Por Alberto Etchegaray* Mayo 7, 2010

El inmortal James Stewart se hizo famoso como actor representando tipos íntegros. El drama financiero griego que azota por estos días a los mercados recuerda con fuerza una de sus películas: la navideña ¡Qué bello es vivir! En la cinta, Stewart es un  banquero pueblerino que toma la drástica decisión del suicidio. El motivo: por culpa de terceros, su banco se ve imposibilitado de responder a sus depositantes y Stewart -el ciudadano más íntegro del pueblo- considera que la única manera de responder a sus clientes es lanzarse al río para que el seguro de vida cubra esos requerimientos. En el último momento, un viejo ángel le hace recuperar el sentido de su vida. Y lo salva.

Pero hay alguien que no quería que Stewart se salvara. Laurence Kotlikoff, economista de la Universidad de Boston,  publicó hace algunos meses el libro Jimmie Stewart está muerto. El título es una irónica manera de llamar la atención acerca de una de las propuestas más polémicas para evitar futuras crisis. En su opinión, el riesgo financiero está asociado al tipo de incentivos comerciales que tienen los bancos. Por eso cree que la solución pasa por impedirles en el futuro tomar depósitos o conceder préstamos. Propone que se les regule como simples intermediarios entre los tomadores/captadores y unos fondos de alta seguridad que contarán con aval público. Su justificación es que no se puede apostar y arriesgar el dinero de otras personas porque la historia demuestra que, en algún momento, los bancos siempre terminan tomando más riesgo del debido, perdiendo el dinero de sus clientes. Y entonces el Estado, ante la posibilidad de un efecto en cadena, se ve obligado a cubrir esos errores.

La idea de Kotlikoff no es la única. Casi a diario nos enteramos de nuevas iniciativas que buscan acotar el riesgo en los mercados financieros. El gobierno de Ángela Merkel propuso hace unos días complementar el salvataje europeo a Grecia con una exigente regulación que limite la especulación financiera. El mítico Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del planeta, es también hoy el principal lobbista ante el Congreso norteamericano para que el nuevo proyecto de regulación financiera, que promueve Obama, limite que los bancos puedan transar los sofisticados derivados financieros.

El denominador común de éstas y otras propuestas es mejorar la información financiera sistémica, regulando mejor los riesgos globales. Seguro que el buen Jimmie estaría de acuerdo y no buscarían matarlo.

* Abogado. Ex superintendente de Valores y Seguros.

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