Por Jonás Preller Roldán Febrero 17, 2017

La imagen para la opinión pública fue amenazante.

Este lunes un reo huyó desde el Juzgado de Garantía de San Bernardo tras acuchillar a un gendarme y encañonar a un juez.  El hecho está siendo investigado y, hasta ahora, la teoría más aceptada es la que habla de deficiencias en las medidas de seguridad por falta de gendarmes.

Cada tanto, Chile tiene un amargo trago de realidad al enfrentarse a la situación penitenciaria.

Poca atención le pusimos a un reciente informe del Poder Judicial que hablaba de condiciones de hacinamiento (para reos y gendarmes), problemas de alimentación, servicios básicos inexistentes, ausencia total de luz natural y ventilación en algunas cárceles de la capital.

“Condiciones mínimas compatibles con la dignidad humana” se lee en el informe de  la Corte de Apelaciones de Santiago, documento que sólo cobró relevancia tras la violenta fuga de San Bernardo.

Pero para los gendarmes y reos que conviven con esta realidad el sentido de urgencia está puesto en otro lado.  Historias que hablan de golpizas, precariedad, violencia y miedo.

Demandas de las que nadie en este país pareciera querer hacerse cargo.

Jonás Preller Roldán
Director
jonas.preller@quepasa.cl

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