Por Álvaro Bisama // Escritor // Fotos: GettyImages Septiembre 8, 2017

A falta de un tarot electoral, bien están las encuestas. El viernes se entregaron los resultados de la del CEP; también circulan Adimark y Cadem, también salieron los resultados del censo. Todos tratan de leerlas como oráculos que le toman el pulso al presente y predicen el futuro, como si Roberto Méndez fuese el Jodorowsky de la política local. Chile (o algo parecido) está ahí, pero es difícil verlo. Nada nuevo: después de las municipales, después del triunfo de Sharp, René de la Vega y Alessandri, nadie puede adivinar nada. Es imposible no imaginar otras encuestas, otros estudios encargados y leídos de manera secreta; análisis de cifras y datos sacados de respuestas que no le interesan a nadie, una ficción posible de respuestas y análisis invisibles.

Inspirado en la sombra olvidada de Arturo Frei Bolívar (figura tutelar de cualquier estadística trucha) pienso en el mundo de las encuestas falsas que quizás pueden ser válidas. En ese mundo, un 71% de los chilenos creen que el ministro Valdés fue poseído por una entidad maléfica que pena en La Moneda. Un 32% de los varones de la comuna de Santiago creen que Nicolás Eyzaguirre es un dibujo animado. El 83% afirmó que no sabían que Andrés Velasco era una persona real, ni que vivía en Chile. Ese mismo porcentaje, además, dijo preferir las cintas de Marco Enríquez-Ominami por sobre las de Pablo Larraín y la saga Transformers. Un 18% dice que el obispo Ezatti y el vocero de la Congregación Marista son reptilianos, y un 9%, que son una reencarnación de personajes de Cachureos. Un 22% dice que es mejor votar por Twitter que en una urna. Un abrumador 99% dice estar de acuerdo en que los actores de televisión vuelvan a apoyar a los candidatos de la Nueva Mayoría y que las teleseries de TVN se echaron a perder cuando sus rostros dejaron de salir en las campañas políticas. Un 88% dice que mirar una fotografía del rostro de Alejandro Guillier les ayuda a quedarse dormidos. Un 32% considera que el BancoEstado debió haberle hecho un préstamo a Guillier para su campaña. Un 84% dice que ese préstamo debería haber sido en alimentos no perecibles, y un 10%, que el dinero debió ser gastado en un Gran Asado Nacional. Un 25% cree que Luis Jara debería presentarse todos los años en el Festival de Viña. Un 35% dice que Jorge Pizarro debería ser contratado por el área deportiva de TVN para comentar partidos de rugby. Un 45% dice que Don Francisco es el rey de Chile. Un 35% dice no distinguir entre Giorgio Jackson y el Pollo Fuentes, ni al poeta Manuel Silva Acevedo del diputado Pepe Auth. Un 37% considera que Luis Dimas debería ser criogenizado para que despierte mil años en el futuro y les cuente a los simios que dominan la Tierra qué significa ser un artista en Chile. Un 63%, por su lado, considera que la mitad del Congreso está integrado por seres alienígenas y que Sebastián Piñera subiría en su aprobación si dejase de aparecer en pantalla. Un 66% afirma que Luis Santibáñez debería ser el DT de la selección chilena. Un 75% dice no tener idea de quién es José Antonio Kast ni saber a quién representa. Un ínfimo 4% dice confiar en que Carolina Goic restaure en centro político. Un 32% cree haber visto a Sergio Jadue haciendo un rol menor en la tercera temporada de Twin Peaks. Un 89% sostiene que Evópoli es el nombre de la nueva atracción de Fantasilandia. Un 95% afirma que prefiere la religión Jedi a la Católica y que los sacerdotes culpables de abusos sexuales deberían ser juzgados y encarcelados. Un 97% consideró que la salida de los ministros de Hacienda y Economía fue parte de un reality transmitido por Mega. Además, un 35% tiene la esperanza de que Gary Medel sería un muy buen ministro de Economía. Otro 54% sostiene, en una muestra realizada en el barrio de Bellavista, que Felipe Camiroaga se ha desempeñado como un gran ministro de Relaciones exteriores a pesar de que está muerto. Un 78% de los consultados consideran que las asesorías parlamentarias deberían ser una carrera universitaria. Un 8% dice que Marcela Aranda, la chofer del Bus de la Libertad, debería ser el rostro de la campaña de esa nueva carrera.

"Por más que las encuestas insistan en explicarnos la realidad, la mejor forma de entenderla es leerlas como un oráculo ciego”.

Un 90% no sabe cuántas regiones tiene Chile. Un 32% considera que si los perros y gatos votaran lo harían por la derecha. Un 75% dice que en la Antártica viven Hitler, Miguel Serrano y Alsino, el personaje de Pedro Prado. Un 43% dice no sentirse chileno. Un 35%, que no sabe qué significa la palabra “Chile”. Un 55%, que Chile es una invención de Pablo Neruda, un cuento de José Donoso, una película de diez horas de Raúl Ruiz, unas manchas en un cuadro de Roberto Matta y un paisaje sacado de un poema inédito de Gabriela Mistral.

¿Demasiadas licencias literarias? Los datos con los que trabajan las encuestas son peores y más irreales aún. Es una comedia extraña, sin demasiado sentido, al modo de esos poemas de Nicanor Parra —que cumplió 103 años— donde se esconde un abismo o una tempestad entre un verso y otro. Esta semana, Guillier ha tenido que salir a explicar por qué dineros de su asignación parlamentaria fueron pagados a asesores que simplemente hicieron un copy-paste trucho y el gobierno disfrazó casi como anécdota la renuncia de su equipo económico, mientras manoseó la palabra “crecimiento” hasta despojarla de cualquier significado. Eso, sin sumar la esquizofrenia nacional de dar por desahuciada a la selección de fútbol luego del partido contra Bolivia en La Paz. El alma del chileno es retorcida. El aire está cargado por la previa de la celebración del 18 y los ánimos crispados antes de que comience la batalla electoral. Por más que las encuestas insistan en explicarnos la realidad, la mejor forma de entenderla es leerlas como un oráculo ciego, como una apuesta a un caballo sin nombre, como una mera ficción.

Relacionados