Por Andrew Chernin Septiembre 12, 2009

La historia de Ori Sivan (34) partió en Israel. Pero apenas cumplió cinco años, se trasladó a Estados Unidos. Y ahí, mientras crecía en un país ajeno que aprendió a asumir como el propio, entendió una cosa: estaba seguro de que podía enverdecer al mundo desde el mercado. Por eso, estudió Ingeniería Civil y Medioambiental en la Universidad de Iowa y luego decidió sacar su magíster en la misma área en la Universidad de Northwestern. Por eso, escribió papers sobre cómo debería funcionar una economía verde e hizo consultorías para clientes como General Electric y la ciudad de Chicago. A pesar de que muchos lo miraran para abajo. A pesar de que simplemente lo llamaran un soñador.

La idea que lo cambió todo se le ocurrió en 2005, cuando vio que varios proyectos que licitaba el municipio de Chicago requerían de construcciones verdes que no dañaran al medioambiente y ocuparan energías limpias. Ori estudió ese negocio donde predominaban lugares como HomeDepot. Vio que nadie proveía materiales que no dañaran al ecosistema. Que nadie ofrecía todos esos productos en un mismo lugar. Así nació Greenmaker Supply Company, una especie de homecenter ecológico. Junto a su socio Joe Silver juntaron medio millón de dólares gracias a donaciones familiares y pidieron un crédito de un monto similar a un banco. Al año, ya habían recuperado la inversión. Y pronto, ya estaban obteniendo ganancias de más de un millón de billetes verdes anuales. Porque gracias a documentales como Una verdad incómoda, de Al Gore, y series como Greensburg narradas por Leo DiCaprio, los consumidores entendieron que ser verdes era importante. Que valía la pena preferir pinturas sin plomo y materiales de construcción que no fueran producidos con elementos tóxicos. La moda de lo verde tomó el mismo camino que alguna vez tomó la tecnología: pasó de ser un privilegio de pocos, a un concepto sexy que la gente cool no podía dejar de lado.

Con un modelo de negocios centrado en el retail, que hacía más de un 50% de sus ventas a empresas constructoras, Ori logró convertirse en el empresario verde más grande de su rubro. Y, por eso mismo, en 2008, la empresa neoyorquina Green Depot le compró parte de su negocio, dejándolo como director de desarrollo de mercado de una cadena que hoy tiene nueve tiendas a lo largo de EE.UU. Su emprendimiento llamó la atención en la Universidad Andrés Bello. Y, por eso, Ori Sivan visitó Chile por primera vez esta semana. ¿El motivo? Una charla acerca de arquitectura y diseño sustentable. Habrá que ver cuántos de los asistentes descubren que el verde no es sólo el color del dólar.

* Periodista de Qué Pasa

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