Por Miguel Mora Abril 30, 2010

Tommasso Debenedetti, joven free lance italiano, especialista en asuntos literarios y culturales, se ha convertido en una celebridad entre los escritores. Philip Roth, Gore Vidal, Toni Morrison, Günter Grass, José Saramago, John Grisham, Herta Müller... todos hablan de él.

En el último tiempo, todos esos autores han sido supuestamente entrevistados por Debenedetti. Algunos ni siquiera lo saben. Pero él ha publicado en diversos medios italianos largas conversaciones con ellos: preguntas, contrapreguntas, respuestas brillantes, piezas no exentas de estilo, color, descripción de vestuario, garra... El pequeño detalle es que casi todas esas entrevistas eran falsas. Inventadas. Fantasía pura.

Lo curioso es que Debenedetti llevaba publicando sus falsos encuentros al menos desde 2006, y nadie se dio cuenta hasta marzo pasado. Gracias a Philip Roth. Y a Barack Obama. Una periodista de La Repubblica, Paola Zanuttini, entrevistó el 26 de febrero a Roth por su novela La humillación. La conversación estaba acabando, cuando la periodista le preguntó a Roth: "¿Está insatisfecho con Barack Obama? En una entrevista al italiano Libero dice que lo encuentra 'antipático, además de ineficaz y deslumbrado por los mecanismos del poder'". La respuesta de Roth fue fulminante: "¡Nunca he dicho cosa semejante! Es grotesco. Escandaloso. Es lo contrario a lo que pienso. Obama es fantástico. Nunca he hablado con Libero. Desmienta todo".

La noticia se difundió como la pólvora por los blogs italianos. Maurizio Belpietro, director del tabloide conservador Libero, reconoció su error y mandó borrar la entrevista de la web. La suerte fue que, salvo los blogueros más combativos, nadie le dio demasiada importancia en Italia, donde no es infrecuente que algunos medios publiquen noticias inventadas o falsas. Pero esta vez la noticia traspasó fronteras. Roth se encargó de ello. Tenía curiosidad por saber quién era ese entrevistador fantasma que le hizo renegar tres veces de Obama. Cuando leyó la entrevista entera, supo que no sólo era falsa esa respuesta, sino toda la entrevista. Luego, Roth se metió en internet y descubrió que también John Grisham había sido (falsamente) entrevistado por Debenedetti y que también incluía una perla contra Obama: "La gente está enfadada con él porque no ha hecho lo que prometió".

Hoy, una red de ilustres autores damnificados tiembla cuando recibe las llamadas de Judith Thurman, periodista del New Yorker, quien ha encontrado una veintena de entrevistas firmadas por Debenedetti desde 2006. Luego ha puesto a prueba la memoria de los autores. Toni Morrison niega haber hablado con el free lance. E. L. Doctorow asegura que es imposible que el lenguaje y la imaginería que le atribuyó Debenedetti sean suyos. Günter Grass, José Saramago, V.S. Naipaul y J.M. Coetzee no pueden recordar al italiano. Nadine Gordimer no reconoce sus palabras en ese texto. Un agente de Herta Müller asegura que su clienta raras veces da entrevistas...

Grisham, tras leer su entrevista nunca concedida, ha admitido que "no era una mala pieza de ficción". "La única explicación que encuentro", ironiza Roth, "es que este misterioso free lance tuviera en mente un plan para vender artículos atribuyendo a escritores famosos un sentimiento anti-Obama. No sé qué hará ahora. Creo que su carrera ha acabado".

Debenedetti ha negado haber inventado algo y ha añadido que tiene pruebas y cintas que certificarán su inocencia "en el debido momento". Se ha manifestado incluso dispuesto a demandar a Roth. Su historia personal sugiere un homenaje a Freud: pertenece a una familia judía romana de muy noble tradición literaria, es nieto de una gloria nacional del siglo XX, Giacomo Debenedetti -escritor, ensayista y gran crítico literario- e hijo de Antonio Debenedetti, prestigioso crítico de Il Corriere della Sera.

Probablemente su familia estará viviendo con pesar esta mancha en su apellido. Pero un tipo como Debenedetti debería ser tratado con ternura. El free lance sólo ha obtenido perjuicios de su compulsiva y megalómana mitomanía literaria. Il Piccolo le pagaba 20 euros la entrevista, Libero ni siquiera eso… La vida del colaborador de prensa es dura. Pero hay que admitir que escribir 25 entrevistas con genios y premios Nobel no lo hace cualquiera. Sobre todo si uno tiene que escribir las preguntas y las respuestas.

* Diario El País de España.

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