Por Jonás Preller Roldán , Director Diciembre 15, 2017

Así como en el fútbol hay minutos clave que definen el rumbo de un partido (el palo de Pinilla en Brasil 2014 o la mano de Ronald Fuentes en Francia 1998), en la política hay momentos capaces de marcar el resultado de una elección.

Sin ninguna medición científica, para ciertos analistas y medios de EE.UU., Trump ganó la elección gracias a su desempeño frente a Hillary Clinton en los debates televisivos. El entonces candidato republicano logró transmitir a los votantes su agenda, conseguir una valiosa exposición mediática y, por sobre todo, demostrar sus radicales diferencias con la candidata demócrata.

Hay momentos que marcan un debate. Guillier negando la recesión de 2009 es uno de esos. Piñera asegurando que comulgaba con ambos Kast fue otro. Guillier tratando de explicar la condonación del CAE fue, a lo menos, incómodo.

El último debate está lejos de ser una instancia decisiva para estas elecciones, pero sí sirvió por primera vez para conocer a los candidatos y su desempeño en las diferentes áreas. No será decisivo, pero sí dio cuenta de la flexibilidad ante ciertas convicciones hasta hace un tiempo intransables, como la gratuidad, el aborto o el funcionamiento del Estado y sus instituciones.

Esa flexibilidad, preparación, consecuencia política y la sintonía con sus coaliciones es lo que se medirá este domingo.

 

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