Por Paula Namur // Editora general Enero 5, 2018

En Estados Unidos es tradición que cuando los presidentes dejan el cargo —generalmente luego de dos períodos consecutivos—, comienzan la difusión de su legado a través de una biblioteca presidencial, que conserva los documentos de cada mandatario. Se trata de fundaciones con edificios y museos, construidos en general en sus estados de origen. También una editorial se dedica a escribir sus memorias y pasan a ocupar cargos en organismos internacionales, o se transforman en speakers y, más recientemente, en líderes en redes sociales.

Varias de estas ideas rondan por la mente de la presidenta Bachelet. Entre las muchas alternativas que le han ofrecido está la academia, organizaciones sin fines de lucro internacionales y organismos multilaterales. Pero por lo pronto estaría descartado reflotar una fundación que se encargue de mostrar lo que hizo durante su gobierno. El legado se defendería de otra forma. Probablemente en el Congreso. Aunque todavía no se sabe cuáles serán sus pasos una vez fuera del cargo, son varias las leyes o proyectos que —para bien o para mal— dejó instalados. E incluso hay una agenda legislativa andando, que incluye proyectos como una nueva Constitución.

La aprobación de la presidenta antes de salir bordea el 40%. Y aunque algunos esperan que suba un poco, no llegará al 84% con que dejó su primer mandato. Pero está convencida de que su labor fue lo que el país necesitaba y luego de estos 64 días que quedan de gobierno, buscará defender su legado.

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