Por Paula Namur, editora jefe de Pulso Septiembre 30, 2016

“Me concentré demasiado en la sustancia y no lo suficiente en la apariencia. Debería haber recordado que una imagen vale más que mil palabras”. Dos años después del primer debate televisado en la historia, Richard Nixon plasmaba en sus memorias, en 1962, un mea culpa sobre su participación en el debate entre él y el entonces senador demócrata John F. Kennedy, el primer cara a cara televisado en la historia.

Pasado el primer debate, las encuestas dieron como clara ganadora a Clinton... Pero esto no logró verse reflejado en un aumento de las probabilidades de ser elegida como la próxima presidenta de Estados Unidos.

El entonces vicepresidente republicano se había preparado en los argumentos, pero los nervios le jugaron una mala pasada. Mientras Kennedy lucía relajado y cómodo, Nixon transpiraba bajo las luces de los estudios de televisión de CBS en Chicago. Hace exactos 56 años, los estadounidenses presenciaban a un John F. Kennedy preparado y empático con las cámaras, con un traje oscuro que contrastaba con la escenografía y lo hacía resaltar, mientras, por el contrario, Nixon lucía nervioso y su traje se mimetizaba con el fondo. Así, mientras algunos de los que oyeron el debate por la radio pensaron que Nixon se había alzado como el triunfador, quienes lo vieron por televisión tenían más que claro que Kennedy era el ganador.

Algo similar es lo que debió enfrentar la candidata demócrata, Hillary Clinton, en el cara a cara del lunes con el republicano Donald Trump en Nueva York: el desafío de verse “presidenciable”.
La acusación la había lanzado el magnate inmobiliario a comienzos de septiembre: “No creo que tenga el look presidencial. Y se necesita un look presidencial. Hay que lograr que el trabajo se haga”, aseguró Trump, dejando claro que el reto para la candidata demócrata era echar por tierra esta afirmación.
Clinton logró verse relajada, responder adecuadamente y poner contra las cuerdas a un candidato republicano que mostró su inexperiencia política al reaccionar con nerviosismo a los ataques de la ex secretaria de Estado y ex primera dama.

Pasado el primer debate, las encuestas dieron como clara ganadora a Clinton... Pero esto no logró verse reflejado en un aumento de las probabilidades de ser elegida como la próxima presidenta de Estados Unidos. De acuerdo con los cálculos del estadístico Nate Silver -quien en 2009 fue elegido entre los 100 personajes más influyentes por la revista Time luego de acertar con precisión el resultado de las elecciones de 2008 en 49 de los 50 estados-, las probabilidades de Hillary Clinton sólo cambiaron levemente a 55,7% (versus 54,8% del día anterior).

¿Qué pasó con la importancia de verse “presidencial” en el debate? Aunque muchos piensan que el primer encuentro televisivo es un punto de inflexión, distintos estudios muestran que estos rara vez han cambiado la tendencia de una carrera a la Casa Blanca. Según los analistas políticos, hay dos errores con esa creencia: faltando casi un mes para las elecciones, el timing de este encuentro hace que la gente ya tenga tomada su decisión a estas alturas, y por otra parte, la gente buscará mantenerse del lado por el cual tradicionalmente ha simpatizado más que hacer una evaluación muy objetiva. Y eso se hace evidente al comparar las encuestas antes y después de cada encuentro, tal como ocurrió con este primer enfrentamiento entre Trump y Clinton.

Pero muchos concordaremos en que esta no ha sido precisamente una campaña común y corriente, y la cantidad de indecisos en esta oportunidad puede hacer que se dé vuelta la tortilla de manera inesperada: un sondeo de The Wall Street Journal con NBC News reveló antes del debate que 34% de los votantes registrados pensaba que los tres cara a cara presidenciales serían extremadamente o bastante importantes en ayudarlos a decidir por quién votar.

Lógicamente esta campaña es diferente. Con un candidato populista que ha buscado mantenerse más del lado de los ataques personales que mostrar sus fortalezas, no sorprendería que termine definiéndose por quien luzca más presidencial. Pero eso se sabrá recién durante la noche del 8 de noviembre.

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