Por Yolanda Monge* Noviembre 21, 2009

Sarah Palin tiene dos atributos que no suelen dejar indiferente: despierta curiosidad y crea polémica. Y, por si fuera poco, ha decidido soltarse la melena -literal, ya no luce esos timoratos moños- y rebelarse. En Going rogue: an american life (Rebelarse, una vida americana), la primera mujer que fue candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano -y quién sabe si futura candidata a vivir en la Casa Blanca en 2012- pone a cada quien en su sitio. Y si bien podría esperarse que en su ataque de rebeldía  arremetiese contra los demócratas, los liberales o la prensa, la ex gobernadora de Alaska lanza sobre todo sus dardos contra la campaña de John McCain.

El libro salió a la venta este martes y ya figura en las listas como el más vendido. Las memorias de Sarah Palin, calificadas por la editorial como "autobiografía política", describen al equipo de McCain como desorganizado, sin rumbo, derrotista, contradictorio en su estrategia con los medios y poco duro con el entonces candidato demócrata, Barack Obama.

Para la ex gobernadora y anterior alcaldesa de Wasilla -un pueblo de apenas 7.000 habitantes-, por ejemplo, el ex jefe de campaña de McCain, Steve Schmidt, era "un tipo frío, de rostro adusto" que trató de tapar los problemas que Palin sufrió en el camino hacia la Casa Blanca como si fueran una "depresión posparto". Palin, de 45 años, tuvo a su quinto hijo, que sufre de síndrome de Down, meses antes de iniciar el intento de asalto a la vicepresidencia de EE.UU. Schmidt ya le ha devuelto el golpe y dice que todo lo que cuenta Palin es "pura ficción". Irónicamente, Schmidt fue quien más peleó para que la ex gobernadora fuera en la lista presidencial junto a McCain, quien sorprendió en agosto de 2008 a propios y extraños cuando anunció su decisión de nombrar a una Sarah Palin con escasa experiencia política a su lado en la aventura hacia la Casa Blanca.

A lo largo de las 413 páginas del libro, Palin salda cuentas. Por ejemplo, con Katie Couric, la presentadora de CBS que le entrevistó y como resultado quedó una imagen de una Palin ignorante y frívola, que fue un obstáculo durante todo el proceso electoral. De Couric dice que fue "manipuladora" y "tendenciosa". Palin no supo qué contestar cuando la periodista le preguntó qué periódicos leía, entre otras cosas.

Junto a Todd, su marido, y sus cinco hijos, la ultraconservadora Palin trató de vender entonces, y ahora, la imagen de una familia normal y corriente con la que llegar al ciudadano medio (Joe Six Packs, en referencia al tipo sencillo que bebe cerveza) y ganar las elecciones.

Sólo hay un nombre que no aparece en Going rogue: el de Levi Johnston, joven con el que la hija adolescente de Palin tuvo un hijo fuera del matrimonio. Por cierto, Palin confiesa en el libro no saber que su hija Bristol mantenía relaciones sexuales y que fue toda una sorpresa saberlo a través del embarazo. Johnston se ha convertido en un paria para la familia Palin y está librando su propia venganza criticando a la política en entrevistas y apareciendo, próximamente, desnudo en la revista Playgirl.

*Corresponsal en Washington del diario El País de España

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