Por Cristóbal Ramírez* Noviembre 14, 2009

Las redes sociales han conseguido lo imposible. Como que personas de todas las edades exhiban en ellas sus pensamientos, sus aficiones y sus enfados. Su vida. El diario ya no se esconde en la mesita de noche, sino que está en internet, a la vista de todos. Y tenía que ocurrir: algunos de los usuarios están muriendo. La red social queda en un limbo. Por eso hay quien reivindica el derecho a preparar la muerte como quien prepara la vida. Desde internet. Es el fenómeno Deathbook, que a los anglosajones les está poniendo patas arriba el universo virtual.

Funciona así: se puede guardar un testamento auxiliar, cartas para la pareja y los compañeros de trabajo, videos con testimonios, archivos sonoros, links a páginas web,  o la contraseña del banco. El usuario elige una persona encargada de notificar la muerte al portal. Y, entonces, la maquinaria de reparto de mensajes se pone a funcionar. Incluso se puede programar el envío para ocasiones especiales. Aunque sean dos años después, y a una hora concreta. Por ejemplo: "Te deseo feliz cumpleaños, hijo. Ya eres mayor de edad. Cuídate".

A Jeremy Toeman, creador de www.legacylocker.com -uno de los tantos Deathbooks que existen-, la idea le vino subido en un avión. Se preguntó qué le pasaría a su vida online si el avión se estrellara. Y entonces ideó una página donde poder programar cómo dirigirse a sus contactos. En los portales Deathbook se pueden guardar mensajes como quien actualiza su estatus de la red social. Cosas que podrían ir desde un "Cariño, siempre que sea nuestro aniversario, ponte la falda negra que te regalé", hasta declaraciones como "He esperado hasta este momento para contarles un secreto: soy gay".

Si los muertos dejan insultos o declaraciones quemantes, no habría forma de saberlo. Los gestores de estos portales no tienen acceso a las cuentas de sus miembros. Dicen que las claves personales están encriptadas, de tal forma que nadie puede averiguarlas. Como las del banco. En Last Messages Club conceden que tienen 7.000 visitas en un día. En cambio, los directivos de www.greatgoodbye.com van al grano: 712 usuarios, 1.798 mensajes guardados, 4.613 fotos y 214 películas subidas. En esta última se cobra de US$ 10 a US$ 50, según se trate de custodiar fotos, videos, MP3, correos electrónicos. El servicio en www.assetlock.net cuesta US$ 9,95 por 20 megabytes de espacio y US$ 29,95 por un gigabyte. Para el resto, como www.vitallock.com y www.legacylockers.com, hay que abonar una cantidad entre US$ 20 y US$ 30 al año, mientras que en www.privatematters.com sólo se pide un pago único de US$ 69,99. Si el negocio prospera, marcará un precedente: las únicas redes sociales que lograron cobrarles a sus  clientes, serían las que trataron con muertos.

* Periodista de El País de España

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