Por Vasco Moulian* Julio 16, 2010

Es una adicción, un vicio.

Es como cuando alguien fuma un cigarro tras otro o como el que no puede dejar de comer.

Ver cada movimiento en el maravilloso people meter produce una adrenalina única. Una ruleta rusa constante, en la que todos quienes han estado metidos en el mundillo de la tele saben lo que se siente. Cuando se está arriba es el placer absoluto, el poder ciego y la sensación de que se es invencible. Situación que se puede ir al piso, en segundos, por una mala decisión. Podemos estar en la gloria con la rutina de un humorista y pasar al infierno con el comentario de moda.

Y, en medio de toda esta enorme montaña, los números suben y bajan, no descansan. Y ahí uno está tratando de sacar el barco a flote o hundiéndose con él.

Así nació la flexibilidad, muy de moda por estos días. Pero mi pasión por este sistema de medición fue más allá de mi trabajo en la televisión: me sigue hasta hoy. No hay nada más hermoso que ver cómo los chilenos eligen un programa en vez de otro. Es un acto de democracia en línea, una votación popular a cada instante.

Y ahí estamos nosotros, victimarios y víctimas de la tiranía popular al mismo momento. "Eso es lo que quiere la gente" es la frase que usan tanto políticos como directores de televisión cada vez que sus mensajes son cuestionados.

Esto es un juego, una apuesta constante. El día que supe que el estelar mundialero de Canal 13 se llamaba Tonka Tanka me aventuré a decir en un programa de televisión por cable que ya habían partido mal. Después de ver los primeros minutos al aire no era tan extraño apostar que la temporada completa con suerte llegaría a los dos dígitos.

Y ahí está lo mejor del rating en línea, esa oportunidad de poder reaccionar ante la decisión de la audiencia. Ahí es donde se ve el talento de quienes están a cargo de estas empresas. Esa sensibilidad que hace grandes a unos y manda al olvido a otros.

Y ahí los números siguen moviéndose sin compasión y sin ponerse a llorar. La televisión no da tiempo de lamentarse, y cuando un programa fracasa no hay que tener miedo a sacarlo inmediatamente del aire. Algo que se atrevieron a hacer en TVN con La barra del Mundial. Porque a mí no me vienen con el argumento de que lo sacaron de pantalla por su pésimo contenido editorial: si hubiesen tenido 25 puntos de promedio a la semana, lo más seguro es que lo alargaban hasta diciembre. Así funciona el mundo del rating online, que no nos vengan con cuentos.

Y ahora que veo todo de lejos, después de haber vivido una época muy intensa en Canal 13, tener acceso al rating online no es más que una constatación de mi pasión por la televisión, por lo que entrega al público y por las razones que motivan al espectador a disfrutar de fenómenos que llegan a la pantalla cada tiempo. Y, por eso, ahora me paso ciertos momentos del día compartiendo el rating en Twitter a mis amigos. Es un Moulianmeter, como alguien me dijo hace un tiempo.

Y no deja de ser grato darse cuenta de cómo la gente se interesa por esta suerte de estadística del minuto a minuto. Todos, con sus juicios e interpretaciones. Si hasta tengo un concurso, con premio y todo, para quien se acerque más a los promedios de la jornada en disputa. Es como mi propio Teletrak, pero sin fines de lucro. Sólo por pasión, por mojar la camiseta, como un buen partido de barrio. Y muchos se preguntan cómo consigo el rating online... aún me quedan amigos en los canales, aunque muy pocos lo quieran creer. Vivir intensamente lo que a uno lo apasiona no es más que un enorme gesto de amor.

*Ex director de programación de TVUC.

Relacionados