Por Junio 11, 2010

Una vez más, en menos de 20 minutos, los usuarios del iPhone quedaron con un aparato obsoleto. Muchos de los que llegaron al Moscone Center y de los millones que siguieron cada detalle de la Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC) de Apple, este lunes 7, sabían que sería así. Hace casi un mes atrás Brian Lam sostenía un prototipo del nuevo iPhone 4 y, semanas después, un blog vietnamita hacía lo mismo. Una historia que, para el hombre que se paró una hora y media a contarles a los más de 3.000 asistentes que había algo más que lo que habían visto de nuevo, es una teleserie. Tiene robo, reducción de especies, extorsión e "incluso sexo" de por medio, como aseguró en una entrevista en el evento D8, una semana antes de la presentación.

En pocas líneas, tengo que concederle la pieza a Jobs. Es un teléfono inteligente que sale a competir en buena ley por todos lados con las grandes ligas, léase el Motorola Droid y el HTC EVO 4G -ambos equipos no los veremos en Chile por estar desarrollados para redes CDMA2000, las mismas que abandonó Chilesat PCS a principios de la década del 2000-. Es delgado (9.3 mm de grosor); su pantalla de 3,5 pulgadas aloja cuatro veces más pixeles que lo normal, entregando una resolución de 360 pixeles por pulgada; posee el mismo procesador que el iPad (Apple A4 a 1 GHz); su óptica está mejorada para tomar mejores fotografías y videoconferencias; y el iOS 4, su sistema operativo, por fin hace raya para la suma con la adición de capacidades multitarea, entre otras características.

Pero más allá de eso, lo de este lunes habla también del futuro. ¿Cómo serán el iPad y los iPod Touch que vienen?

Definitivamente serán dispositivos que tendrán que venir con una cámara frontal o trasera -Steve Jobs, durante la presentación, habló de "millones de equipos" que incluirán Facetime, el sistema de videollamada vía red Wi-Fi que incorpora el iPhone 4-, pantallas con el sistema de Retina Display y, junto a eso, un aumento en las velocidades y en la memoria del procesador "traje sastre" A4 de Apple, para asegurar un rendimiento óptimo del iOS 4 sin perder batería.

Pero, tras el lanzamiento, todavía me queda una sensación amarga: tener que pagar para sincronizar mis datos con los sistemas en la nube de Apple -MobileMe cuesta USD 100 al año- no encaja dentro del cuadro. Google y Microsoft entendieron esto y lo han demostrado con la perfecta unión de internet y redes sociales en los equipos que corren Android y el KIN, respectivamente. De hecho, con un teléfono para adolescentes, el equipo de Windows Mobile demostró hace un par de meses lo bien parados que están para competir en este aspecto.

Jobs quizá necesita revisar esa presentación de 2001 (cuando Apple aún era una empresa de computadores y no de entretenimiento digital) en que declaraba que el Mac sería el nodo central de un estilo de vida hiperconectado. Esa era ya llegó y, sin quererlo, el ejército ya está instalado y dormido. Veremos si es que en algún momento en Cupertino llaman a las huestes y declaran de una vez por todas que el único computador al que hay que conectar todos los "iDevices" sea uno de cientos de servidores en un datacenter perdido en alguna parte del mundo. Ése será realmente el día en que, con propiedad, Apple reinvente la computación, como alguna vez prometió hacerlo.

*Director de Experiencia Digital, Aldea Santiago.

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