Por Juan Andrés Quezada Diciembre 16, 2016

Hace algunos meses, tres de los cuatro “coroneles” de la UDI —Jovino Novoa, Pablo Longueira y Juan Antonio Coloma— sintieron por primera vez que el diputado Jaime Bellolio (36) podía arrebatarles el control del partido que fundaron al alero de Jaime Guzmán el 24 de septiembre de 1983. Una de las promesas de campaña del joven parlamentario fue una contraloría interna en la UDI y límite a la reelección de autoridades, además de desmarcar a la colectividad del régimen militar.

Durante el reciente periodo de transición en la UDI liderado por Hernán Larraín, el senador se preocupó de mantener los equilibrios internos y no ir en contra los principios fundadores del partido. El cuarto coronel —Andrés Chadwick— respaldaba a Bellolio, pero prefirió evitarse problemas en la UDI y se abstuvo de manifestar su apoyo al diputado. Su excusa fue que, al ser la persona más cercana hoy a Sebastián Piñera, su respaldo se podría malinterpretar.

Hubo algunos intentos por bajar a Bellolio —tal como hace cuatro años, cuando terminaron con la candidatura presidencial de Laurence Golborne—, pero todos fallidos. Se acercaba la elección y Jacqueline van Rysselberghe fue la candidata escogida por Coloma y los coroneles.
El diputado Felipe Ward bajó su candidatura en favor de Bellolio y comenzó a sumar importantes apoyos, entre ellos, Iván Moreira, GonzaloCordero, Francisco de la Maza y la mayoría de los diputados.

Los coroneles tuvieron que redoblar los esfuerzos y recurrir a algunas viejas prácticas de la UDI.
Bellolio comenzó a recibir llamados de militantes de la UDI de todo Chile que le decían prácticamente lo mismo: habían sido advertidos que, de no apoyar a Van Rysselberghe se quedarían sin puestos en un eventual próximo gobierno de Sebastián Piñera.

Como se necesitaban jóvenes se habló con el asesor de Morerira (el senador fue un firme partidario de Bellolio), Pablo Terrazas, para que no se despegara de la senadora.
Manfredo Mayol y Gonzalo Cornejo, dos viejos colaboradores comunicacionales de Novoa y Longueira, respectivamente, se sumaron a la campaña de la ex alcaldesa penquista. Y comenzó la operación comunicacional.

Como Longueira —involucrado en el caso SQM— no quiso figurar públicamente, se le pidió a su esposa, Cecilia Brinkmann, que realizara campaña las últimas semanas con Van Rysselberghe.
Paralelamente, Coloma redobló su campaña en favor de la senadora en su región —la Séptima—, donde Jacqueline arrasó y marcó la diferencia en las elecciones realizadas el domingo pasado. Cercanos a Bellolio señalan que el diputado por San Bernado intentó en las últimas semanas reunirse con dirigentes de la Región del Maule, pero no pudo. Todas las reuniones fueron canceladas a última hora.
Novoa, en tanto, tomó el teléfono para llamar personalmente a dirigentes regionales advirtiéndoles la trascendencia de esta elección.

Lo cierto es que la UDI y la clase política en general valoraron la primera elección del partido un militante-un voto, además de ocupar el sufragio electrónico. La senadora se impuso con un 62,4% ante Bellolio y presidirá el partido por los próximos dos años. No obstante, en el gremialismo reconocen que ahora las divisiones quedaron en evidencia.

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