Por Jonás Preller Roldán // Director Septiembre 22, 2017

Atribuir la evasión en el Transantiago a una protesta contra el sistema de transportes y su funcionamiento nunca fue una respuesta válida.

Asegurar que la quema de un local de La Polar cuando estalló el escándalo de las repactaciones unilaterales responde a los abusos empresariales era, a lo menos, un argumento facilista.

Aprovechar errores informáticos para comprar productos con precios evidentemente errados va más allá de la picardía del chileno. Reflejaría un comportamiento que muchos atribuyen a nuestra esencia.

Son, quizás, ejemplos que dan cuenta de nuestra condición natural, del gen egoísta que trató de explicar Dawkins hace 40 años. Elementos que, con más vergüenza que orgullo, definen nuestra identidad: ganadora, competitiva y muchas veces deshonesta.

Que creemos una institución como el Sename, ideada para proteger a los niños, y que se mueran dentro de los hogares de cuidado es también una muestra de esta deshonestidad: “Si yo creo una institución, tengo que ocuparme de que se den las condiciones para que funcione”, explica el Premio Nacional de Ciencias Humberto Maturana en una extensa entrevista en esta edición de QP.

Chile vive hoy una crisis de honestidad por las causas que sean. Y mientras no lo asumamos, poco podremos avanzar.

jonas.preller@quepasa.cl
@jonaspreller

Relacionados