Por José Miguel Simián, desde NY* Noviembre 21, 2009

Cuando Lou Dobbs renunció a su programa de CNN el 11 de noviembre pasado, cerró también un capítulo mayor de la historia de la televisión estadounidense. El comentarista era el último de los presentadores originales de la red, mayor motor de la revolución del cable, fundada en 1980 por Ted Turner.

Por sobre todo, sin embargo -y aunque el presidente de CNN/USA, Jonathan Klein, asegure que la partida de Dobbs se debió a un giro de la opinión hacia las noticias duras que la emisora planeaba desde hacía meses-, resulta inevitable suponer que algo tuvo que ver en ese final la ruidosa campaña organizada por entidades latinas en contra del autodenominado "Señor Independiente".

Dobbs, quien había cimentado una respetada trayectoria -premios Peabody y Emmy- particularmente por su cobertura del mundo financiero, comenzó a generar una ola que se le vino encima a causa de bochornosos episodios. En varias ocasiones reportó erróneamente acerca de una explosión en los casos de lepra en Estados Unidos, que no dudó en atribuir a los inmigrantes; en otra, sostuvo equivocadamente que los inmigrantes sumaban un tercio de los reclusos en cárceles federales. Y luego siguió ahogándose en sus palabras cuando le prestó apoyo irrestricto a los Minutemen, la organización civil que, fusil en mano, ataja a los inmigrantes en la frontera; o cuando se negó a rechazar las teorías de los birthers, que sugieren que el presidente Obama no nació en Estados Unidos.

Pero los últimos dos años fueron los más graves: el país registró una seguidilla de ataques antilatinos, algunos con resultado de muerte. Líderes comunitarios dijeron que había llegado la hora de detener el odio, y Dobbs estaba ahí con su sonrisa, cada tarde a las siete en el televisor, la figura más campante de quienes criticaban a los hispanos.

La campaña comenzó a mediados de septiembre, y en menos de dos meses anunció haber reunido más de 100 mil firmas contra el comentarista. Pero el momento clave se produjo gracias a la propia CNN: a fines de octubre la red estrenó el ambicioso documental Latino in America, que en cuatro horas intentaba dar una idea del mosaico cultural formado por los 45 millones de hispanos que residen en Estados Unidos. Un video de la campaña acusó a CNN de doble estándar: o dejaban de hacer dinero con Dobbs y su discurso antiinmigrante, o dejaban de vender un discurso de diversidad y tolerancia a los latinos.

Y aunque Dobbs y CNN no lo digan y no haya forma de comprobarlo, la salida del comentarista supone uno de los mayores triunfos -aunque sea simbólico u organizacional - para los latinos en EE.UU. Cuando le pregunté al periodista Roberto Lovato, organizador de la campaña Basta Dobbs, qué le parecía que el presidente de CNN no les reconociera su victoria, respondió con una sonrisa: "Simplemente está haciendo su trabajo: quiere cuidar que los bárbaros no pasen de la reja". Y luego volvió a reír, sintiendo que ya está en el jardín.

* Periodista de NY1 Noticias

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