Por Pedro Pablo Peñaloza* Noviembre 21, 2009

Dijo Simón Bolívar en 1819: "Moral y luces son nuestras primeras necesidades". Hoy, 190 años después de aquellas palabras pronunciadas en Angostura, los venezolanos cambian la moral por un pozo de agua y siguen exigiendo luces, pero eléctricas.

La cosa no está para chistes. Como nunca antes en su historia, los venezolanos sufren a diario apagones y la ausencia del vital líquido. Sin embargo, el comandante se permite sonreír. "Tres minutos es más que suficiente para bañarse. Tres he contado yo y no quedo hediondo. Un minuto para mojarse, un minuto para jabón y champú y otro para quitárselo", describió en días pasados el presidente Hugo Chávez, tratando de usar su rutina de higiene personal para promover el ahorro de agua entre sus compatriotas.

Luego, en medio de la penumbra, lanzó otra brillante sugerencia al pueblo. "Si tú te levantas a las tres de la mañana para ir al baño, compadre, ¿por qué hay que prender ese poco de luces? Ponga la linterna ahí, en la mesa de noche", recomendó Chávez, quien ha regalado 395 millones de dólares a varios países de América Latina para que hagan frente a su déficit energético.

El jefe de Estado ha achacado buena parte de la culpa de estos males al fenómeno climatológico "El Niño", hijo del capitalismo salvaje que ha alejado las lluvias de estas tierras socialistas ricas en petróleo, gas y recursos hídricos. Sin embargo, las encuestas demuestran que la gente acusa a otro "niño", el enfant terrible de Miraflores, por sus penurias. Y es que esta crisis ha caído como un balde de agua fría sobre todos, chavistas y opositores.

O el túnel es muy largo o el bombillo se quemó, pero lo cierto es que no se observa ninguna luz al final de esta oscurana. El gobierno ha creado un ministerio para solucionar la situación, y los expertos han admitido que el problema del sistema eléctrico requiere de mucho dinero y tiempo. El inconveniente del suministro de agua también es, en términos huecamente burocráticos, una "cuestión de largo plazo".

Mientras los venezolanos se arman con pozos y velas para sobrevivir, Chávez ha ordenado a los militares prepararse para un eventual choque bélico con Colombia. El mensaje del primer mandatario ha inquietado a la comunidad internacional; no obstante, sus paisanos siguen más preocupados por comprar tanques de agua para evadir la sequía que por los tanques de guerra que se desplazarían a la frontera.

La oposición advierte que con esta maniobra, el dignatario busca desviar la atención y colocar el foco sobre un asunto que puede granjearle la solidaridad automática de las mayorías. Apelando al nacionalismo, denuncian, el líder bolivariano pretende evadir las críticas, ahora que aumenta el descontento popular tanto como la demanda de megavatios.

Chávez niega estos señalamientos y afirma que la amenaza es inminente. Venezuela correría peligro de ser agredida por Bogotá, la CIA y el imperialismo yanqui. Incluso, el comandante ha asegurado que los paramilitares colombianos han iniciado en la frontera una "guerra sucia". El problema es que, con esta falta de agua, no hay cómo lavarla.

*Periodista político del diario El Universal de Caracas

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