Por José Ignacio Stark Agosto 22, 2009

Cuando el 20 de enero Barack Obama asumió como el 44º presidente de los Estados Unidos, recuerdo haber estado almorzando junto a Juan Carlos Camus - @jccamus, un pionero de los medios digitales en Chile - en un restaurante "gringo", viendo la inauguración en vivo por CNN y deseando estar en Twitter para seguir el pulso de los miles que abarrotaban el Mall de Washington; al menos 40 mil personas usaban sus celulares para documentar, prácticamente al instante, un momento histórico. Pero para mí y Juan Carlos, lo realmente histórico vendría casi una hora después. No precisamente en la TV y menos en los medios digitales.  

Durante la campaña que desarrolló Macon Phillips (director de Medios Digitales de la administración Obama, y el responsable tras barackobama.com para Blue State Digital) para el nuevo presidente no fue dejado ningún detalle al azar en cuanto a integrar a las redes sociales y a abrir espacios de discusión para fomentar la transparencia y la participación de los usuarios. Pero la nueva administración fue capaz de dar un salto enorme en cuanto a poner al gobierno en internet al ritmo de los tiempos que corren: hoy, no es extraño ver transmisiones en línea (vía streaming de video y live blogging) de las conferencias de prensa en su propia aplicación de Facebook; disponer de los textos del blog oficial y del resto de whitehouse.gov liberados bajo una licencia Creative Commons, y lo que ha hecho la delicia de miles alrededor del mundo: la cuenta en Flickr de la Casa Blanca, donde podemos observar desde reuniones de trabajo, pasando por sus viajes de Estado, hasta retratos de la (nueva) vida cotidiana de la familia Obama. 

Inevitablemente ante tanta apertura, a la hora de mirar cómo andamos por casa, el panorama es decepcionante: es cosa de recordar la mal implementada "Estrategia Digital", los variados ataques de los que ha sido víctima el sitio web del gobierno - el 2001 por cuenta de las "ex legumbres asesinas mutantes de Marte", y el ataque de parte de un cracker peruano durante la cumbre iberoamericana de 2007 -, el engorroso proceso que cualquier persona debe completar para escribirle a la presidenta y el paupérrimo -pero inmensamente valorable- canal de YouTube de la Secretaría General de Gobierno, con Viera-Gallo de protagonista.

Al final, el gobierno - quizás por desconocimiento, quizás por conveniencia - dejó sin usar las más poderosas herramientas jamás creadas para poner en práctica la transparencia y la comunicación entre quienes están en el poder y los ciudadanos, un carro al que se han subido diputados, senadores, hombres (y mujeres) ancla de los noticieros y hasta el mismísimo "Negro" Piñera (@negropinerae). Quizá es mucho pedir un equivalente a Macon Phillips en La Moneda, pero a poco más de 27 semanas de que la administración Bachelet deje el poder, resulta paradójico que la posta la tengan ahora algunos de los creativos o ideólogos de los desordenados equipos digitales criollos de las candidaturas presidenciales. Si es así, que Google nos libre.

* Editor Estrategia Digital de El Mostrador.

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