Por Jonás Preller Roldán Diciembre 30, 2016

En 2009, con una fuerza inusitada, surge en Italia un movimiento social llamado 5 Estrellas, liderado por el actor y comediante Beppe Grillo.
Cuatro años más tarde, en las elecciones generales de febrero, el Movimiento 5 Estrellas se transforma en el principal ganador, logrando un 25% de los escaños de diputados y senadores.

Para todos los medios, el triunfador de esta elección fue Grillo que obligó a los demás partidos italianos a llegar a un acuerdo para poder formar gobierno.
Grillo, que se autodefinía como un independiente-social-ecologista, es hasta hoy un dolor de cabeza para las coaliciones tradicionales que, cada tanto, se ven forzados a negociar con su movimiento.

Según explicaron en su minuto los medios italianos, el auge de Beppe Grillo sólo se entendió por una falta de liderazgo del establishment, por su baja conexión con el electorado y por la intrascendencia —de cara a los votantes— que habían consolidado los partidos políticos.

Hoy en Chile, a un año de las presidenciales, 27 precandidatos se autodenominan la opción para 2017.
27 figuras que aseguran representar los intereses sociales e imprimir un nuevo liderazgo al país. 27 aspirantes —la gran mayoría sin un programa político— que afirman ser capaces de gobernar.
Lo de Chile hoy es sólo reflejo de una caída de las barreras de entrada: menos requisitos, partidos con poca representación, decreciente autoridad administrativa y un escaso deseo de las coaliciones de trascender.
Una elección abierta, con candidatos para todos los gustos.

Jonás Preller Roldán
Director
jonas.preller@quepasa.cl

Relacionados