Por Jorge Errázuriz. Empresario y miembro del Partido Ciudadanos Enero 27, 2017

Mis tierras están en el Valle del Huique en Colchagua (Sexta región), no en el sector secano, que es el que está incendiándose. Estoy cerca del río y tendría de dónde sacar agua si llegara el fuego.

No estoy en la ruta y el incendio se proyecta de sur a norte. Va por la costa, no por la cordillera. Tendría que venir un viento del mar hacia adentro y eso no suele ocurrir en Chile.

Esta semana volé en helicóptero sobre la zona. Había una capa espesa y café de unos 200 metros. No era nube, sino sólo humo y cenizas. Un paisaje desolador. Kilómetros de flora y fauna chilena completamente destruidos. Un verdadero apocalipsis.

Frente a este dolor y antes de cualquier otra inoperancia, el gobierno debe dejar de tomar la crítica ante su falta de eficiencia, como un ataque.

El Estado no está preparado para abordar este tipo de catástrofes. Nadie ha sido capaz de armar una estructura que enfrente una emergencia de esta magnitud, como el terremoto y el tsunami del 2010.

Es importante impulsar no sólo un trabajo colaborativo entre el Ejército, Carabineros, las empresas estatales y el mismo gobierno, sino que también una alianza público-privada, con organizaciones medioambientales, ONG enfocadas en desastres, como lo es el Desafío Levantemos Chile. Que haya un ataque rápido y profundo a la emergencia y que luego se continúe con la misma fuerza la reconstrucción.

Lo único que hemos visto es la declaración de zona de catástrofe y llegó tarde. Equivalente a llamar a los bomberos cuando ya se quemó la mitad de la casa: apenas entran, se termina de quemar la otra mitad. No saben qué hacer, la Conaf, la Onemi, el Ministerio de Agricultura y del Interior, están desconcertados y cada entidad se manda sola.

El Estado no está preparado para responder ni tiene mecanismos rápidos de reacción. Es una burocracia. Tiene que ir a donde no sé quién y ser aprobado por no sé qué.

Pasaron los días y, cuando era evidente el escándalo público, ahí decretaron la catástrofe. Así, de poco sirve.
Cuando se fueron a buscar al ministro del Interior el 13 de enero —apenas comenzó el fuego—, la respuesta fue “está de vacaciones”. Removerán escombros. Lo que deberían hacer es preocuparse de la gente que quedó sin casas, de ayudarlos a sobreponerse, de brindarles apoyo psicológico.

No voy a comparar y decir que otro gobierno lo hubiese hecho mejor. Aquí el problema es que el Estado no está, ni durante gobiernos anteriores ni en éste. Chile es un país de catástrofes, donde este tipo de cosas ocurren constantemente y tiene que existir un protocolo. Y aquí viene otra discusión política: se vuelve necesario llamar a los militares con tiempo, no a última hora, y si hoy no se hace es porque recordamos el año 1973. Pero por mientras, se está quemando todo.

Yo aprendí de unas sesiones con bomberos que cualquier crisis, sea un incendio o hasta una crisis de imagen, debe ser apagada en un comienzo, si no crece y se transforma en algo incontrolable, como lo que hoy estamos viviendo.

Los agricultores, por ejemplo, todos los años sufren con las heladas. ¿Y qué hace un agricultor ante una potencial pérdida de su cosecha? ¿Espera que se le hiele todo para llamar a los helicópteros y se le solucionen? No. Contratan un helicóptero que se estacione y se anticipan, aunque no llegue a volar ni una hora. Lo contratan y el tipo está ahí. Si a las tres de la mañana baja la temperatura, ya saben que seguirá bajando, que se va a venir la helada y se les va a quemar la cosecha. Entonces sale el helicóptero, vuela por encima y despeja la helada con agua.

Esto es lo mismo que tener helicópteros estacionados en distintos puntos estratégicos en caso de incendio. ¿Habría que hacer una gran inversión? No, los helicópteros en el hemisferio norte estarían disponibles en esa fecha (verano) para quedarse estacionados en Chile.

Las críticas en el gobierno se ven como un aprovechamiento político y no lo son. Los gobiernos están para gobernar y solucionar los problemas y rápido. Eso es lo que queremos ver, no a los chilenos perdiendo sus casas y sus vidas. No sólo escuchar declaraciones de la presidenta.
Yo no tengo ninguna teoría sobre autores de los incendios. Siempre el gobierno quiere acusar a alguien, o la izquierda a alguna empresa.

Más allá de las causas, es época de incendios en Chile. Las temperaturas son altísimas, con un fosforito cunde. Pueden ser múltiples, pueden ser intencionales o involuntarios. Ahora el gobierno ha lanzado una vocería que señala que esto es lo mismo que ocurre en países como Australia o en California. Y seguirán tratando de sacarse la responsabilidad por otros lados.

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