Por Abril 23, 2010

Éste es el panorama: jueves 18 de marzo en la noche, en un bar alemán especialista en cervezas en Palo Alto, California, donde los amigos se disponen a celebrar el cumpleaños de Gray Powell (27), ingeniero de software de la banda base del iPhone, ese componente que permite que un teléfono inteligente haga las llamadas. Y sí, Powell lo estaba pasando muy bien: "Había subestimado lo buena que es la cerveza alemana", tipeó desde la aplicación de Facebook del -supuesto- iPhone 3GS que traía en el bolsillo. Eso fue lo último que alcanzó a actualizar de su perfil desde el equipo que el cumpleañero dejó en la barra, y que la persona que lo encontró tirado al costado suyo comenzó a pesquisar entre los comensales del local, para ver si es que pertenecía a alguno de ellos, tal como lo manda la ley californiana en caso de encontrar un objeto perdido.

Pero no, nadie lo reclamó. El sujeto esperó pacientemente que Powell volviera por él al local, pero no lo hizo; así que quien lo encontró se lo llevó a la casa. Observó que tenía stickers con unos códigos extraños en la parte trasera y al costado de las teclas de volumen. Más allá de eso, todo bien: seis páginas de aplicaciones. Lo dejó ahí, y a la mañana siguiente -pensando en devolvérselo a su dueño- encontró el aparato muerto. La luz del día reveló que ese iPhone no era cualquier teléfono. Había una cámara frontal. Había una funda que quitar. Y bajo ella, un prototipo del nuevo iPhone 4G.

¿Cómo ocurrió esto, teniendo en cuenta que el secretismo en Apple es total y una organización paralela a la administración se encarga de llegar hasta las últimas consecuencias ante un leak?  Más aún, ¿cómo pasa algo así sabiendo que el equipo legal de la empresa logró bajar en 2007 al blog más reputado de rumores -Think Secret- por una suma indeterminada de dólares? ¿Y que Phil Schiller -vicepresidente de la compañía - da charlas sobre nuevos productos con información y precios totalmente falsos para detectar a los soplones apenas los cazabobos llegan a los medios? Simple: pura naturaleza humana. Me podría haber pasado a mí, a ti, a Jonathan Ive o al mismísimo Jobs.

El desarrollo de los hechos después de la apertura de esa carcasa es de teleserie. Las fotos fueron a dar a Engadget -rival de Gizmodo - recién el fin de semana pasado. Allí, después de compararla con una foto espía del iPad antes de su lanzamiento, John Gruber -del blog especializado en la manzana mordida, Daring Fireball- dio el sí a la de la unidad de prueba que aparecía en las imágenes, la que Applesfera comparaba a las de una foto que daba vueltas en un foro chino hace unos meses, que de cierta manera enlaza todo esto al suicidio desde un duodécimo piso de un empleado de Foxconn -la encargada china de la manufactura del iPhone- que perdió un prototipo en junio de 2009… Freak.

El departamento legal de Apple ya pidió formalmente el teléfono de vuelta. Powell probablemente perdió su trabajo, y las páginas de fans y grupos en Facebook ya lo colocaron en el trono del tipo que se anotó la filtración más publicitada de la historia de la informática. Y Gizmodo está puesto entre la espada y la pared por sus lectores: unos claman que se transformaron en el LUN de la tecnología y otros piden una disculpa al pobre ingeniero y aclaraciones de si esto fue o no una maniobra publicitaria, algo que niegan rotundamente.

Después de todo, ¿será éste el nuevo iPhone? Sinceramente, no lo sé. Lo que sí sé es que hasta junio próximo -en su conferencia anual de desarrolladores- va a haber plata que ahorrar, ansias que aguantar y mucho, mucho de nuevo que ver.

* Director de Experiencia Digital, AldeA Santiago.

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