Por Jonás Preller Roldán Noviembre 24, 2017

No hay nadie que no se haya sorprendido con los resultados del domingo pasado. Los vaticinios previos a las elecciones parecían claros respecto de que Sebastián Piñera se impondría holgadamente, e incluso los más optimistas no descartaban que el ex presidente superara el 50%.

Los resultados, ya todos sabemos, fueron otros. Pero no por eso podemos dejar de revisarlos y tratar, en parte, de entender lo que viene.

A todas luces, el principal error vino por el lado de la estimación de votantes del Frente Amplio, resultado que sorprendió a sus propios adherentes. El 20% alcanzado por Beatriz Sánchez y el éxito parlamentario que anotaron fue la noticia de los días que siguieron.

Pero pasadas las celebraciones, este conglomerado delinea su futuro: ¿Una oposición a cualquier gobierno? ¿Entregar su apoyo a Guillier? ¿Condicionar su rol en una futura administración de centroizquierda? Nada está aún definido.

Mientras, los partidos tradicionales tratan de asimilar el golpe y buscar respuestas, las mismas que los han tentado a ceder líneas programáticas con tal de conquistar los votos que necesitan.

El coqueteo del comando de Piñera con Manuel José Ossandón da cuenta de esto. La apuesta de Guillier por incorporar al Frente Amplio a su comando, incluso en desmedro del PC, responde a lo mismo.

Los días que vienen no sólo veremos caras nuevas junto a los candidatos, sino que la tensión permanente de cuánto ceder con tal de sumar votos. Y es ahí donde se concentran los principales riesgos y temores.

Jonás Preller Roldán
Director

jonas.preller@quepasa.cl
@jonaspreller

 

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