Por Mayka Sánchez* Septiembre 19, 2009

Resulta paradójico que el miedo al dolor físico (algofobia) -que no es únicamente una experiencia sensorial, ya que también implica múltiples factores psíquicos y emocionales- sea el temor más acusado en el siglo XXI. En la segunda mitad del XX era el miedo a volar, por ejemplo. Antes, el de ser enterrado vivo. Y esta paradoja se explica porque nunca como hasta ahora ha habido en la medicina tanta sensibilidad para que el paciente no sufra por dolor. En los últimos 15 años han aparecido más medicamentos analgésicos que en todo el resto de la historia de la farmacología.

Según la Fundación Grünenthal, con gran experiencia y estrecha relación con la Sociedad Española para el Estudio del Dolor (SED), nueve millones de españoles sufren dolor y éste representa el principal motivo de consulta al médico. Entre el 40% y el 80% de las visitas está relacionadas con él. Los mismos datos revelan que el 54,9% de los españoles ha sufrido algún tipo de dolor en los dos últimos meses. Suelen sufrirlo más las mujeres (62,4%) que los hombres (46,3%) y se incrementa la prevalencia con la edad.La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo define como una experiencia sensorial o emocional desagradable, que molesta e impide realizar tareas diarias. Es una alerta del organismo de que algo no funciona bien. Siempre hay un componente subjetivo, que lo hace aun más complejo de valorar.

El dolor crónico, que sufren 50 millones de europeos, es el que más interfiere en la calidad de vida del paciente: produce sufrimiento, origina alteraciones emocionales y psíquicas que afectan a su conducta, genera miedo, incluso más que a la muerte, causa alteraciones en el sueño, llega a producir depresión (en el 29% de los casos), un gran absentismo laboral y puede ser causa de incapacidad laboral. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que puede dejar de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad en sí.

Expertos de unidades hospitalarias europeas demandan que los facultativos de atención primaria "reciban formación específica e incluyan la medición del dolor como quinto signo vital, junto a la toma de la presión arterial, la temperatura, la respiración y el pulso". A pesar de que hay subjetividad en la percepción del dolor, existen escalas para medirlo. Una es la Escala Visual Analógica (EVA), por la que el paciente puntúa de 1 a 10 su sensación.

* Periodista del diario El País.

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