Por Andrés Azócar* Enero 30, 2010

Hace un par de días se estrenó el Apple iPad, el nuevo fetiche de Steve Jobs que antes de debutar tenía delirando a la fanaticada, especialmente a los medios que miraban con buenos ojos esta plataforma digital, más grande y atractiva que un e-reader. Ya antes de nacer, para algunos era el salvavidas de los medios.

A este escenario de desproporcionada excitación, se sumaba el anuncio del New York Times sobre cobrar por sus contenidos online desde el 2011. Hoy el NYT tiene 15 millones de visitas únicas mensuales, uno de cada 12 usuarios activos en EE.UU. entra al sitio y revisa -en promedio- 18 páginas por ingreso, lo que suma 262 millones de pageviews. Cifras envidiables para cualquier medio, pero que no han podido rentabilizar ese flujo. No lo suficiente.

Y, por supuesto, nuevamente la discusión volvió al tema central: ¿pueden los medios cobrar por sus contenidos online o simplemente es una ilusión? ¿Puede el iPad mejorar la ecuación? La discusión plantea un argumento racional y otro, por supuesto, ideológico…lo que no quiere decir que éste no sea más racional que el primero.

En teoría, los medios han ganado con internet más de lo que han perdido. Han multiplicado sus audiencias, existe un mayor número de plataformas para vender sus contenidos y la tecnología les permite lucir sus contenidos como nunca antes lo hicieron. Pero el negocio no prende, porque todas estas conquistas no han ido acompañadas de los ingresos publicitarios. Mientras el viejo negocio se desangra, el nuevo es tremendamente inmaduro.

La "racionalidad" indica que los contenidos no pueden seguir siendo gratuitos; la "ideología" dice que el negocio de los medios no está en los contenidos sino en la manera de satisfacer a la audiencia. Desde el 2005, los diarios en EE.UU. han perdido 7 millones de lectores, pero las noticias han ganado 35 millones de consumidores en la web. Esta audiencia en expansión -que hoy tiene casi todo gratis (apenas un 2% está suscrito a algún diario)- es diferente, no quiere un diario pegado a una plataforma digital. Probablemente ni siquiera quiere las mismas noticias. Y lo más seguro: quiere que una información de calidad se adapte a su manera de usar la tecnología. La música es el ejemplo más usado para describir un fenómeno que los medios deben seguir con atención. Por ejemplo, entender por qué Spotify mejoró la experiencia iTunes y hoy lo supera en ingresos.

El iPad -un iPhone con esteroides, como lo calificó Slate- no salvará a los medios ni al periodismo si los medios no mantienen las puertas abiertas a los cambios. Aunque se cree que hasta un 20% de los ingresos pueden venir de este vía, Apple no es una fundación ni Steve Jobs un filántropo. La capacidad de los medios para sumarse a este ecosistema de enlaces y comunidades no significa alejarse del negocio, sino todo lo contrario. Es más racional que ideológico.

* Director Periodismo UDP

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