Por Francisco Ortega Septiembre 5, 2009

Cuando la revista Variety editorializó que la ComicCon de San Diego (el mayor evento "historietístico" del mundo) se había convertido en la cita más importante para la industria del cine y la TV, por encima de las semanas del Oscar o el Emmy, no fueron pocos los que se arrugaron. Ok, el cómic está de moda, las películas más taquilleras son adaptaciones de viñetas e incluso han alcanzado un respeto académico que jamás aventuraron Siegel y Shuster al crear Superman en 1938. Pero de ahí a subrayar que para un estudio tener cabida en una convención de freaks era más relevante que una nominación o una estatuilla había bastante distancia.

Variety, sin embargo, no se equivocó. Al menos no desde la mirada industrial. Sólo así se explica cómo fue que Disney pagara US$ 4 mil millones por Marvel. Y lo que es aún más relevante: que la noticia se convirtiera en la más repetida en blogs, web sociales, diarios, revistas, canales de noticias y cuanto medio de comunicación importante existe. Marvel-Disney fue el tag más buscado en Google esta semana y no sólo en sitios de incondicionales de las mallas de colores.

¿Tanto nos importan los cómics? Es probable que para quien se crió con SpiderMan y Los 4 Fantásticos de niñeros, sí y mucho. Pero escapando de la esfera del fan, lo clave del asunto es que Disney no adquirió una publicadora de cómics (en un mundo con crisis editorial hubiese sido un suicidio comercial), sino una familia de franquicias con las cuales desarrollar desde vasos plásticos hasta filmes de animación digital. Lo que la unión Pixar-Marvel puede lograr con estos héroes es, desde toda mirada, puro impacto y no sólo en la pantalla grande, sino en contenido para celulares y netbooks, el gran negocio de los próximos años. El nicho, los mil incondicionales en lugar de un millón de espectadores pasivos, es el nuevo foco de la industria. Y ésa es la ecuación hacia la cual enfoca el pacto entre el ratón y la araña.

Es verdad, el trato no es nuevo. Hace una década, Warner, la principal competidora de Disney, adquirió DC Comics, el eterno rival de Marvel, por una cifra similar. La diferencia es que mientras DC ha sido tratado como el familiar pobre de la casa de Bugs Bunny, el castillo de Mickey promete darle sus mejores suites a los recién invitados. Es que los científicos siempre tuvieron razón: los ratones son genéticamente no sólo más pillos, sino también más inteligentes que los conejos, incluso los de la suerte.

* Periodista y escritor

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