Por Jonás Preller Roldán Mayo 5, 2017

El gobierno ha preferido tomar distancia.

Salvo llamados a mantener el respeto y las buenas relaciones, el conflicto y la crisis dentro de la Nueva Mayoría son vistos con lejanía desde La Moneda.

Hoy el gobierno pareciera estar disfrutando del incipiente quiebre en las encuestas, con una insólita recuperación en la valoración de la gestión de la presidenta Bachelet.

¿Hacerse cargo de los problemas de la coalición que la llevó a su segundo mandato? Por el momento nada. Ninguna reflexión (pública) o un mea culpa que busque hacer frente al quiebre de la centroizquierda.

Culpar a esta administración del cisma en la Nueva Mayoría no es antojadizo. Según Cadem, en marzo de 2014 la aprobación de la presidenta llegaba a un 52%, su rechazo a un 22%, mientras que la simpatía hacia la Nueva Mayoría alcanzaba un 31%. Hoy la aprobación de la presidenta llega a 25%, el rechazo a 64%, y la aprobación a la Nueva Mayoría sólo a 16%.

Estas mediciones a simple vista muestran una correlación difícil de eludir. No hay duda de que las críticas al gobierno han permeado a la Nueva Mayoría, que hoy despliega todos sus esfuerzos para no perder relevancia frente a nuevos actores políticos. Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado dar los resultados esperados, ni han encontrado un correlato en el oficialismo.

Jonás Preller Roldán
Director

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