Por Fernando Paulsen Agosto 15, 2009

"Hay que matarlo". "Que se muera el desgraciado".

Gente común y corriente fuera de sí. Indignada por el asesinato de Francisca Silva en Valparaíso. El criminal, un vecino. Violó a la niñita y la arrojó viva al mar. "Mátenlo, mátenlo", pedía la turba.

La rabia sobre un crimen brutal y alevoso es comprensible. En año electoral, algunos parlamentarios creyeron que la sintonía con las personas pasaba por intentar reponer la pena de muerte. Debiendo hacer las leyes con cierta distancia de la emotividad cruda, no pudieron sustraerse a los gritos y las imágenes de la televisión, que mostraban una y otra vez a la gente pidiendo matar al asesino confeso.

La pena de muerte fue efectivamente repuesta en la mente de miles de chilenos, aunque sólo fuera para imaginarse a Juan Saavedra sin vida, después de un merecido sufrimiento.

Porque ésa es la única función de la pena de muerte como sentencia: aliviar la rabia colectiva, dar una sensación de venganza a la sociedad. No sirve como herramienta de disuasión. Sólo como catarsis social. Un orgasmo punitivo, donde el clímax está en la venganza.

El problema es que para que alivie, la pena de muerte debe realizarse cuando el impacto del crimen todavía está vivo, cuando palpita en las sienes, con rabia y miedo.

Y un juicio de país civilizado toma tiempo, tiene apelaciones, revisiones de evidencias y testigos. La distancia entre el crimen y la sentencia se agranda. Y con ello se asientan las emociones, se abre paso la reflexión, se discuten mejor los procedimientos.

La pena de muerte como venganza pierde su fuerza después de un rato. Por lo que su uso puede incentivar a hacer que los tiempos se acorten, se revisen las cosas menos prolijamente, se actúe sobre caliente, sobre la rabia. Indiferentes al error.

En esa situación, la pena de muerte es un linchamiento legal, un orgasmo por castigo.

La sociedad con pena de muerte se da un placer de violador homicida, matándolo con satisfacción. Y nadie se siente culpable.

*Panelista de Tolerancia Cero y  conductor de Chilevisión Noticias

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