonces, no había una hora en la agenda del diputado que estuviera libre de algún requerimiento de prensa. 

Feres ha sido partidario de mantener la estrategia de choque contra Frei, diseño que ha seguido en pie porque ha arrojado buenos resultados. Y en cada momento se esmera en no torcer el rumbo, sobre todo cuando atisba el riesgo de contaminarse con lo que el propio ME-O critica: las componendas y transacciones políticas.

Audaz en su estilo, Feres ha sido partidario de revertir de raíz los escenarios desfavorables para su candidato. Sucedió cuando gestionó una entrevista en portada con Karen Doggenweiler en un diario de circulación nacional, para desacreditar las acusaciones de machismo de Luisa Durán en contra de Marco Enríquez. O tras la encuesta CEP de junio, cuando el parlamentario marcó 13% de las preferencias, él puso en marcha otra operación para reforzar la idea de que la opción de ME-O iba en serio. Con el propósito de igualar su estatus al de los otros candidatos, acordó una exclusiva con un canal de TV para difundir con gran cobertura la noticia de que, a partir de ese instante, ME-O volaría en helicóptero a lo largo del país a fin de cumplir con sus giras.

No a Frei

Camilo Feres  ha dicho en privado que el parlamentario ya está posicionado en la ciudadanía como una opción válida para llegar a La Moneda. Sin embargo, según ha señalado, debe potenciar una imagen de estadista que mira al futuro.

En este tema también se ha visto la incidencia de su asesor, lo que se traduce en un factor de estrés. Dentro del equipo de ME-O, tal como en todas las candidaturas, la cercanía al postulante se convierte en un estado de tensión permanente. Sobre todo cuando el postulante se empina en los 17 puntos y no en los 3 ó 4. Por ello, en el comando más de algún miembro recela del poder de Feres. Creen que su estilo compartimentado y omnisciente agudiza la dispersión que hay en el equipo. En particular, en el programático, donde existen divergencias importantes que no se han resuelto.

Feres, esgrimen en el comando, ha sido partidario de mantener en stand by los planteamientos disonantes hasta que decanten solos. En ese sentido, añaden, ha hecho bien su trabajo, pues las discrepancias casi no han salido a la luz pública.  Ha sido tal su dedicación con este tema, que se ha preocupado de hablar con el economista Paul Fontaine para que no vuelva a verter opiniones que despierten el enojo de los sectores más de izquierda en  la candidatura.

Su lema personal ha sido siempre mantener reserva. De hecho, pocos saben allí que este influyente asesor comunicacional se ubica en el frente más duro de la campaña. En aquel que no está dispuesto, por ningún motivo, a entregar su adhesión a Eduardo Frei en la segunda vuelta presidencial. 

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