Por Jonás Preller Roldán // Director Febrero 2, 2018

En 2012 el gobierno chileno resolvió exigir visa a todos los dominicanos que quisieran ingresar al país. Una cuestionable política pública que apuntaba a frenar una incipiente ola migratoria hacia Chile.

La finalidad, como explicó en su momento Extranjería, era impedir la inmigración irregular y trata de personas que se estaba dando. El acuerdo, aseguran, fue aprobado por ambos países. Pero los resultados no fueron los esperados.

La exigencia de una visa —como está ampliamente documentado a nivel internacional— provocó que, justamente, aumentara la entrada de personas y la irregularidad en el ingreso de dominicanos a Chile. La solución se transformó en un problema. El mercado de personas floreció en el país.

Hoy la realidad que nos muestra el norte de Chile es otra: mujeres, niños y jóvenes de República Dominicana pagan su ingreso a través de pasos no autorizados.

Lo hacen por el medio del desierto, cruzando el mar sin comida ni agua, con la esperanza puesta en alcanzar un poblado. Lo hacen por campos minados, con nefastas consecuencias.

El fotógrafo Cristóbal Olivares documentó esto y recogió historias de este dramático viaje.

Esta semana en Qué Pasa se las compartimos.

jonas.preller@quepasa.cl
@jonaspreller

 

Relacionados