Por Patricio Jara, periodista y escritor Marzo 20, 2010

Clasificatorias para Alemania 2006. Chile juega contra Venezuela de visita. A Mauricio Pinilla le advierten que, si hace un gol, por favor no se quite la camiseta pues arriesga tarjeta amarilla y suspensión para el siguiente partido, contra Brasil. Entonces Pinilla, que entró en el segundo tiempo, que hace el gol en el minuto 84, el gol del triunfo, para celebrarlo no halla nada mejor, en vez de la camiseta, que sacarse el short y ponérselo en la cabeza como sombrero.

La prensa, perpleja con esta chiquillada, no sabe si destacar al héroe o escandalizarse por la extravagancia del goleador en calzoncillos. Ese día Mauricio Ricardo Pinilla Ferrara, de 20 años, delinea su gran sino: el gol y la paradoja; el talento y el disparate… hasta el día en que todo fue paradojas, disparates y nada de goles.

Alguna vez Pinilla fue considerado por los hinchas de la U como el tercer mesías tras Leonel Sánchez y Marcelo Salas. El mismo chico que debutó a los 18 años, que a los 19 fue transferido en casi tres millones de dólares al Inter de Milán, que bautizaron "Pinigol", volvió a la "U" en 2007 tras un discretísimo paso por Europa y, discotecas y amigotes mediante, se convirtió en "Pinigel", en "Pinirrón" y, salvo un par de goles rascas hechos de penal, su única estadística favorable, dicen, fue la cantidad de chiquillas de la farándula que se echó al saco.

Entonces Pinilla vivió el destierro y el descrédito. Pasó por una decena de clubes y jamás destacó. Pero convengamos, sí, que los pocos goles que hizo en su primera etapa en Europa fueron golazos, como el que marcó por el Sporting de Lisboa. ¿Cuántos en Chile le pegan de fuera del área como él? ¿Cuántos van al cabezazo con su altura? ¿Cuántos de ésos, finalmente, tiene Bielsa para Sudáfrica?

Quizás ni lo necesite, aunque muchos nos ilusionamos con que tal vez tendría una oportunidad. Pero no. Hasta ahora no hay espacio para el Ángel Caído, para alguien que tiene un talento tan grande como su mala fama y su culpa. Qué importa que Alexis Sánchez, en la primera división italiana, haya pasado casi un año sin hacer un gol y Pinilla, en la segunda, haga uno por partido hasta superar el récord de Gabriel Batistuta de anotar en 11 partidos seguidos.

La prensa jamás ha dudado de su calidad. "Lo que está por verse es su capacidad sicológica para mantenerse en la alta competencia", dicen los periodistas especializados. "Si él quiere, puede estar en el próximo Mundial. Su calidad futbolística es innegable".

Hay esperanzas. Si Zamorano jugó Francia 98 con 31 años cumplidos, Pinilla aún puede tener otra oportunidad. Recién tendrá 30 para Brasil 2014. Quizás ya no esté al máximo de sus capacidades, aunque tampoco será Peter Shilton.

"Pero no, no llega al 2014", vaticina otro experto. "Su gran problema ha sido la constancia... en Grosseto, su club, ha hecho más goles que en toda su carrera".

A Pinilla le quedan cuatro años para taparnos la boca y a nosotros, si lo consigue, muchos más para pedirle perdón.

* Periodista y escritor.

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