Por Manuel Maira, periodista Septiembre 30, 2016

En las recientes nominaciones a los Grammy Latinos 2016, hay una escena incendiaria. En ella aparece una imagen del asesinado ex senador y fundador de la Unión Demócrata Independiente, Jaime Guzmán, quemándose lentamente al ritmo del pegajoso pop electrónico de una canción llamada “Siempre es viernes en mi corazón”. Además de componerla, Álex Anwandter protagoniza y dirige su video, que la semana pasada fue nominado en los Grammy Latinos en la categoría Mejor Video Musical Versión Corta.

El clip le dio una de sus dos postulaciones al premio más importante de la industria musical, que también lo tendrá compitiendo en el apartado Mejor Artista Nuevo. Para el Grammy, Anwandter es novedad, pero en Chile tiene un recorrido de 10 años con cinco discos publicados que lo han llevado a ocupar un lugar destacado entre los artistas surgidos en la era de internet.

A mediados de la década pasada, partió su camino con Teleradio Donoso, que para muchos era la próxima banda de rock chilena capaz de seducir a las masas. Lo era también para Carlos Fonseca, el mánager que hizo despegar a Los Prisioneros y que apostó por manejar la ascendente carrera del grupo. Fonseca creía que Teleradio Donoso llegaría al Festival de Viña y obtendría un impacto regional, pero Anwandter tenía otras prioridades y terminó con el proyecto tras dos discos y varias canciones en la radio.

La decisión dejó viudos y conclusiones que hablaban de un error estratégico. Terminar con un grupo de gran potencial y creciente popularidad era un pecado en la lógica de la industria, pero, en el mundo independiente de Anwandter, moverse desde el corazón es un denominador común. Tenía la urgencia de hacer algo distinto y empezó una carrera solista cargada al pop hecho con máquinas. En sus shows agregó baile y, lo más importante, definió un mensaje.

El machismo, la homofobia, la crisis de la clase política y la crisis de la Iglesia fueron algunos temas que fue incorporando en su música, marcando diferencias con la gran mayoría de sus compañeros de generación. En ese camino escribió “Tatuaje” (2011), la primera canción romántica cantada por un hombre a otro hombre, y produjo Nunca vas a estar solo, película inspirada en el caso Zamudio que llega a salas locales en noviembre en su debut como director de cine.

La consecuencia de Anwandter lo ha llevado a rechazar propuestas publicitarias que consideró lejanas a su foco. Su grupo de fans ha crecido en número, pero sobre todo en fidelidad. Un público desprejuiciado que acepta feliz la invitación a reflexionar sobre la sociedad mientras se baila, como una nueva forma de sacar la voz.

El clímax de su jugada fue el lanzamiento de Amiga (2016), su tercer disco post Teleradio Donoso, que lo llevó a actuar por primera vez solo en el Teatro Caupolicán. No es fácil para un artista chileno llegar al recinto de San Diego, con capacidad para cerca de cinco mil personas, y esa noche de fines de julio se había llenado para transformarse en una reflexiva pista de baile. Al ritmo del pop electrónico, Anwandter cuestionaba asuntos como el acoso callejero, la violencia de género y la discriminación, mientras se graduaba como el artista político más original de la escena.

Esta semana, desconocidos arrancaron la cabeza de un busto de Jaime Guzmán en la comuna de Los Ángeles. Las imágenes que mostraron los medios, parecían una parte extra del video de Anwandter distinguido por el Grammy Latino, con los violentistas actuando para la cámara y su pegajosa canción de protesta sonando de fondo.

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