Por Carolina Mascareño O. Diciembre 30, 2016

El miércoles 7, una mujer chilena tomó la palabra en medio de la sesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CDIH) realizada en Panamá. Ataviada con la vestimenta tradicional de su pueblo, la dirigente Ana María Llao Llao (54) habló sobre la situación de los mapuches en nuestro país, de los enfrentamientos con carabineros en La Araucanía, de la detención de Celestino Córdova y Francisca Linconao, y de la situción que viven las comunidades. En apenas cuatro minutos, también detalló cómo las empresas forestales e hidroeléctricas están impactando tierras ancestrales. En la cultura mapuche de antaño, la mujer tenía un rol clave, al encargarse de las tareas comerciales y, como machi —rol desempeñado en un 80% por mujeres—, representar el vínculo entre lo sobrenatural y el mundo real.

Cuando la llaman “mapuche feminista” se ríe y responde: “Siempre estoy opinando y planteando que hay que derribar el machismo, el patriarcado que no permite crecer a las mujeres, en especial a las de mi pueblo”.

Desde esa perspectiva, Llao se ha convertido en una suerte de machi moderna, una vocera que conecta a la sociedad huinca con la de su comunidad de Wallmapu.

Uno de los objetivos que se ha impuesto es que los mapuches puedan dialogar con los huincas.
Cuando su familia de Purén, resalta “con orgullo” el papel de las mujeres como su madre, que sacó adelante sola a su familia, ella dice que fue quien la impulsó a defender las tradiciones de su pueblo y le inculcó la importancia de estudiar. Por eso, apenas terminó 6° básico, Llao se trasladó a Angol para terminar la enseñanza media, y luego a Temuco, para estudiar la carrera de Planificadora Social, en la U. de Los Lagos. Más tarde, obtendría un diplomado en Cambio Climático en Ecuador.

Cuando la llaman “mapuche feminista” se ríe y responde: “Siempre estoy opinando y planteando que hay que derribar el machismo, el patriarcado que no permite crecer a las mujeres, en especial a las de mi pueblo”.

En su juventud, Llao militó en el Partido Comunista, sin embargo, hoy critica a toda la clase política por igual, precisando que han perdido su cable a tierra. En cambio, dice que los mapuches escuchan a los dirigentes que actúan con consecuencia, que no los verán a futuro dando la mano a los políticos tradicionales. “Yo soy militante de la causa mapuche y su newen (fuerza)”, dice.

En La Araucanía es reconocida por su compromiso con los problemas del día a día que enfrenta su pueblo. Muchos acuden a ella cuando necesitan ayuda, como ocurrió con los familiares de Brandon Hernández, un joven que fue herido tras un control policial. Como dirigente de la Conadi, pudo conocer y compartir con dirigentes sociales como Nelson Mandela, la premio Nobel Rigoberta Menchú, y el presidente de Bolivia, Evo Morales.

Su nombre ha sonado como candidata para un cargo político, pero Llao señala que, además de la falta de recursos, hay dificultades de inclusión en el sistema político. “Para llegar a ciertos espacios, las mujeres —y no sólo las mapuches— tenemos que luchar contra el machismo que impera”. Y cita el episodio de la muñeca inflable. “Hombres como ellos creen que no somos capaces de dirigir y gobernar.

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