Por Angelina García* Abril 16, 2010

Algo curioso en la historia de Barack Obama es que sus reconocimientos parecieran preceder a sus actos. Por lo mismo, unos días después del lanzamiento de "The Bridge: The Life and Rise of Barack Obama", Jon Stewart -conductor de The Daily Show- le preguntó a David Remnick por qué había escrito la biografía de un presidente que prácticamente no ha gobernado. Remnick dijo que lo que buscaba era entender a la persona.

Desde el inicio de su campaña presidencial, en palabras del propio Remnick, "quién era Obama, de dónde venía, cómo se entendió a sí mismo, y, finalmente, cómo logró proyectar su propio temperamento y personalidad como reflejo de las ambiciones y esperanzas americanas serían el centro de su retórica y atractivo. No era aún un gran hombre, pero era la promesa de grandeza".

En el libro, el editor de la revista New Yorker recoge cientos de entrevistas con amigos, profesores, colegas, rivales, mentores, familiares y con el propio Obama, además de documentación nunca antes publicada. Es un brillante trabajo periodístico que trata de definir cómo un hombre de padre negro ausente y madre blanca idealista, nacido en Hawái, que vivió en Indonesia, de nombre musulmán y escasa carrera política llegó a la presidencia de EE.UU., centrándose en un aspecto esencial: cómo se relacionó con sus raíces y el complejo desarrollo del conflicto racial en su país. Es una biografía que se entrelaza inevitablemente con el arduo y largo camino del movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos.

Obama es el producto de su propio conflicto interno, de su búsqueda de identidad, que dio origen a su obstinación por ser parte activa de la historia afroamericana y a la vez conciliar sus raíces blancas y negras. Optó por definirse afroamericano, pero logró integrar su multiculturalidad de manera inteligente, trascendiendo en esa aceptación personal los límites de la raza. El éxito en esa empresa íntima le trajo el éxito en la escena pública: negros o blancos, quienes lo apoyaron vieron en Obama un puente hacia la conciliación.

El título del libro hace referencia a las tres marchas por los derechos civiles realizadas en Alabama a mediados de los 60, desde Selma hacia Montgomery, para protestar pacíficamente frente al gobierno estatal. En la primera, liderada por John Lewis, intentaron cruzar el puente Edmund Pettus y fueron brutalmente atacados por la policía, en lo que se conoció como "bloody sunday".

44 años después de ese fatídico domingo 7 de marzo de 1965, fue elegido el presidente número 44 de los Estados Unidos de América, el primero afroamericano. La sugerencia de Remnick -en las palabras del propio Lewis, dichas el día antes de la ceremonia presidencial- es que "Obama es lo que hay después de ese puente en Selma".

Queda claro que no es el final del camino, pero es un tremendo paso adelante, no sólo para la comunidad afroamericana sino para la sociedad universal. Es el puente a un entendimiento mejor, una integración efectiva, a un cambio real.

* Periodista chilena radicada en Nueva York.

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